Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Aragón tiene en cartera siete centrales de bombeo que habrían podido frenar el apagón

Varias empresas privadas proyectan estas iniciativas que se sumarán a las dos ya en marcha y las tres de ciclo combinado que actúan como estabilizadores de la red

Subestación eléctrica en el ibón de Ip, donde hay unao de los bombeos hoy operativos en Aragón.

Subestación eléctrica en el ibón de Ip, donde hay unao de los bombeos hoy operativos en Aragón.

Zaragoza

El sistema eléctrico peninsular sufrió el pasado lunes una concatenación de eventos que estresaron la red hasta el punto de noquearla. Red Eléctrica debe todavía explicar cuál fue el evento concreto que desencadenó el desajuste en el sistema que terminó con un gran apagón para más de 45 millones de personas. Sin embargo, más allá del catalizador, lo que se da por demostrado es que no había sistemas de contingencia operativos como para evitar el colapso.

Esos escudos frente a un cero energético están dentro del propio sistema. Son como los médicos de la red, tecnologías que aportan estabilidad al sistema porque generan energía inercial, es decir, con turbinas que giran con una frecuencia de 50 hercios (ciclos por segundo). Y tienen nombre propio: bombeos reversibles, ciclos combinados, y en menor medida, la nuclear, todas ellas piezas indispensables en el equilibrio del sistema de generación energética, ya que los aerogeneradores y las placas solares no turbinan, y por tanto, son elementos desestabilizadores de la red.

Con estos mimbres, Aragón tiene a día de hoy solo dos saltos reversibles operativos que suman una potencia instalada de 219 megavatios (MW), que se ubican en Ip y en Montanuy. Estas centrales funcionan como una gigabatería: generan electricidad mediante el flujo de agua entre dos balsas a distinta altura, lo que permite utilizar los excedentes de energía eléctrica para invertir el curso del agua y devolver el recurso al depósito superior para generar energía cuando el sistema lo requiera. Eso permite una operación flexible para cuando el sistema requiere de una fuente de energía más estable, algo que la distingue de la hidráulica convencional, que opera de forma unidireccional.

«Vamos tarde con el almacenamiento de energía, indudablemente, especialmente mediante bombeos reversibles, una tecnología que aporta muchas más ventajas a la operación segura y estable del sistema eléctrico que las baterías eléctricas, y presenta menos dependencia de materias primas de terceros países. Mientras no dispongamos de estas capacidades, las centrales de ciclo combinado de gas natural continuarán siendo la tecnología de respaldo del sistema eléctrico español, como se ha demostrado en esta crisis, ya que las centrales nucleares presentan menor flexibilidad», resume José María Yusta, Catedrático de la Universidad de Zaragoza y experto en mercados energéticos e infraestructuras críticas.

Sin embargo, tres promotores privados tienen en cartera siete centrales de bombeo reversible repartidas entre las provincias de Zaragoza y Teruel que sumarían una capacidad de generación de más de 2.200 megavatios. Sobre estos proyectos recae una importante responsabilidad para que España alcance los objetivos autoimpuestos para el año 2030 a través del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, donde prevé alcanzar los 9.500 MW de potencia instalada en centrales de bombeo, lo que supone casi triplicar la capacidad actual.

La promotora aragonesa Atalaya Generación, liderada por Pedro Machín, impulsa cinco centrales de este tipo en Palomar de Arroyos, Estercuel, Zaragoza, Borja y Tauste. La inversión rondará los 3.500 millones de euros, según comunicó la empresa hace tres años, cuando dieron a conocer los distintos proyectos, que suman una capacidad superior de 1.646 MW. A este promotor se suma la ingeniería vasca GES (Global Energy Services), que proyecta en el entorno de Alcañiz un salto reversible de 318 MW de capacidad de generación.

Sin embargo, el proyecto más avanzado, en exposición pública hasta hace unas semanas en la sede digital del Ministerio de Política Territorial, es la central Dehesa de Ganaderos, desarrollada por el ingeniero de caminos zaragozano Manuel Omedas y el fondo público belga Aspiravi. Se ubicaría entre La Muela y Garrapinillos, contempla una inversión de 138 millones de euros y comenzaría a operar con una capacidad de 95 MW, que con una futura ampliación podría alcanzar los 300 MW.

Recreación del proyecto, con la balsa inferior en Garrapinillos y la superior en La Muela.

Recreación del proyecto, con la balsa inferior en Garrapinillos y la superior en La Muela. / DEHESA DE GANADEROS

«Red Eléctrica y el Ministerio de Transición Ecológica saben que estas instalaciones son clave para que la red sea más robusta. Son como los médicos del sistema, y por eso se incluyó la construcción de una subestación en la modificación de aspectos puntuales de la planificación 2021-2026 para que pudiéramos conectarnos a la red», explica Manuel Omedas a este diario, en referencia a la subestación Plaza II. Sin embargo, ese es uno de los nudos saturados que van a salir a concurso por el aluvión de proyectos que quieren enchufarse para consumir luz de la red de alta tensión, lo que ha retrasado la marcha del proyecto.

Más allá de los bombeos reversibles, hay otras tecnologías con fuerte presencia en Aragón que juegan un papel preponderante en la robustez de la red eléctrica. Son los ciclos combinados, unas instalaciones donde la energía térmica se transforma en electricidad mediante la turbinación de gas a través de su combustión y mediante un ciclo hidráulico a través de una turbina de vapor. Hay dos centrales en Escatrón, operadas por Repsol e Ignis, y otra en Castelnou (Engie). Las tres suman una potencia instalada de 1.863 MW y cada una de sus propietarias ha lanzado proyectos para hibridar con energías renovables la producción. Es la cuadratura del círculo: generar energía a precios bajos gracias a la eólica y la solar y tirar de gas cuando el sistema requiere de estabilidad o no hay viento o sol.

Y falta por mencionar el aluvión de solicitudes que ha recibido el operador Red Eléctrica en relación con proyectos de almacenamiento, que superan los 3.000 MW que ni mucho menos podrán conectarse a la red. A día de hoy, solo se han liberado posiciones para conectar 640 MW. 

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents