Horario reducido

Irene Vallejo se suma a la lectura en la calle contra el cierre por las tardes de la Biblioteca de Aragón

La escritora encabeza una protesta en Zaragoza contra el cierre de la biblioteca de Aragón por falta de personal y los recortes en el sector cultural de Aragón

David Chic

David Chic

Zaragoza

La concentración y el silencio de la Biblioteca de Aragón se han instalado en la calle Doctor Cerrada de Zaragoza para protestar por el cierre durante muchas tardes del último mes del centro por la falta de personal. Un numeroso grupo de lectores se ha sentado en las escaleras que dan acceso al edificio para leer ejemplares traídos de casa o sacados del propio espacio cultural. La sociedad del cansancio o Fahrenheit 451 son algunos de los títulos que se podían observar. «Mantener un horario de apertura amplio en las bibliotecas públicas es esencial para fomentar una sociedad más educada, inclusiva y saludable», denunciaron desde el Bloque Cultural de Zaragoza y el gremio de Narradores Orales.

 La entidad advirtió que desde hace año y medio se están vaciando de contenido un buen número de espacios públicos en la capital aragonesa en un tendencia que comenzó con el cierre del centro Harinera. «No podemos tolerar el cierre de un espacio público que debería tener apertura durante todo el día, se está limitando su uso a mucha gente, como la gente que trabaja, pues el horario de tarde es fundamental», precisó la cuentacuentos Cris Verbena al avanzar el «miedo» que tienen de que la tendencia «se traslade a otros espacios, como las bibliotecas municipales» o que se prolongue en el tiempo. "Tenemos que reaccionar rápido ante la tendencia de la privatización de la cultura y a la promoción de los grandes espectáculos frente a las programaciones continuadas", ha expresado. Otros ejemplos citados por los lectores de este cambio de tendencia han sido el desalojo del Centro Social Comunitario Luis Buñuel o el cierre del centro social okupado (CSO) Loira.

La escritora y divulgadora Irene Vallejo ha sido una de las personas que se ha implicado en la protesta contra el cierre. "Las bibliotecas públicas son uno de los espacios fundamentales de la ciudadanía, y si se reducen sus horarios están privando a mucha gente de un lugar donde leer y también de disfrutar de servicios que a lo mejor no tienen en sus hogares", ha lamentado. El respaldo de la escritora también se ha trasladado a las redes sociales. "Las bibliotecas públicas son espacios democráticos donde se pueden nivelar las desigualdades” ha explicado.

Para la autora de El infinito en un junco la cultura aragonesa «está viviendo un gran momento que celebramos cuando se refleja en premios y reconocimientos» pero que debe verse reflejado también en la defensa de «las redes del conocimiento», garantizando algo tan básico como las plantillas necesarias para mantener abiertas las puertas y los servicios en funcionamiento. «Desde que tengo memoria he venido muchas veces a esta biblioteca, es un referente y un símbolo, además de un lugar donde se fortalece la ciudadanía», señaló.

La biblioteca de Aragón, situada en la calle Doctor Cerrada de Zaragoza y perteneciente al Ministerio de Cultura pero de cuya gestión se encarga el Gobierno de Aragón, lleva desde noviembre cerrando varias tardes a la semana por la falta de personal que acucia a este y otros servicios de la Administración autonómica. Desde la consejería de Cultura indicaron que esta falta de trabajadores se debe a "bajas y jubilaciones". En las últimas jornadas ya se han cubierto dos de las vacantes y se está a la espera de nuevas incorporaciones.

"Tenemos que defender el uso de los espacios públicos, sea con lectura o con cualquier tipo de actividad", ha defendido la ilustradora Rocío Gallardo. "He sido residente de Harinera y vemos que tenemos que salir a la calle para denunciar los recortes, cuando antes había 200 actividades al año ahora hay cinco o seis por semestre, frente a otro modelo de cultura basado en el consumo con el que no profesamos", ha explicado.

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