Encuentro entre presidentes | Dos cafés, un retrato real y demasiados recuerdos

Tiempo. Lo que más le falta hoy a cualquiera y lo que siempre han reclamado los políticos: más tiempo en el poder, más tiempo para sus proyectos, más tiempo para todo. De tiempo también fue el encuentro entre los cuatro presidentes de Aragón en este siglo.

Con tres meses de antelación se comenzó a fraguar, teléfono en mano, la cita con los referentes políticos del siglo XXI aragonés. No con tanta antelación, pero con mucha, llegaron Marcelino Iglesias y Javier Lambán al Pignatelli. Su casa por doce y ocho años, respectivamente, volvía a abrirles la puerta. Ambos compartieron un café –el primero de la jornada– en un momento en el que el sanchismo de uno y el lambanismo del otro les colocan en las antípodas del PSOE Aragón.

Luisa Fernanda Rudi llegó después, y tuvo que marchar la primera. La primera mujer presidenta de Aragón sigue en pleno ejercicio político, con su acta de senadora, y tuvo que salir volando hacia el AVE, tras casi dos horas de conversación. El actual líder del Ejecutivo apuró en su despacho todo el tiempo posible para terminar las tareas de una apretada agenda, la que da el ejercicio del poder. La pausó durante un par de horas para el debate y para disfrutar de esos cafés con quienes le precedieron.

La Sala de Columnas del Pignatelli sirvió de escenario para una charla en la que afloraron anhelos comunes y asuntos donde la distancia ideológica se traduce en contraposición de ideas. Allí, todavía, se puede ver un retrato de Felipe VI con cara de adolescente, recién salido de la Academia General Militar. «Hay que renovarlo», dijo Lambán. «Lo estamos hablando ya, pero hay que esperar a que la Princesa termine toda su formación», detalló Azcón. Una incógnita resuelta, otra creada: Leonor estará en el Pignatelli en un par de cursos, y habrá que buscar otra pared para el joven Felipe.