Idom o las mentes que cavilan el Aragón del futuro y la seguridad del mayor túnel submarino del mundo

La consultora vasca tiene su segundo hogar en Aragón, donde abrió su oficina en 1965. Ahora cuenta con 130 trabajadores, de los que casi la mitad son socios de la firma. Varias de las iniciativas más emblemáticas en la comunidad tiene su sello

Cinco de los socios al frente de Idom Zaragoza, en la azotea que da al estadio de La Romareda.

Cinco de los socios al frente de Idom Zaragoza, en la azotea que da al estadio de La Romareda. / Rubén Ruiz

Zaragoza

Hubo un grupo de ingenieros y arquitectos que solo tuvo que mirar por la ventana para empezar a dibujar el futuro estadio de la ciudad cuando Zaragoza decidió que la vieja Romareda no podía esperar más a su resurrección. Poco más de cien metros separan las oficinas de Idom en la capital aragonesa del campo de fútbol que un equipo de la firma ha proyectado y cuyas obras controlan, con absoluta fruición, desde la azotea del edificio. En ese pequeño edificio está condensada la dilatada trayectoria que avala a esta consultora vasca, que abrió hace 60 años su sede en la capital aragonesa y ha dejado su impronta en algunas de las más emblemáticas obras de la comunidad.

Y lo que está por venir: las 130 mentes que conforman hoy la plantilla de la sede han ideado proyectos tan dispares como el nuevo centro Goya que se ubicará en los antiguos juzgados de la plaza del Pilar, el plan director del Distrito Aragonés de Tecnología Alierta –el parque tecnológico que se impulsa al calor de los centros de datos entre el Actur y Parque Goya–, además de iniciativas industriales con clientes habituales como Saica, Industrias Químicas del Ebro o el diseño de la gigafactoría de Stellantis y CATL en Figueruelas.

Una recreación del túnel submarino que unirá las islas Fehmarn, en Alemania, y Lolland, en Dinamarca.

Una recreación del túnel submarino que unirá las islas Fehmarn, en Alemania, y Lolland, en Dinamarca. / Femern

Idom Zaragoza tiene ahora mismo una cartera de 150 proyectos. «Hay 10 o 15 que son grandes y significativos, mientras que el resto son, por volumen de facturación, más pequeños. Sin embargo son tan importantes para nosotros como los demás. El 75% de nuestro trabajo son clientes que repiten con nosotros. Por ejemplo, CAF, que fue nuestro segundo cliente y seguimos trabajando con ellos y por allí han pasado varias generaciones de directivos», explica Fernando Martínez. En total, la oficina cerró el año pasado con una facturación de 11,6 millones de euros, lo que supone un incremento del 12,1% sobre 2023.

Fue en 1965 cuando el fundador de la compañía, Rafael Escolá, se hizo con el proyecto para levantar la fábrica de Rico Echevarría en el barrio del Picarral. Como no se iba a mudar a Zaragoza, se lo encargó a Alfredo López Chalezquer, que se asoció con Pedro Muniesa y Santiago Buendía para diseñar la planta industrial. Ahí está el germen de una historia de amor y negocio entre la consultora que había nacido ocho antes en Bilbao, y que encontró en la capital aragonesa su segundo hogar.

Sin embargo, la organización de esta consultora es una rara avis en el tejido empresarial aragonés. «Idom nació como una asociación profesional, y ese espíritu se ha mantenido desde entonces. Quienes abrieron las oficinas no contratan empleados, sino que se asocian con otros profesionales. Lo que quiero tener es un socio que sea tan dueño de la empresa como yo, y que esté más vinculado, tenga más responsabilidad y más autonomía», explica Fernando Martínez, socio director de Idom Zaragoza.

Esa es una forma muy vasca de entender el negocio, algo que aporta «absoluta independencia» respecto a todo tipo de bancos, inversores, contratistas, industrias y grupos en general. «Trabajamos con dos premisas: rigor técnico en lo que hacemos y la actitud de servicio al cliente. Aquí lo llamamos saltar de la silla, es decir, que si un cliente tiene un problema, ese es nuestro problema, y debemos comprometernos a intentar resolverlo», señala Martínez. De los 130 trabajadores con los que hoy cuenta la oficina, en torno a 50 son socios.

El túnel bajo el Báltico

Sea como fuere, el trabajo se ha diversificado durante las seis décadas que lleva Idom en Zaragoza. Si hasta mediados de los 80 se dedicó principalmente a la ingeniería industrial, a partir de ese momento empezó a incorporar la arquitectura, las infraestructuras y la consultoría. En la última década del siglo pasado, Idom se diversificó a escala nacional y a partir del año 2000, la compañía se internacionalizó. «Hoy, nos encontramos en una cuarta etapa: estamos intentando convertirnos en una empresa multinacional con sedes importantes en muchos lugares, en lugar de solo exportar desde aquí. Al principio, creces donde estás, pero luego, para trabajar en Estados Unidos, Arabia Saudí o Colombia, necesitas establecerte allí», apunta Fernando Martínez.

Durante todos estos años, la oficina de Zaragoza se ha especializado en dos áreas: seguridad en túneles y desarrollo de parques de energía eólica. Idom se encargó de diseñar los sistemas de protección y evacuación del túnel del Somport, una de las infraestructuras críticas en este sentido por las habituales nevadas que complican el tránsito por la frontera francoaragonesa por el Pirineo. Esa experiencia les ha permitido proyectarse hacia el exterior y estar presente en una de las infraestructuras más vanguardistas que se construyen hoy a escala global.

Recreación de la estación de metro en Bogotá.

Recreación de la estación de metro en Bogotá. / Idom

Se trata del túnel submarino que unirá a través del Báltico las islas Fehmarn, en Alemania, y Lolland, en Dinamarca. Con sus más de 18 kilómetros de longitud es la infraestructura más larga de estas características del mundo: un túnel prefabricado que va por encima del lecho marino. «Nosotros nos hemos encargado de la ventilación, de las emergencias, la iluminación o la protección contra incendios. Y eso es una responsabilidad por las características del proyecto», señala Eduardo Aragüés, director de Proyectos de Idom Zaragoza.

Más allá de esta iniciativa, distintos equipos de la oficina de la capital aragonesa han trabajado en proyectos ferroviarios internacionales, como el metro de Riad (la capital de Arabia Saudí), el de Bogotá (Colombia) y el de Ho Chi Minh (Vietnam).

Del mismo modo, se especializaron en proyectos de energía eólica desde los años 90, lo que les valió para liderar el desarrollo de este sector en el grupo. Se encargan de diseñar las infraestructuras, los accesos, los trámites ambientales, las cimentaciones de los aerogeneradores o las líneas de evacuación del parque. «Ahora estamos haciendo proyectos para Iberdrola en Alemania, hemos trabajado en Grecia, en Kazajistán o en Arabia», apunta Aragüés.

Tantos proyectos han pasado por las manos de esta oficina que, por supuesto, algunos se han quedado en el cajón, principalmente por razones políticas. Uno de ellos fue el de la reconversión de los cacahuetes de la Expo en viviendas; otro, la telecabina para unir las estaciones de esquí de Astún y Formigal a través del valle de Canal Roya. Muestra también de que en la oficina de Idom se teje el futuro urbanístico de la comunidad. 

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