BIODIVERSIDAD

Aragón estrena dos millones de árboles para recuperar el esplendor forestal

El plan de repoblación de la comunidad, con un presupuesto de 10,2 millones de euros, ya ha comenzado las plantaciones en 1.200 hectáreas

Trabajos de reforestación en los montes de San Martín de la Virgen de Moncayo

Laura Trives

David Chic

David Chic

Tarazona

La recuperación de los bosques aragoneses vivirá en los próximos dos años un impulso decidido gracias a las plantación de dos millones de árboles en una superficie de 2.000 hectáreas, con el objetivo de frenar la erosión de los suelos y devolver el vigor a unos terrenos de monte que vivieron su esplendor a mediados del siglo XIX. A partir de entonces comenzó la explotación maderera y el progresivo abandono rural que fueron pelando las laderas de valles y barrancos.

El plan de repoblación forestal de la comunidad, que se retoma tras unos años de poca inversión con un presupuesto de 10,2 millones de euros, sigue la tónica estatal consolidada en los años cincuenta después de que se demostrara que este proceso sirve para la mejora física de los montes, la prevención de las inundaciones y en cierto modo, dar empleo a la población rural. Según destaca el director del servicio provincial de Medio Ambiente y Turismo de Zaragoza, Ignacio Pérez-Soba, estos procesos «han demostrado un gran éxito ecológico e hidrológico a largo plazo». En la actualidad, alguna de las primeras reforestaciones ya se consideran «verdaderos museos naturales», como sucede en Canfranc, Orcajo o Daroca. Y eso que en su día se criticaron por la falta de diversidad en las especies a plantar (sobre todo pinos), pero con el tiempo se ha multiplicado la presencia de flora en esas zonas por la propia evolución ecológica de los terrenos.

Los datos que maneja el Gobierno de Aragón indican que la comunidad cuenta con 4,7 millones de hectáreas, de las que el 57% son de superficie forestal, aunque solo esté arbolado un 33% del territorio (1,5 millones de hectáreas). El Plan de Reforestación de Aragón (PREA) ahora en marcha es una línea estratégica de la consejería de Medio Ambiente y Turismo que contempla actuar en el 22% del territorio del conjunto de las tres provincias de acuerdo con un proceso de consulta con los ayuntamientos y estudios previos de la Universidad de Zaragoza y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

La directora general de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, Ana Oliván, celebra que con estas plantaciones además de restaurar paisajes se esté «protegiendo el terreno de la erosión, pues como se ha visto con las danas, el agua puede provocar efectos muy adversos». Durante una visita a los montes de San Martín de la Virgen del Moncayo ha recordado que si existe un suelo «protegido y cubierto de vegetación» se logra «un efecto protector que es fundamental» que es imprescindible para la biodiversidad.

Desde febrero

La inversión total en ejecución alcanza 3.848.736 euros y, en términos de superficie, se está trabajando en diferentes estados de ejecución en 1.244,98 hectáreas. Este valor representa el 62,25% del objetivo total de 2.000 hectáreas en la legislatura marcadas por el departamento.

En cuanto a la distribución de la superficie reforestada, la mayor parte de la actuación se está llevando a cabo en montes municipales ordenados y no ordenados, sumando un total de 1.112 hectáreas. El resto se completa con montes propios de la comunidad autónoma y vías pecuarias. En un futuro no se descarta la colaboración con entidades privadas.

Oliván destaca que para las plantaciones se han seleccionado «especies adaptadas a la climatología» para garantizar «el mejor resultado posible» a largo plazo. «El suelo es un recurso muy escaso que tarda miles de años en formarse y tenemos que hacer todo lo posible por protegerlo», indica.

Aragón fue un territorio pionero en la repoblación forestal y los montes de Zuera acogieron en 1869 la primera plantación conocida. «Nuestro impulso con el plan actual es darle un empujón a la regresión natural y dejar que el tiempo actúe desarrollando ecosistemas estables: con el tiempo llegan más plantas, nuevos animales y se mejora el ciclo hidrológico de toda la zona», reconoce Pérez-Soba.

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