La muralla china española está en Huesca: poca gente la conoce y es una maravilla esculpida por la naturaleza
Finestras es un pueblo deshabitado en la Ribagorza al que solo se puede acceder a pie o en embarcación

Muralla de Finestras / TURISMO DE ARAGÓN
Jesús Buitrago
En lo más recóndito de la provincia de Huesca, en el corazón agreste de la sierra de Montsec, se alza un paraje tan inesperado como majestuoso: la Muralla de Finestras. Conocida popularmente como "la muralla china española", este fenómeno geológico y patrimonial desafía tanto al tiempo como a las etiquetas. No es de piedra tallada por el hombre, ni fue diseñada para repeler invasiones, pero su imponente silueta recortada contra el cielo recuerda, sin lugar a dudas, a la famosa muralla asiática.
Finestras es un pueblo deshabitado del municipio de Viacamp y Litera, en la comarca de la Ribagorza, al que solo se puede acceder a pie o por embarcación a través del embalse de Canelles. Esta dificultad de acceso ha contribuido a preservar uno de los secretos naturales y patrimoniales más sorprendentes del Pirineo aragonés. Allí, la naturaleza y la historia han conspirado para crear un espectáculo visual sin igual: una alineación de enormes estratos verticales de roca caliza que emergen del suelo como si fueran los merlones de una fortificación colosal.
Estos muros naturales forman parte de un fenómeno geológico conocido como “estratos verticalizados”, resultado de la intensa actividad tectónica que afectó a los Pirineos durante su formación. La erosión hizo el resto: esculpió y perfiló los bordes de estas formaciones hasta darles ese aire militar y casi arquitectónico que las asemeja a una muralla defensiva.
A pesar de que esta muralla es una obra de la naturaleza, el ser humano también ha dejado su huella. Incrustada entre los riscos se encuentra la ermita románica de San Vicente, un pequeño templo del siglo XI que, en su día, sirvió a los habitantes del antiguo pueblo de Finestras. También quedan los restos del castillo de Finestras, hoy casi devorado por la maleza y el olvido. La fusión entre lo natural y lo humano convierte este lugar en un auténtico santuario del tiempo.

Una persona observa la muralla china española / TURISMO DE ARAGÓN
El conjunto, visto desde la distancia o desde una embarcación en el embalse, impresiona por su verticalidad y simetría. Y es precisamente esa imagen la que ha hecho que muchos la comparen con la Gran Muralla China, uno de los mayores emblemas arquitectónicos del mundo. Pero ¿hasta qué punto es justa esta comparación?
Finestras y la Gran Muralla China: semejanzas y contrastes
La Gran Muralla China, construida a lo largo de más de 21.000 kilómetros y durante varios siglos, es una proeza de la ingeniería humana. Diseñada para proteger al imperio de invasiones nómadas, se extiende a través de montañas, desiertos y llanuras, y es Patrimonio de la Humanidad desde 1987.

Panorámica de la muralla china española situada en Huesca / TURISMO DE ARAGÓN
Por su parte, Finestras no es una muralla defensiva ni fue construida por el ser humano. Su longitud apenas alcanza los cientos de metros, y su función nunca fue militar. Sin embargo, hay algo en común entre ambas: el asombro que provocan. Al igual que la Gran Muralla serpentea sobre las crestas de las montañas chinas, la formación rocosa de Finestras parece alzarse con intención propia, como si estuviera protegiendo algo sagrado.
Mientras que la muralla china representa el dominio del ser humano sobre el paisaje, Finestras simboliza la capacidad de la naturaleza para crear estructuras que rivalizan con las más grandes obras humanas. En cierto modo, es como si ambas fueran reflejos de una misma necesidad ancestral: levantar límites, marcar territorios, contar historias a través de la piedra.

Muralla de Finestras al fondo / TURISMO DE ARAGÓN
Visitar la Muralla de Finestras no es nada sencillo, y eso forma parte de su encanto. Desde el pueblo de Viacamp parte una pista forestal de unos 14 kilómetros que puede recorrerse en 4x4 o a pie. El esfuerzo se ve recompensado con creces: el sendero se adentra en bosques mediterráneos, pasando por varios miradores, y culmina en un escenario de película. En verano, la opción más popular es acceder en kayak o lancha desde el embalse de Canelles, lo que ofrece una perspectiva única de la muralla reflejada sobre las aguas tranquilas.
Sin duda alguna, el entorno invita a la contemplación, pero también a la reflexión. Aquí no hay multitudes, ni puestos de recuerdos, ni colas interminables. Solo la naturaleza en estado puro, un silencio profundo y la sensación de haber descubierto algo que casi nadie más conoce.
- Vía libre para levantar cuatro nuevas plantas sobre un edificio catalogado del siglo XIX en Zaragoza
- Parece Canadá, pero está en Aragón: un lago de aguas cristalinas perfecto para una escapada de verano
- La desdicha de educar a tres hijas en una habitación en Zaragoza: 'A mi familia no les hablo de nuestra situación
- La Policía investiga a un profesor de un colegio religioso de Zaragoza por supuestos abusos de menores
- El 'paraíso fiscal' para los coches en Aragón: un pueblo de Zaragoza tiene 17 vehículos matriculados por habitante
- Ibercaja ultima un acuerdo para dar nombre a la nueva Romareda
- La 'tormenta del siglo' arrojó 43 hectómetros cúbicos en la ‘zona cero’
- Rescatan a una cría de corzo de pocos días de vida de un domicilio en Zaragoza