Los efectos de una inversión estratégica
La falta de vivienda, el desafío para capitalizar la gigafactoría en Figueruelas
La población casi ha duplicado sus habitantes desde que se instaló la GM en 1982, pero el impacto del empleo se diluye entre otras localidades y la capital

Vermú popular con motivo de las fiestas de Figueruelas, en una imagen de archivo. / EL PERIÓDICO
El desembarco de General Motors en Figueruelas en 1982 marcó la vida de esta localidad de la Ribera Alta del Ebro para siempre. Desde entonces, ya son más de cuatro décadas de una población vinculada al mundo de la automoción, que ahora vuelve a recibir el espaldarazo de una inversión milmillonaria con la decisión de Stellantis de instalar, junto a CATL, una gigafactoría de baterías en los terrenos anejos a la planta automovilística. 4.100 millones de euros de inversión y la previsión de crear 3.000 empleos directos suponen todo un desafío para una localidad que actualmente supera por poco los 1.300 habitantes, pero cuyo ayuntamiento contabiliza unos 4 millones de euros de ingresos. El revulsivo de la nueva planta puede redundar en un nuevo impulso a la población o ser absorbido por Zaragoza.
Desde 1982, Figueruelas casi ha duplicado su población, pasando de 705 vecinos entonces a los 1.270 en 2024, según el Instituto Nacional de Estadística y el padrón municipal. Comparado con la media aragonesa, la localidad ha experimentado un crecimiento mucho mayor. Según los datos del Instituto Aragonés de Estadística, desde el año 2000 la población de Figueruelas creció un 20%, y la aragonesa, un 11%. En un contexto generalizado de despoblación del medio rural en Aragón, el municipio de la Ribera Alta del Ebro ha sido una excepción.
El impacto de Stellantis se refleja también en las cuentas municipales, donde el presupuesto del Ayuntamiento de Figueruelas es mucho más abultado que el de otras localidades de tamaño similar. Según el portal de Transparencia del Gobierno de Aragón, la localidad tuvo en 2023 4 millones de euros en ingresos, de los cuales, 2,5 millones proceden de impuestos directos. Por ejemplo, en la localidad de Sádaba, con 1.200 habitantes, los ingresos por impuestos directos fueron de 842.000 euros en 2023, y el total de ingresos del consistorio de 2.094.895 euros. En el caso de Boltaña, con algo más de 1.100 habitantes, los impuestos directos dejaron en el municipio 737.119 euros, y en total las arcas municipales ingresaron 2,31 millones de euros.
La llegada de un gigante como Stellantis a una localidad de un millar de vecinos dejó un impacto visible también en la renta media, aunque la crisis de 2008 también afectó de forma severa y, en los últimos años, pese a partir de una mejor situación inicial, el crecimiento medio de la comunidad autónoma lleva un mayor ritmo que el de Figueruelas. En el año 2000, la renta bruta per cápita en la localidad rozaba los 15.000 euros (14.864) mientras en Aragón se quedaba en 11.162 euros. Los últimos datos disponibles, de 2021, reflejan que en Figueruelas es de 15.577 euros, frente a los 17.591 de Aragón.
Más allá de las cifras, el día a día en el pueblo de Figueruelas se parece bastante al de otras localidades de similar tamaño. Ahora, sus vecinos están pendientes de que reabra el bar municipal. Pese a eso, el municipio cuenta con los servicios básicos de farmacia, supermercado, frutería, carnicería, mercería, estanco y dos oficinas bancarias. Hay residencia de mayores, colegio, piscinas municipales y pistas de pádel.
Y en el último año se han impulsado nuevos negocios, como I Love Dog Wash, un autolavado de mascotas que regenta Blanca, vecina «de siempre» de Figueruelas. «Para que el pueblo crezca, hace falta vivienda. Yo he iniciado un negocio pensando también en la comarca, porque es verdad que los servicios que no tenemos en un pueblo, los tenemos en otro», señala esta emprendedora, que echa en falta en el pueblo una pescadería. «Está claro que la llegada de la gigafactoría será beneficiosa para el pueblo y para la comarca. Al municipio le ha beneficiado tener Stellantis, tenemos unas instalaciones muy buenas», reconoce.
Aunque las cifras hablen de miles de nuevos empleos y de la consolidación de un sector estratégico, el millar de habitantes de Figueruelas no espera una gran transformación con la gigafactoría. La proximidad a Zaragoza y la falta de viviendas disponibles merma las posibilidades de que el municipio siga creciendo. El desafío es claro.
«La comarca va a dos velocidades y quien se beneficia es Zaragoza»
La llegada de la gigafactoría de baterías a Figueruelas supondrá de nuevo una incalculable inyección de fondos y empleos para una comarca, la de la Ribera Alta del Ebro, que ya sabe lo que es vivir al calor de un gigante como Stellantis. Sin embargo, el desarrollo de esta nueva inversión deja incógnitas para el presidente comarcal, José Miguel Achón, también alcalde de Alcalá de Ebro, que no oculta su escepticismo. «Tengo serias dudas de que se note el impacto, porque estamos escasísimos de viviendas y, sin viviendas, mal puede venir aquí a trabajar la gente», reflexiona. Con todo, reconoce que la gigafactoría será un «gran motor», de nuevo, para toda la zona, y alerta de que «si esto falla, será una debacle».
Pese a contar con uno de los principales nichos de empleo de toda la comunidad autónoma, el presidente comarcal y presidente también de la Asociación para el Desarrollo de la Ribera Alta del Ebro (ADRAE) reconoce que viven en «una comarca a dos velocidades, y quien se lleva buena parte del tirón de la fábrica es Zaragoza». «La llegada de la GM en los 80 frenó la despoblación de la comarca, pero la gente se sigue trasladando a Zaragoza y, coincidiendo con los cambios de turno, la carretera es un río de coches», reflexiona.
Así, Achón insiste en esas «dos velocidades» de los municipios de la zona. El impacto directo por los impuestos que paga la multinacional llega al Ayuntamiento de Figueruelas, pero otros municipios no reciben tal impulso. Eso sí, reconoce la transformación de la comarca en las últimas décadas: de no tener suministros a contar con todo tipo de instalaciones, como pabellones, piscinas o pistas deportivas. «Me conformo con mantener lo que tenemos», añade.
Para que la transformación de la gigafactoría llegue a los municipios, Achón pide también una mejora de los servicios de cercanías y de transportes por carretera. Pero, sobre todo, reclama que se promuevan viviendas para poder acoger a los nuevos pobladores.
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