El vino aragonés, en alerta: paralizadas más de 100.000 botellas con destino a EEUU
El sector vitivinícola aragonés se enfrenta a un escenario de incertidumbre por los aranceles de Trump, lo que ha provocado la interrupción temporal de las exportaciones a este mercado a la espera de que se aclare la situación

Bodegas San Alejandro de Miedes, una de las empresas vinícolas de Aragón que exporta a Estados Unidos. / DO Calatayud
El sector vitivinícola aragonés se enfrenta a un escenario de incertidumbre tras la imposición de aranceles del 20% a los vinos españoles y europeos en Estados Unidos, uno de los principales clientes en el exterior de los caldos aragonesas, con un volumen de negocio que alcanzó los 11 millones de euros el pasado año. La guerra comercial abierta por Donald Trump ya ha provocado la paralización de pedidos y preocupación entre los exportadores.
Las bodegas de las denominaciones de origen Calatayud y Campo de Borja son las más afectadas en la comunidad por ser las que mayor presencia tienen en este mercado norteamericano.
Varias bodegas aragonesas admiten que los importadores estadounidenses han «congelado compras» desde hace semanas, a la espera de cómo evolucione la situación. Más de 100.000 botellas, como mínimo, están retenidas a la espera de que se aclare el contexto arancelario, según estimaciones del sector. «Ningún distribuidor quiere asumir el riesgo de que un contenedor llegue con el arancel aplicado», señaló una fuente. Así ha ocurrido desde que Trump, en una de sus habituales bravuconadas, amagara hace ya un mes con aplicar impuestos del 200% a los vinos europeos.
Entre 40.000 y 50.000 botellas
«Todas las bodegas tenemos pedidos parados porque los distribuidores no se atreven a llevar mercancía», ratifica Enrique Chueca, director general de Bodegas Aragonesas y recientemente elegido presidente de la Asociación de Industrias de Alimentación de Aragón (AIAA).
En el caso de su empresa, la interrupción de las operaciones a EEUU afecta a entre 40.000 y 50.000 botellas. «Dos o tres contenedores», señala. Confía, no obstante, en que pronto se restablezca la normalidad: «Estamos hablando con el distribuidor y probablemente empezaremos a liberar ya». Washington supone entre el 8% y el 10% de las exportaciones de Bodegas Aragonesas, lo que hace que sea su cuarto o quinto mercado exterior, según el año.
Aunque el gravamen final es «sensiblemente inferior» al 200% que se temió inicialmente, «no por ello podemos estar contentos», explica Michel Arenas, presidente de la DO Calatayud, quien teme un impacto «significativo» en función de cómo evolucione la situación. «No es motivo de alegría porque los mercados obviamente se pueden resentir», se lamenta.
El precio de una botella de vino aragonés en EEUU ronda los 15 euros de media para los consumidores finales, por lo que con el 20% de arancel podría encarecerse unos 3 euros, lo que altera su competitividad en el mercado. «Habrá que ver cuál es el precio final, porque si sube el precio bajarán las ventas porque habrá otros vinos de otros puntos más competitivos», apunta Chueca.
Los productores aragoneses y españoles, eso sí, parten a priori de una mejor posición que los franceses o italianos, cuyos caldos se mueven en un rango de precios más elevado, lo que penaliza más.
Preocupación y cautela en la DO Calatayud
«Entendemos que el consumidor final, si tiene un vino como referente, pues a lo mejor sigue apostando por el a pesar de que se encarezca», señala Arenas, quien admite también la paralización de exportaciones en la denominación a EEUU. «Si hubiera sido el 200%, habríamos tenido un problema todavía más tremendo», dice aliviado.
De momento, los vinos aragoneses están en modo espera. «Estamos en la primera fase. Cuando entren los aranceles, veremos si los pedidos se reactivan o si la situación de parálisis se prolonga», concluye. La incertidumbre, por ahora, sigue servida.
Estados Unidos absorbe el 40% de las exportaciones exteriores de los vinos de la denominación de origen Calatayud, con millones de botellas vendidas anualmente, lo que convierte a este mercado en vital para esta demarcación.
Entre las bodegas aragonesas más expuestas a la crisis arancelaria de EEUU figuran Borsao, San Gregorio, Ateca o San Alejandro, que dependen en gran medida de las ventas al otro lado del Atlántico. En esta última, situada en la localidad zaragozana de Miedes y perteneciente a la DO Calatayud, reconocen su preocupación, pero ven prematura cualquier valoración y llaman a la cautela. «Está todo tan revuelto que no sabemos qué pasará. No hay nada definitivo», indicaron fuentes de la empresa, que también ha sufrido la paralización generaliza de pedidos a este país que vive el sector.
Mientras, el sector confía en que las negociaciones entre la UE y EEUU suavicen la medida, dado que también perjudica a distribuidores estadounidenses de productos europeos. «Tenemos que utilizar más fondos para promocionar los vinos de Aragón y los alimentos en general», defiende Chueca como presidente de la AIAA, que urge más ayudas de la Administración públicas para «crear impacto en el mercado» y «cambiar la tendencia de consumo», que lleva un tiempo a la baja.
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