envejecimiento de la población

Las tareas asociadas a los cuidados ya dan empleo a cerca de 32.000 aragonesas

Las trabajadoras denuncian la «mercantilización» del sector y las excesivas cargas de la asistencia en los «precarizados» centros residenciales

Una trabajadora del sector cuidados en una residencia de la tercera edad. | EL PERIÓDICO

Una trabajadora del sector cuidados en una residencia de la tercera edad. | EL PERIÓDICO

David Chic

David Chic

Zaragoza

Las tareas asociadas a los cuidados ya dan empleo a casi 32.000 aragonesas (a 31.738 en concreto). Sin embargo, los trabajadores denuncian la «mercantilización» del sector y las excesivas cargas físicas que supone la asistencia en los «precarizados» centros residenciales. Además, Aragón vive un periodo de estancamiento sin un crecimiento significativo en la oferta de plazas.

La mayoría de estos trabajos están agrupados en el propio trabajo en las residencias de personas mayores donde se suman 13.564 empleos según las cifras aportadas a este diario por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe). La cifra ha aumentado ligeramente desde la época de la pandemia del covid, cuando en este tipo de ocupaciones estaban empleados 12.491 aragoneses.

Esta leve paralización del sector ya fue denunciada por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales cuando alertó de que en este tiempo en la comunidad únicamente se esperan 140 plazas públicas más para los usuarios de este tipo de centros. Por otro lado, el personal doméstico ofrece trabajo a 10.809 personas.

Desglosando las cifras se especifica que la asistencia en establecimientos residenciales para personas mayores implica en la comunidad 5.750 puestos de trabajo. Casi otros tantos empleos son los dedicados a la asistencia sanitaria en estos centros, sumando 5.104 trabajadores. Dentro del mismo sector, el trabajo en residencias para personas con discapacidad intelectual, enfermedad mental y drogodependencia aporta 2.041 empleos al listado.

En otro orden de cosas, los establecimientos de asistencia para personas con discapacidad física emplean a 225 profesionales, algo que se completa con otros 444 que realizan «otras actividades de asistencia» según figura en las afiliaciones proporcionadas por el Sepe.

Entre los empleos que no están asociados a una residencia, pero que también implican el cuidado de personas mayores (como en centros de día) se reseñan 1.493 asalariados. Los establecimientos de este tipo destinados a las personas con discapacidad suponen 3.001 trabajadores.

Cuidado de niños

El Sepe detalla igualmente 342 personas dada de altas en el epígrafe de cuidado diurno de niños y otras 2.529 personas no tienen una asignación definida, generalmente relacionadas con desempeños realizados por autónomos.

Comparando con los año previos a la pandemia sorprende la pérdida de más de doscientos trabajadores en la asistencia en establecimientos residenciales para personas con discapacidad intelectual, enfermedad mental y drogodependencia. En el año 2022 estos servicios empleaban a 2.277 aragoneses. A pesar del crecimiento general del sector, por ámbitos laborales también se han perdido empleos según las afiliaciones del Sepe en los centros de día para mayores y en la atención a la discapacidad.

Cuidados en el hogar

Estos datos, como sucede siempre en los sectores de asistencia a terceros, deben analizarse teniendo en cuenta la realidad del trabajo subterráneo y no declarado, especialmente el ligado a los cuidados en el hogar. Como señala la secretaria general de la federación de Sanidad y Servicios Sanitarios en Aragón de CCOO, Delia Lizana, el perfil de estas personas es de una mujer de cualquier edad, generalmente migrante procedente de Latinoamérica. Esto implica que muchas de ellas estén ejerciendo en familias a la espera de regular su situación de empleo.

La entidad ha detectado en sus informes «un déficit estructural» en este tipo de servicios que no se corresponde con una circunstancia puntual ni asociada a los cambios de la pandemia, pues la comunidad sufre estas carencias «desde hace más de una década».

Los problemas en gran parte llegan por la falta de implicación del sector público en estas áreas empresariales. «La mercantilización del sector y la falta de asunción de responsabilidades por parte de la administración está detrás de los problemas detectados», manifiestan.

Un sector copado de mujeres

Estos empleados de los cuidados, en su gran mayoría mujeres, se enfrentan a un panorama de bajos sueldos, contratos precarios que raramente llegan al 100% de la jornada y una alta incidencia de problemas relacionados con la salud laboral.

«El trato que las trabajadoras están recibiendo en ciertas residencias se puede calificar de abuso y elevada exigencia, con cargas de trabajo insoportables, con problemas de salud agudos provocados por el esfuerzo, con la sensación de no llegar y el sentimiento de inutilidad, con la rabia y el dolor de no poder atender mejor a quienes generalmente están en la última fase de la vida», lamentan desde el sindicato.

«El Gobierno de Aragón ha reconocido la necesidad de mejorar las ratios de empleado y residente, pero es evidente que no hay dinero para asumir una mejora de este tipo», destaca Lizana.

Por otro lado, el empleo relacionado con el sector cuidados tiene una paradójica relación con el entorno económico en el que se inscribe. Según los análisis de las entidades sociales, en el medio rural la instalación de una residencia o de un centro asistencial implica un revulsivo para el empleo en la comunidad. Sin embargo, en los núcleos de más tamaño y los alrededores de Zaragoza la situación es diferente por ofrecer una alternativa laboral que precariza a las personas que acceden a la misma.

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