Funcionarios aragoneses afectados por la salida de DKV: "¿A dónde voy? ¿Qué hago? Esto es caótico"

Esta compañía es la única que no se ha presentado al nuevo convenio

La sede de Muface en Gran Vía en Zaragoza, durante una protesta de los funcionarios el pasado mes de diciembre.

La sede de Muface en Gran Vía en Zaragoza, durante una protesta de los funcionarios el pasado mes de diciembre. / Miguel Ángel Gracia

Zaragoza

Muface vuelve a escena. Tras conocerse las ofertas económicas de Asisa y Adeslas, las dos únicas compañías que se han postulado a este nuevo concierto que es ya el tercero desde que cinco meses atrás comenzara la crisis de este modelo de asistencia sanitaria. La única aseguradora que no se ha presentado a la última licitación es DKV, que con más de 13.500 funcionarios asegurados es la más potente en Aragón. Así, la pelota pasa ahora al tejado de los mutualistas de esta aseguradora, que una vez se firme el concierto -la fecha está por determinar- contarán con un plazo de "un mes natural" para decidir si se cambian a una de las compañías privadas o al sistema público. Para ellos, dicen, continúa la incertidumbre.

Lo cuenta de primera mano Pilar López, una mutualista aragonesa asegurada con DKV que está “atacada de los nervios” con esta situación. Por su cabeza pasa la decisión que deberá tomar cuando se firme el nuevo concierto. "¿A dónde voy? ¿Qué hago?", se pregunta después de haber acudido primero a la sede de Muface de Zaragoza y, después, a las oficinas de DKV de Gran Vía para resolver su situación. "Esto es caótico", afirma.

Su historia es la siguiente. Hace tres semanas le surgió un problema de rodilla que le llevó a irse a urgencias. “Me atendieron, me dieron antiinflamatorios y me dijeron que me viera el traumatólogo”, detalla. Siguiendo las indicaciones, pidió la correspondiente cita con DKV. Se la dieron para el día 27 de marzo. “Llamé y mi traumatólogo y me dijo que, en principio, él estaba en DKV hasta finales de este mes de marzo. Yo le dije que no podía ser así, que están obligados a atenderme hasta que esté firmado el nuevo concierto”, recuerda López. 

Pero sostiene que “hay muchas maneras de eludir esa obligación”. “Te pueden decir que no hay cita, que espere que me llamarán ellos…”, comenta. Aunque acudirá a su visita del día 27, no ve una solución clara a su dolencia. “En urgencias ya me dijeron que me van a hacer una resonancia o un TAC, pero para eso yo tengo que pedir autorización a DKV. ¿Crees que el día 28 me habrá dado la autorización la compañía? No”, sostiene.

Según indica, desde Muface le han explicado que hay un plazo legal de cinco días para que le respondan, pero teme que no suceda así. “Me han dicho que, si no me responden, ponga una queja. Pero, entre tanto, aquí estoy...”, subraya la mutualista, que recuerda que lleva "tres semanas con la pierna levantada" y que ha tenido que "dejar todas las actividades físicas".

Su malestar se incrementa porque ella, que se jubiló hace dos o tres años después de más de 45 trabajando, forma parte de Muface desde 1976. Sin embargo, empezó a trabajar dos años antes (1974), y desde entonces forma parte de Clases Pasivas. Su queja llega porque, según se ha dado a conocer recientemente, los pensionistas que realizaron aportaciones a antiguas mutualidades de este modelo antes de 1999 tendrán una reducción del IRPF, a excepción de los que siempre han formado parte del régimen de Clases Pasivas. "Es una injusticia terrible", subraya.

Con unas y otras circunstancias sobre la mesa, y llena de "indignación", López trata de dar respuesta a todas sus dudas. "Creo que, si no me hubiera pasado esto de la rodilla, habría probado en la seguridad social...", dice. La idea de cambiarse a otra aseguradora tampoco le convence. "No sé si va a haber todo tipo de especialidades, se dice que van a reducir médicos...", comenta. Por si acaso, ya ha solicitado su historial médico en DKV. “Si no, me quedo colgada”, dice la aragonesa, que indica que durante “toda la vida” ha recibido asistencia sanitaria de esta aseguradora. 

También María, otra funcionaria aragonesa asegurada con DKV, pone ahora sobre la balanza las ventajas e inconvenientes de una y otra aseguradora. "Asisa no tiene buenos médicos, no lo he mirado al detalle pero por ejemplo creo que no ofertan la clínica Quirón a los funcionarios, y yo con la Montpellier no quiero... Adeslas tiene otros pegas, y es que la ginecóloga y la alergóloga no están en su cuadro médico. Además, por lo que sé, se les obliga a pasar consulta en sus ambulatorios privados. Con lo cual, mal", sostiene la mutualista.

La siguiente opción es cambiar al sistema público sanitario. "La seguridad social está hecha una pena", añade. "Estamos muy desorientados", dice la mujer refiriéndose a los mutualistas en general, que señala que parece que "esto va a la deriva en todos los sentidos". "Es una política nefasta porque la seguridad social no está preparada para aceptar a todos los que, probablemente, terminemos por ir. Entonces, primero, que arreglen las cosas y, luego, que acojan a gente", sostiene.

El que sí ha tomado una decisión es Alfonso, otro mutualista de DKV que sabe que, cuando llegue el momento, cambiará a otra aseguradora privada. Con todo, explica que la situación de ahora es inestable. "Nos dicen que tenemos la prestación sanitaria garantizada, pero en DKV ahora no te dan citas porque no tienen las agendas abiertas", apunta.

El porqué de su continuidad en el modelo de Muface está en que está "acostumbrado al sistema". "Me produce más desconocimiento la Seguridad Social que la prestación privada", expresa. El cambio no le resultará complicado porque los mutualistas están acostumbrados a tener esa opción. "Todos los años, entre el 1 y el 31 de enero, nos dan la opción de cambiarnos de compañía o pasar a la seguridad social. Se puede hacer o presencialmente o por vía electrónica", señala.

Cinco meses después, los funcionarios asegurados con DKV continúan con la incertidumbre en el cuerpo. Parece que el telón todavía no se ha cerrado.

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