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El desencanto político irrumpe entre los adolescentes y se cuela en las aulas de Aragón

Los jóvenes aragoneses ven con mejores ojos el autoritarismo que los adultos y la brecha entre hombres y mujeres se ensancha ideológicamente

Varios jóvenes acceden a un instituto de Zaragoza, en una imagen de archivo.

Varios jóvenes acceden a un instituto de Zaragoza, en una imagen de archivo. / JOSEMA MOLINA

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Zaragoza

Los adolescentes acumulan a diario muchos problemas. La inquietud propia de la edad, las primeras responsabilidades y la mirada al futuro condicionan un día a día marcado, hoy más que nunca, por la influencia de las redes sociales. Tanto que está cambiando la percepción de conceptos antes superados y hoy los jóvenes ven con mejores ojos que sus antecesores el autoritarismo, se muestran más descreídos de la democracia y más flexibles con ciertos valores.

El grupo de investigación Sociedad, Creatividad e Incertidumbre de la Universidad de Zaragoza ya está trabajando en este ámbito, desde una óptica de sociología política y polarización entre los jóvenes. Todavía en fase de investigación, con observación en las aulas, el trabajo arroja una primera conclusión: el fenómeno es global, no solo español, y supone una contrarrevolución cultural en favor de la ultraderecha.

José Ángel Bergua es sociólogo en la Universidad de Zaragoza. «Se da algo parecido en todos los sitios, pero cada uno responde a sus características», comenta Bergua, que detecta en la reacción de los actuales jóvenes episodios del pasado: «Es un hartazgo incubado desde finales de siglo pasado frente a la política instituida». En España ya tuvo su reflejo con el 15M, en un acto que en Europa se extendía desde las décadas de los 60 y 70.

Bergua no quiere ligarlo con el populismo, «un movimiento con fondo teórico, pero hoy ya es solo un insulto». La diferencia con el 15M es la reacción del sistema y la orientación política. «Siguen capitalizando el descontento, pero las izquierdas fueron perseguidas e investigadas, pero hoy no hay ni persecución mediática», destaca el sociólogo zaragozano. Como detalle, Bergua señala que la ultraderecha está «en la UE o ha estado en muchos gobiernos autonómicos».

«Lo que está claro en todos los escenarios es la crisis del bipartidismo», insiste Bergua, que prefiere esperar para ver las conclusiones: «la herencia del 15M es nada, hay que esperar a ver lo que pasa con esta reacción de extrema derecha, si llega a tener freno institucional». La evolución también depende de lo que pase dentro del propio movimiento; «que es explosivo e intenso y puede tener ciclos recesivos».

El peligro de las redes

El impacto, evidentemente, va más allá de las decisiones electorales. Se notará en la sociedad, porque son «movimientos visibles y reaccionarios en temas como el feminismo o el racismo». Eso sí, las redes y la exposición no deben llevar a engaño, porque «ahora se escucha a gente crecida con ideas potentes, pero que no comparten todos». «Muchos callan porque pasan de discutir», resume Bergua, que define al momento como «emotivo y afectivo», pero puede no ser eterno: «dependerá de si se cristaliza en medidas políticas y gobiernos».

Los datos de las últimas jornadas o charlas en las que ha participado el grupo lo demuestran. Hace unas semanas, junto al grupo Piquer, la cita La identidad de las nuevas generaciones: ¿evolución o revolución? abordaba esta temática, con especial atención a la influencia de las redes sociales.

El regreso de Trump, por ejemplo, es una muestra de que las diferencias se notan por grupos de edad. Mientras que la generación Z ve «positivo» en un 37% la vuelta del magnate norteamericano a la Casa Blanca, tan solo un 12,6% de los baby boomers lo hace. La sonrisa se tuerce conforme se avanza en años, según la encuesta de 40dB presentada por el grupo de la Universidad de Zaragoza en esa charla junto a la academia Piquer.

Pasa lo mismo con el autoritarismo, que refleja cierta debilidad de la democracia como sistema organizativo preferente. «En algunas circunstancias, el autoritarismo puede ser preferible», comentaron: un 25% de los hombres de la generación Z respondieron positivamente. Un 22,9% en el caso de los hombres millennials y un 11% en el caso de la generación X._El descenso se sigue dando en la generación silenciosa: un 9,3%.

La diferencia ante las respuestas también se percibe en el género. Ese 37% de los adolescentes y veinteañeros baja hasta el 11,7% en el caso de ellas, una cifra casi exacta (11,5%) a la que tienen sus padres. En las edades intermedias, generación X y millennials, las respuestas de hombres y mujeres no difieren tanto como entre los más jóvenes y los más mayores.

La brecha se nota también en la concepción del feminismo. De extremo a extremo, tan solo un 35% se ve «bastante» feminista, mientras que un 66% de las mujeres de la generación Z se percibe así. El margen es mucho menor en otros rangos de edad. 46,8% y 55,3% en el caso de los baby boomers, 39,4% y 54,6% en el caso de la generación X. 

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