LOS RETOS DE 2025

La campanada de la gigafactoría de Stellantis revoluciona el motor de Aragón

El sector pone rumbo al futuro eléctrico con la esperada fábrica de baterías de Stellantis y CATL, un proyecto plagado de oportunidades

Imagen con la que Stellantis y CATL anunciaron su ‘joint venture’ para instalar la gigafactoría de baterías en Figueruelas.

Imagen con la que Stellantis y CATL anunciaron su ‘joint venture’ para instalar la gigafactoría de baterías en Figueruelas. / STELLANTIS

Zaragoza

El sector del automóvil de Aragón ha dado por fin la campanada. El que es uno de los principales motores del progreso económico de la comunidad cerró el año pasado con la mejor noticia que cabía esperar, la confirmación oficial de la ansiada gigafactoría de baterías para vehículos eléctricos, piedra angular de la movilidad del futuro. La inversión anunciada por Stellantis y su socio chino CATL, que alcanza los 4.100 millones de euros, disipa las amenazas que sobrevolaban sobre esta actividad y abre nuevas oportunidades. Un porvenir prometedor para el principal motor de la industria local, que atraviesa, eso sí, un presente de vacas flacas por la atonía de las ventas en Europa.

El que se ha acabado ha sido un año de desaceleración para el sector. Durante los meses de la primavera, la planta automovilística de Figueruelas vivió un hecho inédito en sus 42 años de historia, con la producción simultánea de cinco modelos de coches de cuatro marcas diferentes. Dos de ellos, sin embargo, dejaron de ensamblarse en julio –los SUV urbanos Opel Aircross y el Citroën C3 Crossland–, lo que provocó un recorte del ritmo de fabricación del 25%. La carga de trabaja pegó otro bajón en diciembre con la suspensión del turno de noche, una decisión motivada por el descenso de las ventas –sobre todo de las versiones eléctricas– que vino acompañada de un erte.

No es un problema aislado de la factoría aragonesa. La industria del automóvil pasa por un momento crítico en en toda Europa por la debilidad de la demanda. El panorama es preocupante algunas plantas y países, donde han llegado a plantearse cierres y recortes de personal. La posición de Figueruelas es más favorable en el ciclo valle que vive el sector. Además de la aplicación de un erte, el mayor impacto ha sido la pérdida de un millar de trabajadores temporales.

Las previsiones para 2025 no son halagüeñas, pero la fábrica se aferra al salvavidas de producir los dos coches más vendidos del grupo en Europa, el Opel Corsa y el Peugeot 208, a los que suma el Lancia Ypsilon, lanzado hace medio año.

Los nubarrones también se han posado sobre la industria auxiliar. Ya se sabe aquello de que cuando Stellantis tose, los proveedores se resfrían. De ahí la oleada de ertes que ha empezado a producirse en el sector, sin descartarse en el nuevo año algún que otro susto mayor.

En 2024 ya los hubo. El más grave fue el portazo de la empresa Bosal, que cerró su fábrica de tubos de escape de Pedrola tras 30 años de trayectoria, lo que dejó en la calle a 135 trabajadores. También se perdieron 55 empleos con el despido colectivo decretado hace un mes por TI Fluid Systems en Tauste entre sospechas de deslocalización de producción a Marruecos.

Al margen de los problemas coyunturales del momento, la automoción aragonesa despidió el año con euforia tras confirmarse la inversión de la gigafactoría, que prevé generar 3.000 puestos de trabajo directos. Empleo que permitirá compensar la previsible pérdida de mano de obra que sufrirá el sector en los próximos por el salto a la movilidad eléctrica, menos intensiva en fuerza laboral, y la menor demanda de coches.

Un proyecto largamente soñado que llega tras dos intentos fallidos (Volkswagen y Tata). No cabe duda de que es uno de los mayores hitos de la historia económica de la comunidad, tanto como lo fue la apertura en 1982 de la fábrica de General Motors (GM) de Figueruelas.

Más inversiones chinas

La fábrica de baterías no ha caído del cielo. Esta tierra reunía los requisitos imprescindibles que requiere una instalación de este tipo, entre los que sobresale la capacidad de generación de energías renovables, pero también la ubicación estratégica, el dinámico ecosistema de proveedores o la cantera de talento. La parte política también ha cumplido su papel. Los méritos son compartidos tanto por el actual Gobierno autonómico de Jorge Azcón como por el anterior de Javier Lambán. Pero también por el Ejecutivo central, del que vienen los casi 200 millones adjudicados al proyecto a través del Perte VEC y las negociaciones con China para lograr su aprobación definitiva.

La producción de baterías permite no perder comba en el cambio de era que vive el automóvil. Aragón tiene la vía abierta para consolidarse como epicentro de esta industria a nivel nacional y europeo. Puede parecer exagerado, pero el proyecto de Stellantis y CATL coloca a esta tierra en la Champions League de la movilidad del futuro, lo que abre un abanico de oportunidades para la atracción de inversiones adicionales.

La posibilidad de que otros fabricantes de automóviles se asienten en Zaragoza cobra ahora especial sentido con este caramelo, que puede ejercer de imán para la llegada de otras empresas.

La atención está puesta en productores chinos como SAIC –la matriz de la marca MG– o BYD, que buscan instalarse en suelo europeo. Guiados por su compatriota, este es un destino apetecible para estas y otras empresas que CATL ya tiene como clientes o aliados. Larga vida al motor de Aragón.

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