Una aragonesa en el nombramiento de León XIV como Papa: "No se cabía en la plaza de San Pedro de la cantidad de gente que había"

Izaskún Moneo viajó hasta Roma de vacaciones y en su primer día en la ciudad vivió un momento histórico: "Amigos y conocidos nos dicen que hemos tenido mucha suerte"

Izaskun Moneo y su pareja, este jueves en Roma.

Izaskun Moneo y su pareja, este jueves en Roma. / EL PERIÓDICO

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Zaragoza

Roma es destino de muchos aragoneses para sus días libres. Casi nunca coinciden las vacaciones con el nombramiento del Papa, pero Izaskun Moneo sí que puede apuntar esa historia en su cuaderno personal. Natural de La Almunia de Doña Godina, esta joven aragonesa aterrizó en la capital italiana el mismo día en el que Robert Prevost era nombrado líder de la Iglesia bajo el título de León XIV. Una historia que es "cuestión de suerte" según los amigos de Moneo, pero que para la aragonesa ya es "un recuerdo inolvidable".

"Estábamos viendo la iglesia de San Ignacio de Loyola cuando una turista dijo que había fumata blanca, pero creímos que era una broma", explica por teléfono Moneo a este diario. Sin embargo, cuando "la guía lo confirmó" las sensaciones cambiaron: "Todos fuimos hacia la plaza, había una sensación de alegría como de estar viviendo algo muy especial". Estando "cerca", la enorme cantidad de personas que se desplazaron a las proximidades del Vaticano impidió que todos disfrutaran, en primera fila, de uno de los acontecimientos más mediáticos del planeta: "Iba todo el mundo en la misma dirección, pero no se podía entrar en la plaza de San Pedro de la cantidad de gente que había".

Los 45 minutos de espera hasta conocer la cara del nuevo Papa fueron una mezcla de ministerio y nerviosismo que concluyeron al ver el rostro de León XIV. "En la media hora que necesitamos para abandonar la plaza, todo el mundo hablaba de lo mismo", recuerda Moneo. Su viaje a Roma llevaba tiempo programado, por lo que "al llegar el jueves a la ciudad, había la sospecha" de poder vivir ese momento histórico. Pero no tan pronto: "Habíamos leído que la Iglesia quería terminar pronto el cónclave, pero pensábamos que podía durar hasta el viernes".

"La grata sorpresa" de esta jornada tenía diversidad de opiniones. Cuenta Moneo que la guía turística que les mostró el centro de la ciudad defendía que el grupo era "un privilegiado" por vivir un momento tan único. "Fue algo emocionante", finaliza la aragonesa, que señala que el sentimiento especial también llegó a sus amigos y familiares: "Todos nos dicen que hemos tenido suerte por estar aquí".

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