ENTREVISTA | CONTRACORRIENTE INGENIERA
Patricia Heredia: "No hay igualdad si se apunta al niño a robótica y a la niña a ballet"

Patricia Heredia, Ingeniera del Año de Aragón 2025. / SERVICIO ESPECIAL
Patricia Heredia ha sido nombrada Ingeniera del año 2025 por la Asociación de Ingenieros de Telecomunicación de Aragón, por su labor educativa y de divulgación de las carreras STEAM entre los jóvenes.
-¿Hace más ilusión ser Ingeniera del Año en su tierra o formar parte de la lista Forbes de los más creativos del mundo?
-La verdad es que lo de Ingeniera del Año. Como dice, que te lo den en tu propia tierra, y además sin esperarlo, porque estando en Huesca parece que cuesta más que se acuerden de ti... Me llamaron y yo pensaba que sería para dar una charla en la Noche de las Telecomunicaciones – donde se entrega el premio, en abril–, que ya había estado alguna vez; cuando me dijeron que era para el premio, me quedé sin palabras. Con lo que hablo (ríe).
-Estuvo en la lista Forbes de la creatividad, no en la de los más ricos... ¿Se puede ganar uno bien la vida con la educación y la divulgación científica?
-En la de los más ricos también me haría ilusión (ríe). A ver, la verdad es que apenas llevo un año dedicada casi por completo, al 90%, a la divulgación. Antes intentaba compatibilizarlo con el emprendimiento –su negocio, el centro educativo MiniVinci en Huesca–, igual que al principio de éste intentaba compaginarlo con mi trabajo en la empresa privada. Como tengo gente estupenda en MiniVinci puedo delegar en ellas y dedicarme a la divulgación, pero vivir al 100% de esto sería casi imposible; si se trata de fomentar la vocación científica en los jóvenes no les vas a cobrar por ello, rara vez se cobra, salvo algún patrocinio.
-¿Cuál es la clave de los 240.000 seguidores de su canal ValPat STEAM?
-Empezó como un proyecto para inspirar a los jóvenes, sobre todo a las chicas, a entrar en las carreras tecnológicas, ya que había, y hay, muy pocas. Conocí a Valeria (Corrales, su compañera en el canal), que veía vídeos tecnológicos muy interesantes pero muy aburridos, y decidimos intentar hacerlos divertidos. Ahora nos ven jóvenes pero también profesores, que nos piden materiales específicos. Porque en los últimos años se ha querido fomentar la ciencia y la tecnología en las aulas pero no se han dado materiales para ello, y están un poco desamparados. Nosotras comenzamos en YouTube pero hemos ido ampliando plataformas porque hay que ir donde están los jóvenes: si están en TikTok, pues allí vamos. Hay mucha controversia con las pantallas, pero son una herramienta, de la que se puede hacer buen uso o no, como de todas.
-Este proyecto es un éxito, y hay muchos pódcast de ciencia, pero en estudiarla hay menos interés. ¿Es por falta de cultura del esfuerzo?
-Obviamente crear supone un mayor esfuerzo que consumir, pero nosotras intentamos desmitificar cosas como que hace falta saber muchas matemáticas para programar; que es verdad, pero si tú estás creando algo y necesitas matemáticas para conseguirlo, las buscarás y las aprenderás. Es decir, obviamente los adolescentes tienen su momento vago, pero lo que hay que intentar es motivarlos.
-Eso es lo que hacen en su escuela MiniVinci, ¿comprueban que la motivación funciona?
-El proyecto empezó por un taller en Huesca, vi que a los niños les gustó mucho programar pero yo no sabía enseñar, por lo que contraté a docentes a las que instruía para que dieran los talleres. Y funcionó, tenemos unos 250 niños, sin contar campamentos y actividades, de entre 4 y 18 años. Lo pasan muy bien y sobre todo ideando proyectos para resolver problemas de su vida cotidiana. Algunos dificilísimos, por cierto. Luego estudiarán ingeniería, fotografía o jardinería, pero la tecnología siempre les ayudará.
-¿Estas técnicas son la clave para fomentar el interés científico de las jóvenes?
-Fórmula mágica no hay, y la cosa va muy poco a poco. Pero avanza. Cuando abrimos MiniVinci teníamos un 5% de chicas, ahora son un 20%; aún son pocas, pero hay más. A mi juicio hay claves como tener referentes femeninos, que prueben las actividades desde pequeñas para saber si les gustan o no y sobre todo la igualdad de partida, que no se apunte al niño a robótica y a la niña a ballet. Como me dijo una vez una alumna, «es que a los niños los apuntan, nosotras lo tenemos que pedir».
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