Decepción por los dos años de obras en la guardería Monsalud: "Hemos perdido al completo una etapa educativa"

El retraso de dos años en las obras de la escuela de educación infantil Monsalud ha provocado que los alumnos sigan desplazados en unas instalaciones sin adaptar del centro de Primaria

Una de las aulas sin adaptar como guardería del CEIP Monsalud.

Una de las aulas sin adaptar como guardería del CEIP Monsalud. / El Periódico de Aragón

David Chic

David Chic

Zaragoza

Las familias de la guardería Monsalud de Zaragoza están resignadas a terminar el curso sin estrenar las instalaciones renovadas del centro educativo que les corresponde. A cambio, por diversos retrasos en las obras, durante dos cursos sus hijos han tenido que cursar todo el periodo educativo en las aulas sin adaptar del cercano colegio de Infantil, algo que consideran un abandono intolerable. "Han perdido toda una etapa", lamentan con pena y resignación

Las familias, que esta misma semana mantendrán una nueva reunión con la dirección general de Planificación Educativa, reconocen que se han producido "imprevistos" durante el desarrollo de las obras, con un plazo de finalización previsto para el mes de marzo. Sin embargo, denuncian que no se han tomado las soluciones necesarias y que se está obligando a sus hijos a cursar dos años en "aulas de paso" adaptadas para alumnos más mayores.

En este momento el centro está pendiente de "obras menores" tras haber terminado la remodelación inicial, esto se debe a que se tienen que adaptar los equipos de extinción de incendios. El cambio se ha producido tras un informe de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza que según la consejería de Educación se conoció "hace poco". Esto ha obligado a modificar los plazos en apertura de la guardería, puesto que las reclamaciones de seguridad se van a ejecutar en las próximas semanas. Eso sí, la previsión para la entrada de alumnos se tendrá que retrasar al curso que viene.

En este contexto, desde la AMPA del Monsalud insisten en denunciar las condiciones en las que los alumnos (un centenar hasta los tres años) han tenido que acudir al centro en estos meses. Lamentan que las aulas no tienen las separaciones, materiales ni equipamientos adecuados para niños que llegaron "gateando" cuando iniciaron el curso. Esos impedimentos son especialmente flagrantes en el patio que se ven obligados a utilizar durante los recreos, que no cuenta con las protecciones adecuadas.

Una vez asumido que no podrán trasladarse a las instalaciones de la guardería hasta el próximo curso, desde la AMPA reclaman que se tomen medidas urgentes en las aulas de paso que ahora ocupan. Lo que más preocupa a las familias tiene que ver con la refrigeración, pues en los próximos meses el calor aumentará hasta los 40 grados. Para eso exigen a la consejería de Educación que instalen ventiladores o aparatos portátiles de aire acondicionado. Con esto esperan evitar que les salgan manchas en la piel o erupciones por el sudor. "En todo este tiempo han estado en malas condiciones, si no ha pasado nada ha sido por suerte", reiteran.

En este sentido, denuncian que se está incumpliendo la normativa existente para los centros de educación infantil al no tener aseos en las cuatro aulas destinadas a los niños y niñas de dos a tres años, pues estos tienen que ser visibles y accesibles desde el aula. En este momento en la solución provisional existen solo dos aseos compartidos para las cuatro aulas que implican el traslado de los 18 alumnos de cada clase atravesando todo el recibidor del colegio, estableciendo turnos.

En estos dos años de desplazamiento desde la guardería al CEIP Monsalud, las familias han presentado quejas a diversas instituciones, entre ellas al Justicia de Aragón. "Nos hemos implicado todo lo posible, pero es un desgaste muy grande reclamar algo que nos pertenece durante tantos meses", indica la actual presidenta del AMPA, Andrea Fernández. En su caso reconoce que el próximo curso su hija estará matriculada en otro centro, puesto que no confía en los compromisos de Educación sobre la apertura de la guardería. "Hemos luchado por el bienestar de nuestros hijos en todas las instancias posibles", señala. Otras familias también han adelantado que también tiran la toalla y que buscarán otras escuelas el próximo año.

Otra de las consecuencias de este traslado está en la convivencia con el resto de la comunidad educativa. Al ser un colegio de Primaria en el que tienen que estar los niños de entre dos y tres años se ven obligados a compartir espacios con educadores que están de paso por los pasillos, o con el ir y venir de los cocineros, algo que suma peligrosidad por la apertura de puertas que tampoco están adaptadas para sus edades. "La ilusión de ver una guardería nueva para nuestros hijos ya la hemos perdido", indican con resignación.

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