De Andalucía a Aragón para ser profesor: "Aquí me han dado la oportunidad"
Los docentes del sur de España no dudan en viajar a la comunidad aragonesa a sabiendas de que van a encontrar un trabajo

De izquierda a derecha: Aitor Rodríguez, Antonio Gaitán y Paloma López, docentes andaluces en Aragón. / Servicio Especial

Lo cuenta con sinceridad. «Yo no había viajado más allá de Madrid en mi vida». Ahora lleva unos años en Aragón y asegura que hacer las maletas en su momento fue «la mejor decisión» que pudo tomar. Quien habla es Aitor Rodríguez, uno de los cientos de profesores andaluces que ejercen en Aragón. Su experiencia es la muchos compañeros que, ante la falta de plazas en Andalucía -hay más demanda que oferta-, optan por buscar trabajo en otras comunidades. «Allí es muy complicado incluso entrar en la bolsa de interinos», asegura.
¿Y qué encuentran en Aragón? Plazas vacías y, por tanto, trabajo. La situación es rocambolesca porque mientras en la comunidad hay una acuciante falta de profesores de Secundaria y de FP, en puntos como Andalucía los recursos humanos sobran.
Precisamente, esta contratación de docentes de otros territorios -muchos a través de listas extraordinarias que se convocan tras quedar desiertas una y otra vez las ordinarias- es lo que está permitiendo al Departamento de Educación del Gobierno de Aragón ir cubrir vacantes. Aunque no todas.
En el caso de Aitor Rodríguez, que actualmente es profesor de Inglés en Zaragoza pero que empezó el curso en el instituto de Illueca, decidió sacarse el Máster de Profesorado tras trabajar durante ocho años en una empresa privada. «Oposité en Andalucía y aprobé, pero encontrar una plaza es difícil. Con esa situación, empecé a apuntarme en listas de todas las comunidades y así es como llegué a Aragón», cuenta. Era octubre de 2023 y la oportunidad le llegó para cubrir una sustitución en Fraga. «Era para un par de días y al final me quedé todo el curso», recuerda.
Además de sus raíces andaluzas, la mayoría de los profesores del sur desplazados a Aragón tienen en común otra cosa: ocupar plazas de difícil cobertura en poblaciones que, en algunos casos y a mitad de curso, todavía están vacías. «Este trabajo puede ser vocacional o no, creo que hay de todo. El problema de la falta de profesores es que, al final, quien lo paga es el estudiante porque es un perjuicio para su educación», recalca Rodríguez.
Gran parte de los docentes andaluces que ejercen en Aragón guardan relación a través de un chat en el que, además de compartir experiencias, también se ayudan con los alojamientos y los desplazamientos. «Cuando llegué a Fraga me quedé en un hostal, luego en Zaragoza pues los amigos y compañeros me fueron echando una mano hasta que encontré algo... El alojamiento siempre es una dificultad, sobre todo al principio», reconoce Rodríguez.
Paloma López, también profesora de Inglés en Illueca, es natural de Baeza (Jaén) y llegó a Aragón el año pasado. En su primer curso, recorrió cuatro centros diferentes de la comunidad para realizar sustituciones. Este año, dada la falta de profesores y la necesidad de disponer de personal, logró plaza en el momento en el que la consejería de Educación publicó las listas extraordinarias para Inglés.
«En Andalucía la gente llega a dejar un trabajo fijo para hacer una sustitución de varios días como profesor y aquí no hay. Es sorprendente», cuenta. Ella también opositó en su tierra y aprobó «con buena nota», pero eso no garantiza «ni mucho menos» el poder trabajar. «Yo trabajaba en el sector turístico, en la recepción de un hotel, y durante el covid decidí tomar otra hoja de ruta. Claro que me gustaría volver a mi tierra y me presentaré allí a las oposiciones, pero dada la dificultad también me planteo opositar aquí para conseguir una plaza», asegura López.
Y es que otra de las cosas que comparten estos docentes andaluces que han emigrado es su «agradecimiento» a Aragón por darles la oportunidad de trabajar como profesores. «Estoy muy contenta y la adaptación la llevo bien. No conocía esta tierra y siempre recordaré que ha sido el sitio donde me han brindado mi primera experiencia como docente», cuenta la jienense.
Vocación docente
Otro andaluz que hace tres años hizo las maletas para poner rumbo a Aragón es Antonio Gaitán. Tras obtener el Máster de Profesorado, dejó su Córdoba natal, donde trabajaba como ingeniero, para cubrir una vacante de 15 días en La Puebla de Alfindén como profesor de Matemáticas. Después pasó por Binéfar, por un par de institutos de Zaragoza, por Fraga y ahora ejerce en el instituto de Illueca. «Viví una situación personal que me motivó a dar el paso. Tenía mi trabajo como ingeniero y cuando me saqué el máster me di cuenta que obtener una vacante en Andalucía iba a ser complicado», cuenta.
«Mire opciones en otras comunidades porque solo dependía de una maleta, no tenía inconveniente en irme a vivir a otro lado. La plaza que tengo ahora es de estabilización en el medio rural, para tres años, y estoy muy contento. Aquí me siento como en casa», asegura Gaitán.
Su especialidad, Matemáticas, es precisamente una de las que más carencia de docentes tiene en Secundaria. De hecho, el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón acaba de solicitar por carta al Ministerio de Educación que permita a los maestros de Primaria poder dar clases, al menos de Lengua y Matemáticas, en 1º y 2º de ESO. «Creo que el sector privado ahora ofrece otras salidas y por eso dar clase no está entre las prioridades. Yo siempre he vivido esto como algo vocacional porque toda mi familia está vinculada a la docencia. Me siento muy realizado», matiza
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