Movimientos sociales

El Consejo de Juventud de Zaragoza enfila su "muerte" tras los sucesivos recortes del PP y dejará de prestar sus servicios en 2025

A final de año despedirá al último de sus trabajadores

Puerta de entrada al CJZ en la calle San Lorenzo de Zaragoza.

Puerta de entrada al CJZ en la calle San Lorenzo de Zaragoza. / Laura Trives

Iván Trigo

Iván Trigo

El Consejo de Juventud de Zaragoza (CJZ) encara en estas semanas de diciembre sus últimos días, al menos tal y como había existido hasta ahora. El 31 de enero despedirán al último de los trabajadores que tenía en plantilla y en 2025 dejarán de prestar los servicios que hasta ahora ofrecían a las asociaciones y entidades juveniles de la ciudad. «En la práctica, esto supone la muerte efectiva del consejo después de 45 años», relata apenado el actual presidente del CJZ, Sergio Pérez.

El Consejo ha llegado a esta situación después de años de recortes de fondos por parte del Ayuntamiento de Zaragoza, que era la única fuente de financiación de esta entidad que ha sido y es hasta la fecha, recuerda Pérez, «el mayor órgano de representación y participación juvenil» de la capital aragonesa.

El primer recorte de fondos llegó en 2021, siendo alcalde Jorge Azcón, cuando la dotación presupuesta para el Consejo se recortó en 90.000 euros de un año para otro, dejándolo en 125.000 euros. «Fue el principio del fin», relata ahora Pérez. Después, con el cambio de Gobierno (2023), desde el área de Juventud comunicaron ya en septiembre, tras nueve meses desde el inicio del ejercicio, que no les ingresarían el dinero si el CJZ no aportaba lo equivalente al 20% de lo que costaba mantener sus proyectos.

Esta decisión pilló con el pie cambiado al Consejo, que llevaba meses realizando actividades y pagando las nóminas de sus cinco trabajadores contando con que acabarían recibiendo los fondos del ayuntamiento, que es la única fuente de ingresos que tenían puesto que los servicios que prestan son gratuitos.

Por ello, a finales del año pasado tuvieron que despedir a cuatro de sus cinco trabajadores. Con una sola persona, los dos principales proyectos que tenía el consejo, el centro de préstamo y el centro de servicios, se han venido ofreciendo pero «con una merma de calidad considerable». Al considerar que los gastos de funcionamiento del CJZ serían menos, el ayuntamiento recortó aún más la partida para sostener a esta red de entidades juveniles y la dejó para este 2024 en tan solo 50.000 euros. «Y hasta ayer no nos llegó la comunicación de que la íbamos a cobrar», lamenta Pérez.

Así, el centro de préstamos, que es un servicio de cesión temporal de materiales para las entidades de la ciudad, solo ha podido abrir dos días a la semana y sin contar ya con un técnico especializado de mantenimiento. A este recurso acudían hasta ahora desde grupos de scouts que necesitaban algún objeto para irse de acampada hasta Ampas que utilizaban micrófonos y altavoces para realizar actividades en los patios de los colegios. Ante el peligro de que el servicio se dejara de prestar con el despido de cuatro trabajadores, el ayuntamiento se ofreció públicamente a hacerse cargo del centro con trabajadores propios. «Pero eso nunca ocurrió», dice Pérez. «Y el centro de servicios solo lo hemos tenido abierto para aquellas entidades que eran de total confianza porque no teníamos técnicos que pudieran asistirles», añade.

Los cuatro despidos del año pasado derivaron en procesos judiciales que han implicado que el Consejo tenga que hacer frente a indemnizaciones «que hay que pagar con un dinero que no tenemos». «Por eso, ante la previsión de que no podamos afrontar los pagos o que esas deudas no nos permitan recibir subvenciones, no vamos a presentar un proyecto para el año que viene», cuenta Pérez. «Es el fin», lamenta.

No obstante, desde el Consejo de la Juventud quieren mantener viva la marca, que servirá como paraguas y espacio de toma de decisiones de las 57 asociaciones que en la actualidad forman parte de esta red. No obstante, Pérez teme que, como el consejo va a dejar de prestar servicios, también les quiten el espacio que tienen cedido en precario. «Desde el ayuntamiento nos dicen que los centros cívicos pueden prestar los mismos servicios que los que dábamos nosotros en los centros cívicos. Pero los horarios de apertura para cesión de espacios son más reducidos y no abren hasta tarde, que es cuando muchas entidades piden salas de reuniones porque son voluntarios y solo pueden quedar cuando salen de trabajar», cuenta Pérez. 

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