Los expertos alertan sobre el uso de Viagra entre jóvenes para dar la talla

Los sexólogos han detectado en las consultas aragonesas que muchos varones en edad universitaria abordan sus relaciones «con preocupación y ansiedad»

Un grupo de universitarios camina por el campus de la plaza San Francisco de Zaragoza.

Un grupo de universitarios camina por el campus de la plaza San Francisco de Zaragoza. / ANDREEA VORNICU

David Chic

David Chic

«Quiero estar a la altura», «tengo que dar la talla» o «necesito aprobar el examen». Estas son algunas de las frases que están empezando a escuchar los sexólogos y andrólogos en las consultas aragonesas cuando llaman a sus puertas hombres jóvenes, de menos de 30 años, con problemas de disfunción eréctil. Unas reflexiones cargadas de preocupación que también se pueden oír, según indican algunos orientadores, en las aulas de los institutos. Esto ha provocado que se esté recurriendo a la Viagra y fármacos similares para hacer frente a los problemas que la presión social parece atribuirles.

Los especialistas de Amaltea, instituto de Sexología y Psicoterapia con sede en Zaragoza, destacan que en su asesoría universitaria han aumentado las consultas de varones «con miedo, preocupación y ansiedad», que necesitan coger confianza para vincularse con otra persona, sobre todo en situaciones de sexo esporádico y relaciones casuales. «Entre el miedo y el deseo siempre gana el miedo, es una respuesta vascular», detalla el sexólogo y codirector del centro, Santiago Frago.

Encuentros esporádicos fallidos

Los casos que llegan a la consulta pueden ser de dos tipos, aquellos relacionados con una disfunción en el seno de la pareja, para la que se trata de aportar claves de comportamiento «sin apoyo farmacológico». Y luego están aquellos que acuden tras haber fallado en un encuentro esporádico. En ese caso, ante la perspectiva de un segundo mal trago se puede optar «por un apoyo farmacológico temporal» con productos no tan potentes como la viagra. «A veces la confianza depende de ello», indican.

El consumo de fármacos similares no tiene grandes efectos secundarios. El mayor problema es que pueden generar dependencia. No son como los somníferos u otros hipnosedantes, que crean dependencia orgánica, sino que se trata de un problema psicológico. Si se toma con asiduidad, disminuye la confianza en tener una respuesta sexual sin el fármaco y es una pescadilla que se muerde la cola. Además, conviene tomar este tipo de tratamientos con control médico porque pueden interactuar con otros medicamentos, de ahí la necesidad de acudir al médico y consultar su uso.

Siempre con receta

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza indican que no han notado ventas por los cauces ordinarios por encima de lo habitual, más allá de la prescripción que se hace a los pacientes que han pasado por un cáncer de próstata. Por eso piden extremar la precaución en el caso de adquirir estos productos sin receta a través de internet u otras fuentes irregulares. «Cuando optas por estas vías no sabes lo que adquieres, pues esos medicamentos no tienen ningún tipo de trazabilidad», advierte la vocal de oficinas de farmacia de la entidad, Margot Roig.

Además, advierte de que pueden tener «efectos secundarios graves», muchos de ellos relacionados con la bajada de la presión arterial. Ante el uso de estos productos por parte de los más jóvenes pide que se extreme la vigilancia en los hogares.

Vuelve el uso de los poppers

Desde una entidad de asesoría juvenil con experiencia en los institutos advierten también por el repunte en el uso de poppers, todos ellos productos «de fácil acceso» de los que hablan en las redes sociales sin tapujos tanto los propios usuarios como los influencers. «Eran productos que se veían mucho en los ochenta y los noventa que han pasado casi veinte años sin que se hablase de ellos y que ahora han repuntado asociados de nuevo al uso sexual», advierten. 

Los cambios de hábito a la hora de afrontar las relaciones sexuales están detrás de muchas de estas preocupaciones. «A veces el deseo femenino que antes no estaba tan presente crea mucha presión», destaca Frago. Este es otro de los motivos que han visto en sus consultas como inductores de que los varones «busquen soluciones por su cuenta». Esto lleva a los más jóvenes a tratar de experimentar con estos fármacos sin prescripción. Además, en algunas parafarmacias se ha detectado que se venden como remedios naturales pastillas que contienen ciertas dosis químicas que cuando se detectan son retiradas. Pero en ese tiempo algunos jóvenes ya las han aprovechado para tratar de dar la talla.

Las ventas de estos productos tiene un crecimiento interanual del 8%

La Viagra, con el principio activo sildenafilo, es el medicamento más conocido para favorecer y mantener la erección masculina, pero ya no es el fármaco con estas propiedades más vendido. Ha sido superado ampliamente por Cialis, de la farmacéutica Lilly, así como por medicamentos similares genéricos. Las ventas en las farmacias españolas de este conjunto de fármacos en el último año (desde noviembre de 2023 a octubre de 2024) superan los cinco millones de dosis, con un crecimiento interanual del 8%, según los datos recabados por la consultora Iqvia.

No es posible saber con exactitud cuántos de estos envases son adquiridos por menores de 30 años, teniendo en cuenta, además, que también se compran por internet o en el mercado negro, para evitar tener que ir al médico para conseguir la receta necesaria. Pero los especialistas consultados por EL PERIÓDICO calculan que, teniendo en cuenta el porcentaje de jóvenes que sí van a consulta y sus relatos sobre la facilidad de adquirir los fármacos que estimulan la respuesta sexual, así como los estudios existentes, en torno a casi una de cada cuatro viagras (un 20% o 25%) o medicamentos análogos son consumidas por la población joven. Algunos sexólogos han detectado que los jóvenes están adquiriendo la costumbre de salir de fiesta con una de estas pastillas para estar más tranquilos en el caso de un encuentro.

En un inicio, el fármaco nació para ayudar a las personas maduras o séniors que, con el paso de los años, tienen disfunción eréctil, algo común a partir de los 50 años, pero ahora está ampliamente extendido su consumo en edades más tempranas y, en ocasiones, con fines recreativos.

De hecho, algunos expertos citan que también se usan para disfrutar de largas sesiones de sexo, emulando al porno y en las sesiones de chemsex, junto a otras drogas. Sin embargo, estos últimos aspectos son puestos en duda por las personas que trabajan directamente con jóvenes, pues consideran que son menos habituales de lo que se suele representar.

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