Ganadera, agricultora e 'instagramer': “Hemos despertado el interés por querer vivir la vida del campo”

Elena Burillo con su rebaño de ovejas

Elena Burillo con su rebaño de ovejas / @agroburi

Pilara Subías

Zaragoza

El campo aragonés envejece y, según datos de UAGA, cada año la comunidad aragonesa pierde 200 agricultores en un sector que tiene una media de edad de 61 años. Aunque todavía queda gente que decide “arriesgarse” e intentar dar una esperanza al mundo rural. Es el caso de Elena Burillo, una joven de 25 años natural de María de Huerva (Zaragoza).

Ella se crio en una familia agricultora de cereal y ganadera de ovejas. Hace diez años sus padres abandonaron la ganadería para centrarse únicamente en la agricultura. No fue hasta 2021 cuando Elena dio el paso y retomó la tradición ovina. Allí comenzó también su aventura en redes sociales dónde es conocida como @agroburi.

Actualmente, tiene un rebaño de 250 ovejas y cuenta con 250 hectáreas de cereal. Confiesa que no lo hace todo sola, trabaja junto a su padre: “Sin él yo no podría hacer nada, formamos un buen equipo”. Ambos apuestan por la agricultura regenerativa, ya que son conscientes de la pobreza del suelo. “Estamos en una zona muy mala en la que llueve muy poco. Si nos exprimen tanto con los precios nosotros tenemos que buscar la manera de encontrar la rentabilidad. Nuestra principal idea es intentar mejorar la calidad del suelo, tenemos suelos muy pobres por falta de materia orgánica. Combinando la agricultura con la ganadería puedes conseguir cerrar el círculo y evitar usar tanta maquinaria” explica Elena Burillo.

Entre el trabajo en el campo y sus estudios en Ingeniería Agrícola, Burillo descubrió que las redes también eran "lo suyo". A raíz de comprarse las ovejas, su vida pasó a estar enfocada en ellas, y como consecuencia, su Instagram también: “Subía algo con las ovejas y a la gente le sorprendía, querían venir a verlas… Decidí publicar un reel de mi trabajo, triunfó y continué. Es un contenido que tiene mucho movimiento”. Ahora sus días son “diversos” durante las horas de sol trabaja y durante la noche edita.

No solo ella ha sucumbido al fenómeno de las redes sociales, varios compañeros del gremio se han unido al altavoz de Internet para dar a conocer la labor del sector primario. Asegura que “con las redes hemos despertado el interés por querer vivir la vida del campo. A las generaciones pasadas, lamentablemente, no se las escuchaba, el campo era una especie de marginado para la sociedad. Ahora con redes sociales podemos enseñar cómo funciona nuestro trabajo”. Ver a gente joven que “se lanza a la piscina” ha animado a muchos a seguir su ejemplo y “reforzar” así el sector agrícola y ganadero.

Por otro lado, la ganadera recalca que gracias a su perfil en redes ha podido conocer a bastantes compañeros de profesión y en especial a varias mujeres. “He encontrado a muchos agricultores y ganaderos y en especial a mujeres que me han hecho sentir acompañada en este proceso. Si alguna vez tengo una duda la subo a mis redes y ellos me contestan aconsejándome. Me agradecen los videos y yo agradezco el apoyo que me dan”, asegura. Estos referentes le han dado “mucha decisión” a saber que quiere dedicarse a este mundo. 

Sin embargo, la agricultura y la ganadería atraviesan un problema de falta de relevo generacional. El campo cada vez está más envejecido y no es capaz de encontrar a alguien que le dé continuidad.

Burillo considera que la dificultad del acceso al suelo, el clima y los problemas económicos son los tres condicionantes a los que se enfrentan las nuevas generaciones: “Es difícil que los jóvenes se queden si, de primeras, no tienen familia que tenga relación con el sector. El acceso a la tierra está muy caro y sin tierra que trabajar no puedes dedicarte a ello. Por otro lado, es una tarea que depende del clima, y son muy pocos los empresarios que se arriesgan a estar en manos de un factor tan cambiante como lo es el climático. Además, para iniciarse en el campo se necesita una gran inversión. Los tiempos están cambiando, necesitamos renovar maquinaria y necesitamos muchas más hectáreas para alcanzar el nivel de vida que tuvieron nuestros padres en su momento. No todo el mundo tiene posibilidades de acceder a un crédito y las ayudas son muy escasas”.

No obstante, Elena prefiere "tener esperanza”. Para ella el futuro del campo pasa por una “renovación del sector” y por “ser capaces de adaptarse a los tiempos”. Pone el ejemplo de su familia, sus padres pastoreaban 1.500 ovejas durante 10 horas al día. Ahora tiene 250 ovejas y las cuida con un pastor eléctrico, lo que le da “mayor flexibilidad” para continuar trabajando en otras cosas. “Quiero ser optimista porque cada vez somos menos y tenemos que luchar porque este sector crezca”, añade.

 

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