Las voces del apagón: "En 29 años de servicio no había vivido nada de esta magnitud"
Los cuerpos de Bomberos, Policía o la Guardia Civil se volcaron para rescatar a los miles de afectados por el apagón en Aragón

Varios compañeros de la UIP suben a pulso a una usuaria de una residencia de ancianos de Zaragoza. / SERVICIO ESPECIAL
El apagón eléctrico implicó este lunes a cientos de efectivos de los cuerpos de bomberos, Policía y Protección Civil. Su actuación coordinada fue clave para dar asistencia a los más de 4.000 pasajeros que se quedaron varados en las vías de los trenes, a quienes se quedaron atascados en ascensores y sufrieron la peor cara del fundido a negro.
Jorge Crespo, jefe del servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón
"Es un escenario que nos sorprendió". Así resume Jorge Crespo, jefe del servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón, lo sucedido en el inicio del apagón en la comunidad. El objetivo desde el primer momento fue "identificar las infraestructuras más delicadas", que se convirtieron en "prioridad" para el Ejecutivo autonómico, que trabajó para "verificar que todo estaba bien y no faltaba suministro". Aun con todo, se destinaron miles de litros de gasoil para mantener activos los generadores, aunque "no fue sencillo porque también había dificultades para bombear".
Comunicados en todo momento gracias a la red Tetra, Crespo asegura que el Cecopi, en el que participaba Endesa, permitió saber "el escenario que se manejaba, pero no los tiempos". El responsable de Protección Civil avanza que "siempre se trabaja pensando en lo peor", pero que al menos el apagón de ayer respondía con cierta positividad: "No sabíamos cuánto iba a durar y suponíamos que iba a ser lento, pero al menos cada vez que se lograba algún avance veíamos que no había retroceso". Ahora se abre el momento del análisis, con notas positivas y negativas, según afirma Crespo: "Las infraestructuras críticas, como las sanitarias, mostraron puntos fuertes y respondieron bien. Por contra, hay que mejorar la gestión de los trenes, porque fue muy difícil comunicarse con Adif y siempre es complicado abordar las dificultades con Renfe".
Alberto Plou, inspector jefe del Servicio de Bomberos de la Diputación Provincial de Teruel
En Teruel, los bomberos de la diputación pensaron en un inicio que era "algo más puntual", que solo afectaba a su territorio. Por eso Alberto Plou, inspector jefe del Servicio de Bomberos de la DPT, cuando vio que era un caso "estructural" trabajó, junto a su equipo, "para coordinar todo el operativo con el 112 y la Guardia Civil". Un trabajo centrado en los hospitales, después de atender "muchas llamadas" de atrapados en ascensores. "Cada intervención se aborda como una más, aunque hay gente que entra en pánico y a la que hay que tranquilizar", detalla Plou.
En los primeros momentos, cuando conocieron todo lo que estaba pasando, Plou admite que los bomberos se comportaron como "los primeros informadores". En un aspecto más amplio, todo lo relacionado con las infraestructuras. "Tuvimos que asegurar que los hospitales tuvieran reservas de gasoil", concreta el inspector jefe, que recuerda que la DPT tiene "30.000 litros de reserva de gasoil, por si acaso".
Marco Granado, operador de la sala de emergencias del 080
"En 29 años de servicio he visto bastantes cosas y muy parecidas, pero esta magnitud no la había vivido nunca... Lo más parecido fue la riada aquella de Parque Venecia". Son las palabras con las que Marco Granado, operador de la sala de emergencias del 080, recuerda el dispositivo que los bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza desplegaron este lunes para coordinar al centenar de compañeros que atendieron más de 300 requerimientos en menos de doce horas. En el operativo figuraron los bomberos del turno y a ellos se sumaron de forma espontánea alrededor de 50 compañeros que acudieron de forma voluntaria a pesar de que se encontraban "de fiesta". "Hicieron un trabajo excepcional y no pensaron en otra cosa que en venir a echar una mano al ciudadano. Aquí no comió ni cenó nadie", aplaude Granado.
A lo largo de esta intervención permanecieron activos entre 16 y 18 vehículos que se repartieron por los barrios de la ciudad mientras los operadores de la sala del 080 apuntaban en las pizarras las calles adonde tenían que enviar a sus compañeros. "La coordinación fue difícil porque el cúmulo de llamadas era muy grande... Al principio costó porque el caudal de las llamadas creció súbitamente. La mayoría fueron por ascensores y tienen una peculiaridad, que hay que tener mucho cuidado y cortar la luz para que no active el ascensor", afirma Granado.
En ese caso se priorizó a todas aquellas personas vulnerables que habían quedado atrapadas en los ascensores como, por ejemplo, aquellos enfermos de cardiopatías "a los que primero se intentó atender". "Había psicosis porque fue todo inesperado", sostiene este operador de la sala del 080 sobre una situación inédita cuya respuesta, no obstante, valorarán ahora para mejorar próximos servicios. "Vamos a hacer reuniones para comentar la coordinación y ver dónde se puede mejorar por si alguna que otra vez pasa alguna historia de estas porque, por esperar, nosotros esperamos de todo", concluye Granado.
Armando Cester, médico jefe de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza
Desde los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza permanecieron activas tres ambulancias con el médico, el enfermero y los dos Técnico en Emergencias Sanitarias (TES) que conforman cada una de estas tres UVI móviles. "Era una situación que no había vivido antes, pero el servicio se pudo adaptar perfectamente a esta situación excepcional porque el núcleo esencial de acciones ya lo tenemos asimilado", sostiene Armando Cester, jefe médico de los Bomberos de Zaragoza, sobre un dispositivo que se volcó en comprobar y reforzar el servicio de oxigenoterapia en las residencias de ancianos, como la Casa Amparo y la residencia Virgen del Pilar, y en los domicilios particulares. "La gente estaba muy asustada y preocupadísima, pacientes con ELA pensaban que se iban a morir", cuenta Cester.
Por eso, el factor humano fue "fundamental" para tranquilizar a los afectados al tratarse de un Cuerpo "muy experimentado" que afrontó con "mucha tranquilidad" lo sucedido por su experiencia previa en tragedias y catástrofes "de todo" tipo como "riadas" o "atentados terroristas". "Fue una medicina en la que fuimos conscientes de que teníamos que resolverla en los domicilios para tratar de no llevar más problemas al hospital. Y siempre trabajamos en solucionar el problema, pero también trabajamos el lado emocional, en todos esos casos atendemos el aspecto humano y ayer todavía más", relata Cester, un médico orgulloso de la respuesta de sus compañeros. "Empezó a aparecer mi gente que estaba de fiesta y eso todavía me emociona más... Esa disponibilidad en el servicio y ese espíritu de servicio tan fuerte me enorgullece", finaliza.
El dispositivo de la Policía Nacional
La Unidad de Intervención Policial (UIP), por ejemplo, desplegó a una treintena de efectivos del indicativo Águila 20 en las calles de la capital aragonesa. En un primer momento para colaborar en la regulación del tráfico en los cruces "más esenciales" y, posteriormente, en una "función de proximidad ciudadana" con la intención de "aminorar" esa sensación de inseguridad subjetiva, tal y como expone el delegado de Jupol de la UIP de Zaragoza, de nombre David. Por eso se visitó los comercios "más sensibles" de la ciudad, entre ellos los salones de juegos, los estancos y la administraciones de Lotería, para instarles a bajar la persiana y evitar así la acción de los amigos de lo ajeno. De hecho, también participaron en el cierre de los centros comerciales de GranCasa y Puerto Venecia.
Los servicios humanitarios también se colaron en su una jornada frenética que abarcó 13 horas después de culminar el dispositivo del día anterior con motivo del derbi entre el Real Zaragoza y la Sociedad Deportiva Huesca. Entesta asistenciaias, por ejemplo, destacó aquella que se prestó una residencia de la calle Predicadores para subir a sus habitaciones a aquellos ancianos que no podían hacerlo por las escaleras.
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