Homenaje
Aragón abraza a Catarroja en el recuerdo del operativo tras la DANA
El Ejecutivo autonómico entrega la Medalla de Aragón a todos los voluntarios, instituciones y empresas que participaron en la ayuda aragonesa a la Comunidad Valenciana

Foto de familia de los reconocidos con la Medalla de Aragón y las autoridades políticas de la comunidad. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA
Un mes y medio después de que la DANA asolase la Comunidad Valenciana, dejando más de 200 víctimas a su paso, Aragón volvió ayer a reforzar un nexo que ya será eterno. El Ejecutivo autonómico, en un emotivo acto, recordó a los cientos de voluntarios aragoneses que participaron en el operativo que la DGA coordinó en Catarroja. La entrega de la Medalla de Aragón a instituciones, empresas, periodistas, organizaciones y voluntarios es el reconocimiento último al esfuerzo de los casi 1.500 aragoneses que durante días ayudaron a sus vecinos valencianos.
No cabían todos, lo hicieron más de mil, pero todos los voluntarios de la comunidad fueron recordados ayer. En ese núcleo, por ejemplo, se incluye Sergio Machado, agricultor oscense. «Fuimos unos ocho tractores, par ayudar a recoger escombros y a limpiar las calles», recuerda Machado, que asegura que lo visto en Algemesí «no tiene nada que ver con lo que se veía por la televisión». «Parecía una guerra, todo reventado por todas las partes», resume este joven aragonés, que certifica «una sensación de paz interior en la vuelta, después de llorar todo el día con las historias de la gente».
Las lágrimas también vuelven a la cabeza de José Antonio Miguel, otro agricultor que transportó «un millón de kilos de basura con el remolque». Cinco días en los que pudo «tener relación con los vecinos, que primero te recibían en shock, pero que iban sonriendo según se limpiaba la calle». Miguel se llegó a perder por las calles durante la noche, aunque afirma que se aprendió «todo el pueblo en un día». «Volví a casa llorando, con alegría de que queda mucha gente con solidaridad», celebra.
Juan García Chavarri se trasladó dos veces en turnos de tres días hasta Catarroja (del 2 al 5 y del 8 al 12 de noviembre) «y hubiera ido de voluntario si no hubiéramos estado movilizados por el operativo antiincendios», explica este agente de Sarga del puesto de mando de La Almunia de Doña Godina, que formó parte del operativo inicial que se trasladó a la localidad de la Comunidad Valenciana. En sus tareas iniciales participaron en el achique de agua, la retirada del lodo y de vehículos y la limpieza de arquetas y calles llenas de barro. «Lo que vimos allí no tiene nada que ver con lo que ocurre en un incendio. En un fuego se pasan momentos difíciles, pero allí no sabías nunca lo que te ibas a encontrar al girar la esquina», rememora. Como otros profesionales que fueron condecorados con la Medalla de Aragón, García Chavarri vivió una catástrofe sin parangón. «Es algo que no estás acostumbrado ni a ver ni a oler», expresa, gráficamente.
Entre los momentos más duros, señala una noche de trabajos en la que recuperaron dos cadáveres. Pero también guarda en la retina momentos de satisfacción personal, como cuando le llevaron a una vecina su medicación frente a sus problemas respiratorios. «Llevaba varios días sin tomar las medicinas, había pedido ayuda pero todavía nadie había llegado hasta ella e hicimos todo lo que pudimos para conseguirle lo que necesitaba y llevárselo a casa», explica, con orgullo.
Juan Millán es oficial del parque de bomberos de Teruel. Es uno de los cien profesionales de la Diputación Provincial de Teruel que participó en las primeras labores de rescate y reconstrucción. «Estamos satisfechos con el trabajo que hicimos», explica al otro lado del teléfono, mientras se dirige con otros compañeros hacia la gala celebrada en el Palacio de Congresos. «Hay días de guardia en los que te encuentras con situaciones comprometidas, pero con la envergadura de los daños personales y materiales que vimos en Valencia, no», manifiesta.
Millán reconoce que, tras los primeros momentos de acción, enseguida empatizaron con los vecinos afectados. «Empatizas con ellos y se hace todavía más difícil ver lo que ocurrió», asegura. Tanto es así que Millán protagonizó una de las imágenes más amables tras la tragedia, cuando se unió a un grupo de vecinos que decidieron comer en la calle, que había quedado limpia tras la intervención del operativo aragonés. «Sus casas seguían llenas de barro y, al limpiar las calles, sacaron las mesas porque era más acogedora la calle que sus casas», recuerda.
Su trabajo se prolongó durante tres jornadas. «Lo más duro fue la revisión de vehículos, ahí es donde vivimos más tensión. Las pérdidas materiales, con el tiempo y con dinero, se solucionan, pero las pérdidas humanas quedan para siempre», lamenta Millán que, como García Chavarri «agradece» el reconocimiento del Gobierno de Aragón.
Juan Gimeno fue otro de esos aragoneses que viajó hasta la Comunidad Valenciana. Junto a otros miembros del Club 4x4 Calamocha, Gimeno fue «a despejar las calles de coches y dejar limpias las salidas de los garajes». «Lo ves en fotos y es un desastre, pero en persona es desolador», continúa Gimeno, que no dudó ni un momento en bajar hacia la zona: «En el club sabñiamos que nuestros coches eran útile. Pudimos ser de ayuda y la gente estuvo agradecida y sonriente, pese a la tragedia».
«Faro en la oscuridad»
La entrega de la Medalla de Aragón sirvió para rescatar dos símbolos. Uno, un naranjo de Catarroja, plantado por la mañana en el Pignatelli como homenaje perenne a la unión entre Aragón y la localidad valenciana. En segundo lugar, el símbolo de la unidad, ya que los portavoces de todas las fuerzas parlamentarias se unieron a la entrega de condecoraciones que lideraron el presidente Jorge Azcón y el consejero de Interior, Roberto Bermúdez de Castro.
El jefe del Ejecutivo destacó «la labor extraordinaria» efectuada por unos voluntarios que son «aragoneses de exccepción». «Héroes que sin pensarlo dos veces se volcaron con el pueblo valenciano», afirmó Azcón, que aseguró que el operativo aragonés logró en Catarroja «el resultado de un contingente dispuesto, solidario y entregado, que ayudo a los vecinos a que vieran la luz».
Como resumió el presidente, los participantes fueron «un faro en la oscuridad para todos los afectados», que dieron muestra del carácter aragonés: «Nuestro corazón siempre ha estado con quien lo necesita y Aragón y Valencia son comunidades vecinos, tierras hermanas por historia y sentimientos».
El azar, según el jefe de la DGA, jugó a favor del dispositivo aragonés, que tuvo como centro el barrio del Pilar de Catarroja. «El operativo fue el orgullo de esas localidad y el modelo a seguir del resto de contingentes que trabajaron para recuperarla», certificó Azcón, que aseguró que los más de mil voluntarios que pasaron por las carpas aragonesas son «emblema de solidaridad y del trabajo bien hecho». Unos representantes de «los mejores valores del ser humano y el espejo en el que hay que mirarse». «Catarroja siempre llevará algo de Aragón en su alma, y Aragón guardará para siempre a Catarroja en la suya», completó el presidente, que afirmó que la presencia del naranjo en la sede del Gobierno aragonés es «un vínculo eterno en el corazón de nuestra tierra».
Reconocimiento a la prensa
El Gobierno de Aragón hizo entrega de la Medalla de Aragón a la presidenta de la Asociación de Periodistas de Aragón (APA), Isabel Poncela, en representación de los periodistas y fotógrafos aragoneses que se trasladaron a la Comunidad Valenciana para informar sobre la tragedia de la dana.
Entre los galardonados se encuentran el periodista Marcos Calvo Lamana y el fotógrafo Miguel Ángel Gracia de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que recibirán una reproducción en miniatura de la enseña que recogió Poncela. Calvo y Gracia se trasladaron a las localidades más afectadas por la dana, como Catarroja, Paiporta, Massanasa o el barranco del Poyo en la primera semana de noviembre para informar de las labores de rescate y reconstrucción.
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