Crónica política | Menos luz, más voltaje entre PP y PSOE

El lunes, un apagón dejó sin luz ni electricidad a la sociedad española durante varias horas. Desventajas, muchas; bondades, el silencio en torno a la política que tanto cansa a una gran parte de la ciudadanía. Quemaba el cronómetro y en cuanto la normalidad regresó, la batalla en los atriles regresó. El Gobierno de Aragón apuntó al Ejecutivo central, prudencia mediante, y el PSOE aceleró en la comunidad para apretar a Jorge Azcón en una piscina con poca agua. Sirvió, al menos, para que los socialistas exhibieran cierto poder territorial y marcasen que la oposición a la DGA se hace desde todos los territorios. 

Volvían a circular los trenes, esos que atraparon a Carmen Susín (Bienestar Social y Familia) y a Noelia Herrero (subdelegada del Gobierno en Aragón), y volvía la batalla dialéctica. La segunda se fue de las vías en coche oficial, rumbo a un Cecopi en el que tenía que participar. La primera delegó sus funciones y esperó con otros compañeros del PP a que la luz se hiciese de nuevo. 

Por la brecha de Herrero vio el PP el filón. Desde el grupo parlamentario pidieron su dimisión, la tacharon de «cobarde» y dejaron ver que en Aragón no se le va a dar ni medio metro al Gobierno central. El Ejecutivo autonómico ha desarrollado una suerte de bilateral epistolar y judicial, intercambiando mensajes con sello y elevando recursos. El último, anunciado a medias esta semana en el Consejo de Gobierno, contra un decreto de ayudas a la sequía que dejaba fuera a Teruel. La relación Moncloa-Pignatelli fácil, fácil, no es. 

La delegación del Gobierno aludió la cita del Cecopi, la necesidad de acompañar a todo el equipo de emergencias, como motivo más que suficiente para que el coche oficial llevase a Herrero del tren parado al trabajo por resolver. En ese mismo Cecopi querían estar los presidentes comarcales del PSOE, según arguyeron en una rueda de prensa casi calco de una anterior. Porque en dos jornadas consecutivas, los socialistas subieron la persiana de su sede en Zaragoza y juntaron a alcaldes, concejales y presidentes comarcales en torno a un micrófono para denunciar «el total abandono» al que el Gobierno de Jorge Azcón había llevado al territorio, a su parecer, durante la resolución de la crisis. Falta de respuesta vieron en el popular: la misma que el líder del PP, una vez que la luz fluía por los cables de todo el país y Red Eléctrica decía que todo iba a toda máquina, exigió al Gobierno central. Azcón y otros muchos líderes del PP quieren respuestas ya de lo que sucedió el lunes, pero desenmarañar un apagón de varias horas de España, Portugal y zonas de Francia no es tarea a resolver con un chasquido de dedos. 

Repetitiva fue la rueda de prensa del PSOE, casi vacía de argumento, pero llena de simbolismo. Jesús Morales, alcalde de Quinto de Ebro y portavoz de la Ejecutiva que lidera Pilar Alegría, pone cara y palabras a este nuevo PSOE. La ausencia de la secretaria general, sujetada a Madrid por su cargo de ministra, obliga a que los nuevos rostros de la dirección de federación socialista aragonesa sean los encargados de mostrar la oposición. Quedan dos años para las elecciones, pero Alegría quiere a todos prestos y dispuestos para enfrentar a Azcón: hay tiempo, hay gente y, con el cierre del proceso en Zaragoza y el nombramiento de Teresa Ladrero como líder, hay unión en el equipo. 

Mismo mensaje en el PSOE por partida doble, misma respuesta en el Gobierno de Aragón por partida doble. El consejero de Administración Local, Octavio López, asumió la gestión mediática, dejando a un lado al grupo parlamentario. López puso en valor la respuesta «en tiempo y forma» de la DGA y aseguró contactos con todos los alcaldes de localidades de más de 10.000 habitantes y llamadas a los pueblos de más de 5.000, con desigual acierto.

El apagón duró un puñado de horas y al combate político le quedan, al menos, dos años. La luz se fue el lunes, unos se mordieron las uñas y otros se relajaron. La política lo hizo, el mínimo tiempo posible, para que la tensión no rozase el mínimo. El voltaje entre PSOE y PP siempre en lo más alto. Y sin interruptores, que no hacen falta.