Especial 23A
Expo Internacional 2008: la entrada de Zaragoza en el siglo XXI
La muestra atrajo a la capital aragonesa a 5,6 millones de visitantes, que recorrieron sus pabellones dedicados al cambio climático, el control del agua y el uso de energías limpias

Búscate en la Expo Zaragoza 2008 / El Periódico de Aragón
Si borráramos de un plumazo todo lo que no existía en Zaragoza en el año 2006, sería difícil reconocer la ciudad. Con este ejercicio que el presidente de la Asociación Legado Expo, Francisco Pellicer, plantea a sus alumnos de Planificación Urbana de la Universidad de Zaragoza, se visualiza claramente cómo, y hasta qué punto, Expo Zaragoza 2008 supuso un antes y un después para la capital aragonesa. Un acontecimiento que transformó la ciudad y la consolidó definitivamente en el siglo XXI. Y como muestra, un botón: en los apenas tres años que se invirtieron en la construcción de la muestra internacional, se edificaron un total de 22 puentes y pasarelas (ocho de ellos sobre el Ebro), tantos, recuerda Pellicer, como se habían construido en los 2.000 años anteriores. Una apuesta que dio un vuelco a la foto fija de la ciudad, su movilidad y su manera de vivir, con hitos como el cierre del tercer y cuarto cinturón; la ampliación del aeropuerto de Zaragoza; la creación de un nuevo pulmón verde, el Parque del Agua Luis Buñuel; la pacificación del tráfico en el centro de la ciudad; la construcción del puente del Tercer Milenio; y la apuesta por la bicicleta como medio de comunicación alternativo y sostenible. Una nueva ciudad con más calidad de vida.
Expo Zaragoza 2008 atrajo a 5,6 millones de visitas que recorrieron sus pabellones dedicados al cambio climático, el control del agua y el uso de energías limpias. Un espacio que pasó, de ser un solar de 25 hectáreas, a ser un referente arquitectónico con edificios diseñados por arquitectos de renombre internacional: la Torre del Agua, buque insignia de la Expo que será un Museo de la Logística; el Pabellón Puente, reconvertido en Museo de la Movilidad; el Acuario Fluvial, único en Europa; o los pabellones de los países, transformados en una boyante Expo Zaragoza Empresarial con un 92% de ocupación.
Las asignaturas pendientes
Expo Zaragoza 2008 trajo a la ciudad gran número de servicios y equipamientos, pero quedan aún asignaturas pendientes que se arrastran desde su conclusión. Hoy en día, por ejemplo, siguen sin uso los pabellones de Aragón y de España, así como los ‘cacahuetes’, salvo el que ocupará la televisión pública de Aragón. Pendiente queda también el “abandono” del Parque del Agua, comenta Pellicer, un gran pulmón verde de 125 hectáreas que ha ido perdiendo brillo con el paso de los años, con el cierre de servicios como Las Playas, el centro hípico o el canal de aguas bravas. Un espacio que podría dejar de albergar en 2025 las pistas de pádel y campos de fútbol de Soccerworld, ya que el Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado extinguir el contrato de esta empresa por impagos que rozan los 1,4 millones de euros.
Otra de las tareas pendientes es, a juicio de Pellicer, “el frente fluvial, la parte situada entre la zona empresarial y el Ebro, que necesita un repaso más que considerable”. Un lugar de esparcimiento regado de un total de 19 intervenciones artísticas que, “salvo el alma del Ebro, de Jaume Plensa, que se ha restaurado recientemente”, comenta Pellicer, se encuentran en “mal estado. Es una parte patrimonial en la que invertimos casi ocho millones de euros, era el embrión de un parque escultórico contemporáneo que está lamentablemente muy abandonado”.
Finalmente, en lo que respecta al legado inmaterial de la Expo, queda pendiente la capitalización y conducción de ese legado intelectual, relacionado con el agua, que actualmente se conserva en la denominada Caja Azul. “Zaragoza puede seguir siendo la capital del agua. Tenemos los materiales de los 3.500 expertos mundiales del agua que se reunieron durante 93 días en Zaragoza”, propone Francisco Pellicer.
Hubiera costado un siglo
Gracias a Expo Zaragoza 2008, la capital aragonesa recibió una inversión, a través el Plan de Acompañamiento, de más de 2.500 millones de euros para la creación y finalización de infraestructuras que, según apunta Miguel Ipas, vicepresidente de la Asociación Legado Expo, habría sido imposible implementar en apenas tres años. Probablemente, no antes de acabado el siglo XXI. “Los cinturones eran un proyecto muy antiguo, que se consiguió terminar en el año 2008. El puente del Milenio se diseñó en 1992, con la Expo de Sevilla, se cambió cinco veces de emplazamiento y no se construyó hasta el año 2008”, menciona Ipas a modo de ejemplo. Y es que la Expo posibilitó, no solo transformar por completo la movilidad y la postal de Zaragoza, sino que permitió realizar o terminar proyectos reivindicados durante décadas, como la autovía Mudéjar o la recuperación de 70 kilómetros de las riberas del Ebro, Huerva, Gállego y Canal Imperial.
Un logro debido también a la cooperación entre administraciones. “Fueron tres años de auténtica locura, pero con una coordinación institucional envidiable”, rememora Francisco Pellicer. “Los astros se pusieron cada uno en su sitio, y la constelación pudo ofrecer este avance”, sonríe el presidente de la Asociación Legado Expo. Una conjunción astral que permitió dotar a la ciudad de un gran número de infraestructuras: camping municipal, Palacio de Congresos, Parque del Agua Luis Buñuel, pasarela del voluntariado, puente del Tercer Milenio, plan de riberas, ampliación del Aeropuerto de Zaragoza, primera línea de cercanías en Zaragoza entre Casetas y La Cartuja, finalización del tercer y cuarto cinturón, pasarela de Delicias, aumento de 10.000 plazas hoteleras, rehabilitación del Paraninfo, o duplicación de las zonas verdes de la ciudad, que pasaron de 4,5 a 10 millones de metros cuadrados en 2008.
Volver a mirar al río
El Ebro que guardaba silencio, según reza la canción, al pasar por el Pilar, es ahora el protagonista que siempre fue desde su fundación por el emperador Cesar Augusto hace más de 2.000 años. Atrás quedaron esos años en los que el Ebro era visto como un obstáculo dentro del entramado urbano. Uno de los objetivos, precisamente, del equipo que diseñó Expo Zaragoza 2008. “Ya no se trataba de saltar la barrera del Ebro, sino de integrarlo como un elemento del paisaje, como un lazo de unión de la ciudad”, recuerda Francisco Pellicer, miembro también dicho equipo. “Cuando se definían las ideas fuerza de la Expo, hablábamos de que el río fuera la calle principal de Zaragoza, donde la ciudad histórica se encontrase con la ciudad emergente. Decíamos que había que ‘coser’ la ciudad con puentes, con pasarelas y caminos a distintas alturas”, recuerda.
Y es que, tal y como explican María Sotelo y José Antonio Navalpotro en el artículo ‘Cambios y transformaciones urbanas en Zaragoza tras la Expo del 2008’, “las riberas del Ebro han dejado de ser un espacio olvidado, inaccesible, inseguro y sucio, para convertirse en un lugar de encuentro, donde la población disfruta con la naturaleza de la misma manera que lo hacían aquellos zaragozanos que acudían a las playas fluviales de épocas pasadas”.
Desde el año 2008, Zaragoza ha vuelto a mirar a su río, por cuyas riberas se ven no pocas bicicletas que recorren los 156 kilómetros de carriles bici que hay ahora en la ciudad. Una cifra nada desdeñable considerando que, en el año 2003, tan solo había doce kilómetros, a los que se sumaron otros 111 kilómetros que se construyeron con la Expo. Una apuesta por la movilidad sostenible en la que tuvo un gran impacto “el cierre de los cinturones, que permitió sacar el tráfico de la ciudad y hacerla más peatonal, con más espacios para los ciudadanos”, recuerda Miguel Ipas.
Una nueva ciudad en la que el pasado milenario y el futuro vanguardista se miran frente a frente. “En las visitas a la Zona Expo, cuando estamos en la zona de la Torre del Agua, el Pabellón Puente o los antiguos pabellones de los países, explicamos que estos son los edificios de la Zaragoza del siglo XXI. Y que enfrente está la Zaragoza histórica, con sus 2.000 años de historia”, apunta Miguel Ipas. “La Expo fue una oportunidad y se cogió en su momento. Cuando pasaba el tren, nos montamos”, concluye Francisco Pellicer.
- Adiós a uno de los restaurantes más queridos de Puerto Venecia: seguirá abierto en su ubicación habitual
- El pueblo con peor vista de España está en Aragón: tiene menos de 40 habitantes
- Pescan un descomunal siluro en aguas del Ebro en Mequinenza
- El Supremo desatasca la indemnización de 30 millones a los vecinos del edificio de Las Estrellas
- Zaragoza cede dos nuevas parcelas a la DGA para construir más de 400 viviendas públicas
- PP, Vox y PAR instan al Gobierno de Aragón a 'proteger' la escultura de Franco que estuvo en la Academia General Militar de Zaragoza
- Se vende hotel de lujo en uno de los pueblos más bonitos de Aragón por 800.000 euros
- De las 'presiones' a la 'suspensión': la directora del Gloria Fuertes de Andorra se contradice sobre la visita de Pilar Alegría