El pueblo de Aragón que te lleva al mundo de 'Frozen': es uno de los más bonitos del mundo

Este pueblo que parece sacado de una película de Disney es uno de los lugares del Pirineo que todo el mundo debería conocer al menos una vez

El pueblo de Aragón que te lleva al mundo de 'Frozen': es uno de los más bonitos del mundo.

El pueblo de Aragón que te lleva al mundo de 'Frozen': es uno de los más bonitos del mundo. / ISTOCK / STOCKPHOTOASTUR

Lidia Lozano

Dicen que Disney se inspiró en Hallstatt, un pueblo austríaco de apenas 800 habitantes con más de 7.000 años de historia y declarado Patrimonio de la Humanidad, para crear el reino helado de la película 'Frozen'. Algunos aseguran que es el más bonito del mundo -la IA así lo afirma-, a los pies de un lago de aguas cristalinas y con casas de estilo alpino construidas en el siglo XVI que conforman un paisaje único.

O casi, porque Aragón esconde un poblado de características muy similares con paisajes dignos de la historia de amor entre las hermanas Elsa y Anna. Si los personajes de 'Frozen' fueran reales, es más que probable que se sintieran muy cómodos en un destino como Lanuza, un municipio enclavado en los Pirineos de Huesca, en pleno valle del Tena donde se embalsan las aguas del río Gállego.

La historia del ave fénix

Más allá de ser especial por asemejarse a un pueblo sacado de una de las películas Disney más exitosas de todos los tiempos, su historia es de lo más curiosa, pues Lanuza resurgió de sus cenizas del mismo modo que lo hace un ave fénix en las leyendas más antiguas. Sus casas fabricadas en piedra y pizarra han resistido cientos de golpes. El más duro fue cuando se construyó el embalse y, para ello, se desalojó el pueblo dejándolo totalmente deshabitado.

Así es Lanuza, el pueblo español de 'Frozen'.

Así es Lanuza, el pueblo español de 'Frozen'. / ISTOCK / STOCKPHOTOASTUR

Pero sus vecinos no quisieron aceptar el destino que se les había impuesto -comparable también a la decisión de Elsa al darle la vuelta a su sino-. En 1976, las viviendas quedaron vacías y todo apuntaba a que Lanuza se sumergiría bajo el Gállego y quedaría olvidado para siempre. En la década de 1990, los antiguos habitantes recuperaron las casas que no se habían ahogado en el embalse.

Aquellos moradores continúan con ese proceso de resurrección todavía hoy. Símbolo de ello es la celebración del Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur desde 1992, donde acuden artistas de todo el mundo para ofrecer un inusual y bello espectáculo sobre las aguas del mismo pantano que por poco hunde el pueblo entero. Según el INE, en 2023 contaba 43 almas que habitan entre las montañas más impresionantes.

Las casas de piedra y pizarra de Lanuza.

Las casas de piedra y pizarra de Lanuza. / Istock / The Nocturnal

Un paseo por el pueblo español de 'Frozen'

Para conocer Lanuza lo más recomendable es recorrerlo a pie, observando sus casas, o monumentos como la iglesia del Salvador del siglo XIX que conserva en su interior un relicario del año 1557 donde se guardan los restos de Santa Quiteria, patrona del pueblo. En sus inmediaciones es obligatorio visitar las iglesias del Serrablo, la Estación Internacional de Canfranc, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, la villa de Biescas o el pueblo de Sallent de Gállego.

Más allá del patrimonio palpable, existe uno inmaterial cuyo encanto reside en su antigüedad. Hablamos de la representación del Palotiau, un baile en el que los hombres hacen chocar cayados de madera entre sí y es una de las tradiciones más antiguas de la aldea. Además, desde Lanuza se pueden realizar decenas de rutas de senderismo como la que conduce al Mirador de la Sierra Plana por El Frondón o la circular de las Antenas de Lanuza.

El cercano pueblo de Sallent de Gállego.

El cercano pueblo de Sallent de Gállego. / ISTOCK / JAVIER RUIZ

Otra manera de introducirse en la tradición de la zona es a través de la gastronomía. En la zona destacan manjares tradicionales como las chiretas, los espárragos montañeses, las empanadas rellenas de calabaza y frutos secos, los empanadicos o los boliches de Embún. Como bien puede observarse, su riqueza no solo depende del embalse que, paradójicamente, le arrebató y le dio la vida. Aquí no se inspiró Disney, pero su historia de superación quedará para siempre en la memoria de los oscenses.

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