Un ‘Dos Caballos’ de Teruel visita el fin del mundo

Los de Teruel pueden viajar desde Turquía al desierto del Sáhara en un Citroën 2 CV porque el lujo no está en unos asientos cómodos y a la última, está en poder cambiar de decisión en cada cruce

Un 'Dos Caballos' y dos toros de Osborne en el punto de Noruega más cercano al círculo polar ártico. | EL PERIÓDICO

Un 'Dos Caballos' y dos toros de Osborne en el punto de Noruega más cercano al círculo polar ártico. | EL PERIÓDICO / El Periódico de Aragón

David Chic

David Chic

Zaragoza

Un hombre de Teruel, un Citroën 2 CV y miles de kilómetros. La esencia del lujo. Lo que comenzó como un coche de trabajo comprado hace 42 años se ha convertido en una pasión que ha pasado por Roma, Lisboa, Noruega o Turquía. Un Never Ending Tour a lo Dylan que nació, además, por la falta de un color.

«Llegué al concesionario pidiendo un coche verde, pero no lo tenían y me decanté por el amarillo», asegura Manuel Galve, propietario del vehículo que estuvo a punto de ser dado de baja, pero que nunca faltó a las fiestas de su pueblo, Alloza, donde salía como una carroza. A veces de ambulancia o de tabla de surf. Un año lo usaron para desfilar al ritmo de Y viva España de Manolo Escobar y el amarillo se completó con el rojo y unos toros de Osborne. Y con este aspecto ya viajó a Valencia a una concentración de Dos Caballos, la denominación popular de su modelo. Allí Galve descubrió que tener un clásico conlleva una gran responsabilidad y que descubrir el mundo con poca discreción era un modo de vida gozoso que compensa cualquier incomodidad por la falta de asientos modernos.

El primer gran viaje de Galve al extranjero, acompañado por su mujer Carmen Valle, fue a Escocia. La matrícula de Teruel y la rojigualda de la chapa atravesaron carreteras de toda Francia acompañados por otros devotos de los Dos Caballos. «Siempre nos lo hemos pasado muy bien y somos bien recibidos en todos los lados», dice.

Al año siguiente el coche recorrió el desierto del Sáhara llegando hasta El Aaiún. Y también se ha asomado al océano Atlántico desde la praça do Comércio de Lisboa. «Tenemos una foto preciosa que nos hizo un japonés», celebra. Han trotado por las carreteras de toda la costa mediterránea, conocido los faros de Galicia y compartido caravanas por Marruecos. Para ellos el lujo está en poder tomar decisiones en cada cruce de carreteras.

Manuel Galve y Carmen Valle conduciendo en el viaducto de Millau, en Francia. | EL PERIÓDICO

Manuel Galve y Carmen Valle conduciendo en el viaducto de Millau, en Francia. | EL PERIÓDICO

Su gran odisea les llevó durante tres semanas hasta los Dardanelos, atravesando Bosnia, Albania y Grecia. «Siempre nos pasa, es llegar a un sitio y decir: ¿y si vamos más allá?», evocan.

Y a la vuelta, cruzando Francia, un cojinete les obligó a parar. Por suerte, el Dos Caballos es un coche popular y todavía se encuentran repuestos en los talleres, por lo que en poco tiempo estaba listo para otra aventura, por ahora la última, de hace pocas semanas. Esta ha llevado a la rojigualda con ruedas al cabo Norte de Noruega, el punto más alejado de Europa al que se puede llegar conduciendo. 

En las concentraciones el 2 CV de Galve sigue siendo el centro de atención, no solo por los colores. «El coche lo compré yo y eso es algo que pocos pueden decir, porque casi todos tienen vehículos heredados, eso hace que le tenga un cariño enorme, porque es algo especial», manifiesta. Y eso es difícil de cambiar. Sobre todo cuando aparecen jóvenes que aprendieron a conducir con el Dos Caballos de sus padres o sus abuelos. 

Galve no solo está entusiasmado con su coche, también lo está con lo que representa la historia del propio vehículo. «Fue el coche que motorizó el campo en España», explica. A las ciudades llegaron los 600 y este diseño francés entró de lleno en las zonas rurales. En su origen estaba pensado para que pudiese llevar a dos campesinos franceses por la campiña a 50 kilómetros por hora llevando un saco de patatas y una cesta de huevos sin que se rompieran. «El diseño es innovador, el consumo muy bajo y se agarra mucho al terreno gracias a la suspensión, eso lo convirtió en todo un éxito», indica.

Robusto, fiable y con los asientos originales. Posiblemente no sea el coche más cómodo de la actualidad para hacer kilómetros, pero la pareja, sola o en compañía de familiares y amigos, ya ha sumado más de 16.000 solo en lo que va de año. Y aún quedan, amenazan.

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