Los salvavidas de los pilotos de MotoGP se prueban en Technopark, Alcañiz

El Laboratorio de Impacto de la Universidad de Zaragoza, ubicado en Alcañiz, homologa los cascos y las barreras de las competiciones

Una de las máquinas con las que se experimenta en el Laboratorio de Impacto de Technopark.

Una de las máquinas con las que se experimenta en el Laboratorio de Impacto de Technopark. / TECHNOPARK

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Zaragoza

MotoGP se ha convertido en los últimos quince años en un emblema de Motorland, el circuito aragonés situado en Alcañiz. Sin embargo, no es la única referencia de un complejo turolense con mucho más que contar que el gran fin de semana de carreras. Tanto que Technopark es el parque tecnológico en el que las empresas sacan adelante sus proyectos relacionados con la movilidad y el mundo del motor. El complejo, junto con el Laboratorio de Impacto de la Universidad de Zaragoza afincado ahí, es el encargado de homologar los cascos y las barreras protectoras de las principales competiciones de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM).

«Somos el único laboratorio del mundo que tiene esta homologación», explica Mario Maza, director del centro, que defiende que «la universidad es capaz de generar conocimiento especializado en la mecánica del impacto y en los golpes en la cabeza». Hace casi una década, en 2017, comenzaron los contactos con la FIM, que en 2019 ratificó que el complejo alcañizano se encargará de aprobar las protecciones de las carreras motociclistas.

«Hasta entonces, un piloto profesional podía correr con un casco de 25 euros», cuenta el propio Maza, que señala como «sinsentido, un absurdo» que gente que corre a más de 350 kilómetros por hora pudiera conducir con esa protección. ¿La explicación? «La FIM no encontró, hasta que apareció Technopark y el Laboratorio de Impacto, un lugar que le pudiera dar respuesta a esta inquietud». Maza cree que fue «una revolución» que su equipo fuera capaz de desarrollar un plan de homologación de cascos, que ahora afronta una renovación para entrar en la llamada fase 2.

«Hemos aportado especificidades técnicas no conocidas ni utilizadas hasta la fecha», cuenta, y asegura que gracias a sus exámenes «fabricantes de primer nivel tienen que adaptar sus cascos» para cumplir con nota. Unas necesidades que se notan en las carreras de MotoGP y que se seguirán viendo en años sucesivos: «Todos esos cascos han pasado por Alcañiz y van a seguir pasando». La principal virtud, confiesa el director del Laboratorio de Impacto, es que el complejo turolense es «el único centro que cuenta con instalaciones de ensayo y con equipos de primer nivel». La expansión seguirá ya que, según las previsiones de Maza, «en un año y medio pasaremos a homologar los airbags de los pilotos». Además de los cascos, desde hace tiempo Technopark es el lugar elegido por la FIM para dar el visto bueno a las barreras protectoras de los circuitos.

Los buenos resultados sirvieron para que desde Europa quisieran aplicar los avances conseguidos. «En Ginebra es donde se armonizan las normas para más de 40 países», cuenta Maza, que asegura que gracias al Laboratorio de Impacto «se cambia la homologación al detectar que estaban anticuadas». Los motoristas que hoy circulan por las calles llevan protecciones que incluyen «los avances que hemos conseguido desde que hemos colaborado con la FIM».

Technopark en Alcañiz

«Que todos los cascos tengan que pasar por Technopark hace que las grandes empresas miren a Alcañiz», resume Daniel Urquizu, director gerente del complejo. El máximo responsable defiende «el potencial mayúsculo», más allá de las carreras, del circuito alcañizano y su entorno. «Es fundamental la seguridad, pero podemos completar el círculo de la movilidad, desde las pruebas en el circuito hasta el producto final», analiza Urquizu, que defiende al centro que dirige como «referencia» en el sector a nivel internacional.

«Seguiremos teniendo un papel importante mientras seamos capaces de adaptarnos e influir en muchos asuntos», detalla el director gerente de Technopark, que asevera que el parque se encarga de «cuestiones que preocupan y mucho y que se empiezan a incluir en la vida cotidiana». Al fin y al cabo, «si esa tecnología sirve para proteger a gente que va a 300 kilómetros, también hará bien a aquellos que conducen a 90 o 120 kilómetros por las carreteras».

Para Urquizu, la virtud de Technopark siempre ha sido «la innovación», además de la capacidad para «seguir atrayendo empresas de movilidad y de cualquier tipo, desarrollar talento en el mundo rural y seguir inmersos en el crecimiento global de Motorland». Una «sinergia» para mirar al futuro. Con seguridad.

Tracking Pixel Contents