Entrevista | Mateo Valero Director del Centro Nacional de Supercomputación
Mateo Valero: "Los datos, la IA y la supercomputación están cambiando cualquier aspecto de la vida humana"
Referente del Barcelona Supercomputing Center (BSC), este aragonés nacido en Alfamén ofreció este jueves una charla sobre el futuro tecnológico del continente, la influencia total de la IA en nuestras vidas y la capacidad nacional para liderar esta revolución técnica.

El director del Centro Nacional de Supercomputación, Mateo Valero, este jueves en Zaragoza. / JOSEMA MOLINA

¿Qué le atrajo del mundo de la computación?
Desde pequeño, desde que estaba en Alfamén, se me daban muy bien las matemáticas. Me recomendaron hacer ingeniería, la acabé pronto aunque no me gustó mucho y me fui a Barcelona a la segunda escuela de teleco que había en España. Me di cuenta de que lo que me gustaba era diseñar computadores, una cosa de la que solo había tenido una asignatura en la carrera. Y bueno, entonces empecé a hacer la investigación en arquitectura de computadores, se abrieron las facultades de informática en 1978. Mi investigación ha sido siempre hacer procesadores muy rápidos, los más rápidos del mundo y como veía que cada vez se ponían más procesadores juntos, pues dije de hacer un centro de para investigar en computadores paralelos que son los supercomputadores, que hay muchos que se comunican. En la vida hay pequeñas cosas que te hacen ir por un sitio que ni siquiera habías pensado.
¿Qué ha aprendido en estos años sobre ese camino?
Lo importante es la formación. Si a una persona la formamos, no importa el tema, porque aunque haya hecho una cosa, será capaz de entender otras, ¿no? Creo que es el caso de mucha gente y también el mío, porque no he utilizado muchas cosas de las que aprendí en la carrera. Pero sin esos conceptos no habría hecho la investigación.
¿En qué se parece ese joven del inicio del camino al hombre de ahora?
Me parezco en una cosa, que aprendí de mi pueblo, en trabajar muchas horas. Alfamén es un pueblo de secano, en el que había que trabajar mucho, algo que hago desde los veinte años. Es la tozudez aragonesa, de decir que hay que sacar todo adelante. Intentar hacer cosas útiles para la sociedad. Todos los artículos, tesis y todo lo que le digo a la familia científica es que tienen que hacer investigación para publicar en los mejores sitios, pero que fueran temas que pudieran ser utilizadas por la sociedad. La investigación solo tiene objetivo bueno si resuelve problemas a la sociedad.
¿Cómo se ha notado esa tozudez aragonesa en la construcción de grandes ordenadores de computación como y el del centro que dirige ahora?
Ver que cada vez el procesador era más rápido y había que juntarlos con más. Teníamos que convencer a las universidades y a los gobiernos de que había que seguir por aquí, eso no es fácil. Iniciarlo es difícil, pero mantenerlo es aún más complicado. Llegamos en 1986 a Europa, a donde había que llevar calidad política, porque pasamos de tener un despacho a tener un centro de más de 1.300 personas con mucha gente y con una guía clara. Y con tozudez.
¿Cuál considera la aportación más importante en estos años a la computación?
Hablando de tozudez, en los años 80 los computadores más rápidos eran los Cray, pero luego aparecieron los microprocesadores. Hubo gente que dijo que esos no se iban a usar nunca y yo pensaba que al revés, que en 20 años todos iban a ser así, que tendrían esa base inicial. Me han dado los mayores premios por dedicar mi investigación a los computadores vectoriales y hoy todos los computadores rápidos tienen esa matriz. Hemos dedicado mucho a esa investigación. Los verdaderos genios son los doctorandos, yo soy solo el pastor.
¿Se siente así ahora?
Estoy muy contento de haber tenido esta familia, que creo que es el legado más grande que voy a dejar. He inculcado que la ética es fundamental, igual que trabajar mucho y mantener la ilusión. No creerse todo en la investigación para buscar nuevas formas.
¿Qué desafíos técnicos ha tenido en el BSC para desarrollarse?
Por un lado, he tenido toda esa investigación y por otro vi que la universidad necesita elementos para contactar con la sociedad. En 1985 creé el primer centro de computadores paralelos, crecimos poco a poco y 20 años más tarde nos convirtieron en el centro nacional. He sugerido temas a investigar, las líneas de actuación como el grupo de cambio climático o de la medicina de precisión. Fue un acierto tremendo porque son los temas de actualidad, con financiación competitiva y ha permitido que un centro para 60 personas tenga hoy más de 1.300 trabajadores.
¿España es referencia?
Somos los mejores de Europa. Y probablemente de los tres mejores del mundo.
¿La gente es consciente de la influencia de la ciencia en el día a día?
Por supuesto. Si quieres ver los genes del cáncer, por ejemplo. Tienes un supercomputador, una herramienta muy potente, que lo encuentra, que nos hacen soñar y resolver problemas impensables.
Hoy la ciencia y la tecnología nos llevan a la Inteligencia Artificial.
Es un concepto muy antiguo. En 1947 se hace el invento que ha cambiado nuestras vidas, el transistor. En 1953 se descubre la doble hélice y en 1956 gente muy inteligente ve que cada vez hacemos computadores más rápidos. Pensaron en hacer computadores que imitasen al cerebro. Hasta que no hubo datos ni supercomputadores ni potencia de cálculo, la IA estaba en el invierno polar. Los datos y la potencia de cálculo hacen que la IA empiecen a brillar. Ahora al revés: la IA está cambiando la forma de hacer supercomputadores. Ya no hay centros de supercomputación, hay centros de IA que tienen los supercomputadores más rápidos y es en esos centros en los que se hacen una serie de problemas e investigaciones que en otros sitios es imposible.
¿Qué resultado se puede esperar de este cambio?
Influyen muchos aspectos. El diseño de chips, por ejemplo. La IA nos ayuda a hacer mejor lo que hacíamos con la supercomputación. Por ejemplo, si tú quieres saber cómo vuela un avión, hasta que la inteligencia artificial no ha sido potente y se ha unido a los supercomputadores no hemos sido capaces de verlo esto.
¿Hay soluciones técnicas hoy para adaptarse a esa velocidad de crecimiento de la inteligencia artificial?
Por momento hay. Pero en ciencia nunca se sabe qué pasará mañana. Hay otros problemas, como que estamos creando una IA que no controlamos. Si tú a la gente le dices que el ChatGPT nadie sabe cómo funciona y que puede hacer cualquier cosa, pues no se lo creerán. El problema de los más graves que tiene la inteligencia artificial, es que nadie sabe cómo funciona. Y, sin embargo, los resultados nos encantan. Algunos.
¿Cómo se ha llegado hasta ahí?
Magia. Hay muchos grupos intentando saber cómo funciona el ChatGPT. Hay un trabajo muy grande entre neurólogos e informáticos. Esas redes neuronales de la IA están ayudando a conocer mejor el cerebro. Me gustaría ser más joven para investigar estos temas más tiempo.
¿A dónde nos llevará la estandarización de la IA?
Los datos, la supercomputación y la inteligencia artificial están cambiando cualquier aspecto que se te ocurra de la vida humana, cualquiera. Temas de salud y de control cardiaco a través del móvil, coches autónomos, teléfonos… cualquier cosa.
Hablando más de Aragón. ¿Qué importancia van a tener los centros de datos en la comunidad?
Es un tema para hablar durante horas. Hay ventajas y desventajas. Necesitas potencia de cálculo para hacer cosas y lo mejor es concentrarla en grandes centros de datos, porque cada vez hay que tener más. Poner esos centros es bueno, pero necesitan electricidad y agua, sin dañar al medioambiente. Depende de tu capacidad es mejor o peor. Llevar la tecnología para utilizarla en cosas razonables y creando puestos de trabajo es bueno, pero hay grandes problemas como la energía y el agua que consumen.
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