Zaragoza, en el punto de mira de los fondos de inversión inmobiliaria

Zaragoza vive un gran momento. Una época dorada al calor de las grandes inversiones anunciadas por Amazon Web Services, Microsoft o el binomio Stellantis-CATL que crearán empleo, atraerán talento, generarán riqueza y colocarán a Aragón en el mapa nacional e internacional. La llegada de estas multinacionales ha despertado el apetito inversor en la comunidad de grandes fondos que ya piensan en las necesidades que se van a producir en la capital y sus alrededores. Una de ellas: la vivienda. 

El sector inmobiliario ha recuperado su esplendor y en Zaragoza la escasa oferta no es capaz de absorber la demanda actual que, a tenor de las macroinversiones, seguirá creciendo en los próximos años. Un desequilibro que ya se está notando en los precios, en alza constante. Lo de ahora es solo el principio. 

Más barata que en Madrid o Barcelona

Desde el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), su presidente, Fernando Baena, confirma que ya hay sociedades del País Vasco y Madrid, principalmente, tanteando el mercado inmobiliario en la capital, donde el precio de sus inmuebles es mucho más «asequible» que en otras grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao, por lo que ven en la capital aragonesa un mercado de oro a explotar y donde obtener una alta rentabilidad a futuro poniendo esas viviendas en el circuito del alquiler. 

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Un mercado aragonés muy goloso al que miran los grandes tenedores de vivienda que han empezado a desprenderse de sus activos en Barcelona, donde las últimas regulaciones han permitido poner coto a los disparatados alquileres, por lo que la ciudad condal ya no les resulta tan atractiva. 

Zaragoza, un "caramelo" para invertir

Según explica Baena, Aragón es un «caramelo» para las sociedades por varios motivos. El precio de la vivienda, comparado con otras comunidades, es asequible por lo que su rentabilidad es mayor; hay inversiones milmillonarias previstas a corto plazo en la capital y alrededores, lo que garantiza el dinamismo y la riqueza económica; la situación geográfica de la ciudad –conectada con el AVE– es ideal; hay proyección universitaria, hospitales de referencia –el último en abrir, Quirón–; y otra variable nada desdeñable, hay «tranquilidad y estabilidad» política y laboral. Un caldo de cultivo que convierte a la capital aragonesa en el lugar ideal donde invertir porque, además, existe una acuciante falta de vivienda. La ecuación perfecta.

La llegada de las multinacionales van a tener un efecto positivo en el padrón, que crecerá –el objetivo de Zaragoza está en los 800.000 habitantes–. Así que resulta obvio pensar que será necesario aumentar al parque de residencial. 

Poca oferta, mucha demanda

No es un problema del futuro, sino que Zaragoza ya está experimentando los efectos de ese desequilibrio del mercado, donde los pisos vuelan, tanto para su alquiler como para su venta. «No hay oferta para tanta demanda y eso provoca que se incrementen los precios», explica Juan Morgado, de Morgado Inmobiliaria, que tira de ejemplos prácticos para evidenciar lo que está sucediendo. Hace tres años, explica, el precio medio de alquiler en Zaragoza era de 600 euros, pero ahora esos mismos pisos no bajan de los 800. «Para encontrar un piso en alquiler de unos 600 euros hay que irse a barrios más antiguos, sin reformar y muy pequeños», asegura. 

Pero no solo los grandes fondos quieren invertir en la ciudad, porque se ha detectado que pequeños inversores –principalmente de Madrid– están apostando por un nuevo modelo, que no es otro que invertir en pisos a través de contratos de explotación. «Los alquilan, los adecentan y luego los subarriendan», señala. 

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Desde la consultora Gesvalt, su responsable de negocios, Roberto Martínez, amplía el campo de actuación a Zaragoza y toda su periferia, además de Huesca. Básicamente por todas las inversiones que han ido anunciándose, desde los centros de datos, pasando por la gigafactoría de Figueruelas, el centro de Bonárea en Épila, la planta de hidrógeno de Endesa en Andorra o el Centro Logístico Agroalimentario que Grupo Costa proyecta en Villamayor. «Probablemente, las grandes sociedades empiecen a fijarse en Zaragoza, más ahora que han limitado la actividad de los grandes tenedores –como Blackstone o Cerberus– que han iniciado un proceso de deslocalización. Aragón en su conjunto es una oportunidad porque hay poca vivienda, suelos rentables y mucha demanda», explica. 

El auge tecnológico y sus efectos

Fuentes cercanas a ambos grupos inciden en la importancia del auge tecnológico en la comunidad, una oportunidad que llega en un momento en el que el mercado inmobiliario es una apuesta segura, los tipos hipotecarios están a la baja, hay poca oferta y mucha demanda. En resumen, el contexto del mercado no podría ser mejor. 

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El pero de esta época dorada que vive Aragón está en los precios, que sufrirán las consecuencias del éxito y los precios seguirán creciendo, salvo que la vivienda pública crezca a buen ritmo. En Aragón, eso sí, siguen entre «un 20 y un 25% por debajo del precio» que llegaron a alcanzar en el boom de la burbuja, matiza Baena, puesto que los precios de la construcción también se han ido incrementando.