Serena Petit, una joven de 20 años: "Era adicta a hacerme daño e intenté suicidarme varias veces"
Su infancia y adolescencia fueron «difíciles». Después de sufrir una agresión sexual, tuvo que mudarse a Zaragoza y vivir rodeada de un entorno «tóxico»

Serena Petit en la jornada de salud mental infanto juvenil del Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza. / Carña Greenwood
A Serena Petit se le quiebra la voz. Empieza a hablar y deja la frase a medias. Se disculpa: «Perdona, tengo lagunas mentales». Le cuesta retroceder a su infancia y adolescencia y recordar esa etapa tan «difícil» que estuvo dominada por las autolesiones. Inspira, espira, y comienza.
«Yo nací en Zaragoza, pero me marché a vivir a Graus. Con 12 años volví a la ciudad y se me hizo muy difícil adaptarme a ese cambio, hacer amigos y empezar de cero», cuenta. Tenía que gestionar muchas emociones a la vez que llegaban, además, después de una niñez de «traumas». «En mi infancia sufrí una agresión sexual. No era sano mi entorno familiar», explica. Sus padres estaban divorciados y su hermana, dos años menor que ella, nació con una enfermedad rara.
Un año después de su llegada a Zaragoza, empezó a castigarse a si misma. «Durante seis años de mi vida fui adicta a las autolesiones: desde los 12 o 13 y hasta los 17 más o menos», indica, y añade: «A partir de ahí, todo fue en picado». Serena cuenta que en el instituto sufrió bullying por parte de sus compañeros y recuerda que a los 15 años sufrió otra agresión sexual. Y aunque lo intentaba, no le resultaba fácil realizar una vida «normal» porque «sufría depresión».
Unos años más tarde, tocó fondo. «En 2021-2022 intenté suicidarme varias veces», recuerda temblorosa. Entonces cursaba 2º de Bachillerato y tuvo que dejar los estudios. «Me tuvieron que ingresar en Psiquiatría», indica.
Algo cambió tras su último ingreso, cuando se dio cuenta de que no tenía que culparse por estar mal. «Empecé progresando poco a poco. Dejar las autolesiones fue lo que más me costó porque tenía una adicción», dice. Cumplir 18 años también fue decisivo, ya que pudo romper la «tóxica» relación que tenía con su padre.
Poco a poco fue «recobrando la vida». En el proceso fue clave la ayuda psicológica. Sobre los 13 años comenzó a ir al psiquiatra, y en torno a los 15 recibió ayuda psicológica. «Empecé a apoyarme en eso y fui poco a poco», remarca. También su pareja jugó un papel esencial al estar siempre a su lado. «Empecé a salir de casa, a mantener mi espacio ordenado, a volver a estudiar», expresa. La relación con su madre también mejoró.
Ahora, Serena estudia un grado superior de Realización de Proyectos Audiovisuales y Espectáculos en Los Enlaces y está «muy contenta». «Sigo tomando mi medicación y voy de forma puntual a la psicóloga, pero estoy viviendo una vida bastante común», dice. Emocionada, añade: «Me llegan a decir que soy esta persona hace unos años y no me lo hubiera creído».
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