Quercus, la empresa que desarrolla la IA para ahorrar agua al regadío de Aragón
La firma, afincada en Monzón, ha desarrollado una herramienta de control para las comunidades de regantes que permitiría ahorrar entre un 20 y un 35% de agua gracias al uso de gemelos digitales y la inteligencia artificial. Todo ello mientras se busca una «buena digitalización» del sector primario.

Daniel Pons, técnico de desarrollo de Quercus, junto a la aplicación para mejorar el regadío de Aragón. / EL PERIÓDICO

Los regantes aragoneses comenzarán, si nada se tuerce, la campaña sin restricciones. Pero depender de la lluvia altera el cuerpo y el deseo de todos los profesionales del sector primario es disponer del agua suficiente para que los cultivos crezcan. Ante eso, el ahorro y el uso razonable del agua parece una solución. A la fórmula se le añade la inteligencia artificial y sale la propuesta de Quercus, empresa afincada en Monzón, que ha desarrollado una plataforma que pretende ahorrar a las comunidades de regantes entre un 20 y un 35% de agua.
Daniel Pons es el técnico de desarrollo de Quercus y una de las personas más implicadas en IRRI-COMmunity, la aplicación diseñada para este fin. «Es una herramienta práctica para las comunidades de regantes, eficiente sin importar el tamaño de la explotación», defiende Pons, que considera España el territorio ideal para lanzar este tipo de innovaciones: «Somos un país agrícola y el campo está lleno de tecnología».
Ese sector primario, «al que hace falta que lleguen más recursos», puede ser una fuente de innovación que irradie a otros sectores. «Las comunidades de regantes son unas estructuras impresionantes», defiende Pons, que insiste en que la herramienta de Quercus servirá para que cada agrupación tenga «el control absoluto» sobre su riego. «No tenemos la seguridad de que siempre vaya a llover», advierte el responsable de la firma montisonense, que recuerda que «el agricultor no tiene la posibilidad de fallar ni una sola vez» para que la plantación siga su desarrollo.
Ante la escasez o la volatilidad de las lluvias, soluciones tecnológicas. IRRI-COMmunity, cuya licencia adquiriría la comunidad de regantes y podría ser utilizada por todos los socios, permitirá a sus usuarios «ahorrarse un tercio del gasto en agua o saber cuándo bombear», además de una mayor previsión para tomar decisiones: «El regante podrá afinar cuándo hacer las cosas y decidir cómo llevarlas a cabo», en un planteamiento que permitiría un ahorro «campaña a campaña».
Tres herramientas destacan por encima de las demás en el lanzamiento de esta aplicación. En primer lugar, la utilización de gemelos digitales, que permite simular «con muchos patrones y muchas variables y saber cómo se va a comportar cada planta en cada territorio». Una técnica pionera que se apoya también en la teledetección, segunda de las patas: «Sacamos provecho a los datos que recogen los satélites de terreno de la UE y lo convertimos en un software que es manejable para la persona que opera la herramienta».
Pons, que asegura que su equipo «se ha roto la cabeza» para lograr la mayor accesibilidad posible, presume también de que la aplicación cuenta con inteligencia artificial. «Es lo que permite desarrollar el gemelo digital o prever algunas acciones», insiste Pons, que pone en valor la importancia de que el agricultor sea capaz de anticiparse a lo que va a suceder en su terreno: «Se están jugando las castañas».
El proyecto, que ya ha sido testado en varios sectores de la comunidad de regantes de Bardenas, cerca de Ejea de los Caballeros, está arrojando unos primeros resultados «positivos», que por ahora solo han encontrado una pega. «Está costando que el regante lo entienda», analiza Pons, que se muestra optimista sobre el proceso de adaptación de los profesionales del sector primario, ya que «el primer año siempre es el más costoso, porque hay que desarrollar confianza con el nuevo sistema y ser capaces de adaptarse a su funcionamiento».
Por ello, aparte de seguir mejorando en las funcionalidades de la aplicación, el siguiente paso de Pons y de su equipo se dará sobre la tierra. «Tenemos que conseguir que el regante se fíe, porque si no es como tirar el proyecto a la basura», afirma el responsable de la herramienta, que adelanta que los trabajadores de Quercus tienen planeadas próximas visitas al terreno, «trabajo de tú a tú», para lograr que la mente de los ingenieros y desarrolladores se alinee con las necesidades de los profesionales agrarios.
Entre 5 y 15 euros por hectárea
La fase de prueba de IRRI-COMmunity ha arrojado unos primeros resultados positivos y ha permitido a Quercus estimar una valoración del precio. Con su pretensión de que sea una herramienta utilizada por grandes y pequeñas comunidades de regantes, se plantean un precio de entre 5 y 15 euros por hectárea incorporada al sistema. «Somos pioneros en este tipo de herramientas en España, luego llegará un Google agrario y nos echará del mercado», bromea Pons, que desea que la tecnología a precio asequible ayude al campo aragonés.
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