Protección internacional
Los migrantes asilados en Mora de Rubielos empiezan a trabajar en enero
La colaboración entre oenegés, administraciones y entidades empresariales ha permitido integrar en tiempo récord a los jóvenes recibidos con polémica

Los migrantes acogidos por Accem en Mora, entrenando con el club de balonmano de la localidad. | ACCEM / Accem

Los migrantes de acogida en Mora de Rubielos empezarán a trabajar a partir de enero. Un tiempo récord desde su llegada en el mes de septiembre en el que se tienen que valorar varios factores, entre ellos la colaboración activa de las entidades empresariales de la provincia de Teruel, la oenegé encargada de su acogida (Accem) y el ayuntamiento de la localidad. Al menos una quincena de empresas se han mostrado interesadas en contratar a estos jóvenes, sobre todo para ocupar puestos de difícil cobertura en el medio rural.
«La opinión y el comportamiento de la ciudadanía de Mora de Rubielos, desde un principio ha sido ejemplar, mostrando su carácter acogedor, no es posible obviar que en las semanas previas a la llegada de estas personas se generó cierto ruido por parte de grupos externos al vecindario de esta localidad turolense», destaca el responsable adjunto de Accem en Aragón, Carlos Vela. En aquellos días fueron los representantes de Vox en Aragón los que intentaron avivar el avispero.
Desde los primeros días de acogida, dado que muchos del centenar jóvenes procedentes de Mali que se instalaron en Mora ya tenían solicitado su derecho a la protección internacional en su primera parada en Cartagena, se estuvo trabajando en conocer sus experiencias básicas. Ahí se detectó que pertenecían a 22 categorías profesionales diferentes, destacando la agricultura y la ganadería, la construcción, la carpintería o la costura.
Desde la asociación Empresarial de Gúdar Javalambre, Juan Carlos Escuder destaca que se ha logrado «algo importante» al haberse coordinado el trabajo y las necesidades de diferentes administraciones con un objetivo común. «El objetivo último no es integrar únicamente a los que ya están en la comarca, si conocemos los perfiles de otras personas se les puede buscar ocupación, pues en el medio rural faltan manos para cubrir todo tipo de perfiles», manifiesta. Estos ofrecimientos han permitido garantizar la contratación en quince empresas diferentes, a partir de enero, cuando se cumplen los plazos legales para acceder a un permiso de trabajo de un buen porcentaje de los jóvenes. En algunas ya han comenzado a familiarizarse con sus labores. Y las peticiones aumentan por semanas.
«La inserción laboral ha de estar acompañada de una inserción social, queremos que las personas que acceden a un puesto de trabajo tengan unas condiciones dignas de vivienda y se sientan parte de una comunidad de vecinos», afirma Vela.
En el Ayuntamiento de Mora de Rubielos han colaborado al máximo posible en este sentido. «Todo se ha vivido con tranquilidad y normalidad, se han integrado en la localidad y participan en las propuestas lúdicas y deportivas», manifiesta el alcalde Hugo Arquímedes Ríos. Desde la localidad son conscientes de la necesidad de mano de obra y consideran que sería más fácil atraer a población con un plan efectivo de viviendas que permitiera ofrecer alojamientos dignos a las personas que se quieren instalar en la localidad.
En total, Accem en Aragón ha atendido hasta noviembre de 2024 a 3.670 personas (2.106 hombres y 1.564 mujeres).
«La mayoría de ellos comparte el objetivo vital de lograr una autonomía personal e incluso familiar a través de la consecución de un trabajo, también hay casos de extrema vulnerabilidad en los que se deben atender otros factores sociales, psicológicos, sanitarios, o de identidad de género. A todos se les presta una respuesta individualizada», indica el adjunto de Accem en Aragón.
El malestar por la alimentación cunde de nuevo en Épila
Los inmigrantes alojados en el hotel Segontia de Épila están dispuestos a «organizar una protesta» como hicieron sus compañeros de Sabiñánigo por motivos muy similares. Así se lo han hecho saber a la Guardia Civil y al ayuntamiento de la localidad al considerar que no están siendo tratados con el decoro que merecen. «El problema es la comida, no podemos vivir sin comer», asegura el portavoz de los más de setenta migrantes llegados desde Mali en su gran mayoría.
Desde la Delegación del Gobierno de España en Aragón señalan que son conscientes del malestar de los usuarios y equiparan las protestas a las que se produjeron durante el verano en el centro de acogida de Sabiñánigo. En estos momentos se está trabajando con la entidad de acogida (APIP-ACAM) y el propio consistorio para llegar a una solución. «Todas las partes están en contacto y la tensión se ha rebajado», indican.
Los usuarios afirman que la comida que reciben les provoca «dolores en la barriga» y en el documento que han presentado ante las autoridades lamentan que están siendo tratados «como animales». Además, exigen que se les tramite lo antes posible sus permisos de trabajo al considerar que en Épila no van a poder lograr su objetivo de tener una autonomía vital como estaban buscando cuando decidieron emprender el camino hacia Europa.
Por otra parte, el listado de quejas incluye la poca formación que reciben en español. «Necesitamos aprender para lograr un trabajo», afirman al sentirse excluidos de las decisiones. Una buena parte del conflicto está en el rechazo que los jóvenes muestran por las recetas europeas, ya que no están acostumbrados a la dieta que les ofrecen, así como por el tamaño de las raciones que reciben. También sienten la impotencia de estar tutelados cuando ellos emprendieron su migración con la promesa de lograr un trabajo rápido.
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