Los pueblos arrasados por las lluvias en Aragón evalúan los daños tras una noche "de angustia"

Azuara, Herrera de los Navarros, Villar de los Navarros y Almonacid de la Cuba han despertado este sábado llenas de barro después de una tormenta que destrozó desde viviendas hasta edificios públicos

Herrera / Villar / Azuara / Almonacid

Había miedo en Azuara. También en Villar de los Navarros, en Herrera y en Almonacid de la Cuba. Había miedo a lo que la luz del día iba a dejar al descubierto por la mañana: cocheras destrozadas, puentes partidos en dos, vecinos sin casa. Pero también había voluntad. Por eso, a las nueve de la mañana no había vecino que no llevara un par de horas con las botas de agua puestas dedicándose a achicar agua, retirar escombros, barrer barro y todo lo que fuera necesario para, poco a poco, remediar los daños producidos por las tormentas que este viernes por la tarde descargaron con fuerza e inundaron sus calles.

Esas mismas calles que Sancho (apellido) mira con tristeza. «El día de ayer (por el viernes) fue de angustia por saber de todos los vecinos, y hoy es de incredulidad, de impotencia... Servicios esenciales como el centro de salud, por el que tanto peleamos en su día para que no cerrara...», expresa afectado. Es, en palabras de Sancho, «el esfuerzo de un pueblo y unos vecinos de toda la vida arrasado en unos minutos por algo que es imposible de prever».

Cristina Alcalá es una de esas vecina que lleva toda una vida en Azuara. A sus espaldas está la casa de su hermana, que conserva el cartel Fuente Baja pero que ya no tiene paredes. «Lo tiene todo por dentro… Todo deshechico, las paredes de casa y todo. A ella la tuvieron que bajar del tejado», comparte. Habían estado juntas momentos antes y se habían separado a la hora de la cenar. Como no había luz en Azuara desde hacía unas horas, Cristina ya se había ido a dormir cuando recibió su llamada de auxilio. Por suerte, los bomberos actuaron rápido y pudieron rescatarla. Sus ojos claros están vidriosos, y por detrás de ella transcurren pequeños grupos de vecinos con palas y cubos. Todos ellos, cuenta Cristina, se acordaron este viernes de la dana de Valencia del pasado mes de octubre. «Esto es demasiado -dice en un suspiro-. Aquí tenemos ahora un Valencia, a ver si la gente se vuelca como lo hizo entonces. Esto es lo mismo pero en un pueblo de Aragón».

A sus espaldas está lo que queda del centro de salud de Azuara. Fue precisamente allí donde se quedaron atrapadas la médica y la enfermera del pueblo, a las que no conseguían rescatar. No queda rastro de la consulta de urgencias, y el interior del ambulatorio está cubierto por las ramas y el barro que ha levantado la tormenta. Desde el tejado se escuchan los gritos de algunos vecinos jóvenes que, con cuidado, sacan con cubos el agua estancada.

El mismo escenario se repite en una de las localidades vecinas, Herrera de los Navarros, donde también los residentes dedican la mañana a limpiar casas y calles después de haber pasado la noche en vilo muy larga. El ambiente, eso sí, es más tranquilo. Las tormentas del viernes por la tarde cubrieron de agua algunos hogares, pero no han dejado daños ni materiales ni humanos. Manolo, un vecino que estaba en el pueblo en el momento de los hechos, cuenta que «hay una casa perjudicada», y lo demás «está bien».

Dispositivo en marcha este domingo

El Gobierno de Aragón ya tiene en marcha su operativo para este domingo, centrado en la limpieza de calles y bajos. Hasta Almonacid de la Cuba se desplazará una cuadrilla de Sarga con autobomba y estarán acompañados por bomberos de la DPZ. Otro equipo de los bomberos provinciales irá hasta Letux, donde se unirán a cuatro cuadrillas de Sarga con autobomba, arropados por una agrupación de voluntarios. En Azuara habrá cuatro dotaciones de bomberos. Todos estarán coordinados un técnico de protección civil. 

El Instituto del Agua y las diputaciones provinciales ya están trabajando en el abastecimiento de agua potable hasta que se completen las reparaciones necesarias. Los trabajos de Sarga llegarán también al mundo animal, con la retirada de cadáveres y con actuaciones en Herrera de los Navarros en una granja de gallinas. Allí actuarán también los bomberos de la DPZ para achicar agua de una granja de cerdos. En Vinaceite, un grupo de voluntarios ayudará a un ganadero a recuperar algunos de los terneros de sus granjas que han escapado por la tormenta.

Por último, los trabajos continuarán en las conexiones, con equipos de la DGA y la DPZ desplegados desde hace horas para reparar las carreteras. En Almochuel, además, una máquina actuará en un camino para hacerlo útil para los vecinos, hasta que se recupere el tránsito en la carretera.

Suerte fue que el dueño del hogar afectado no estaba en su casa cuando comenzó la inundación. Desde el portal de al lado, Elena Guerrero señala que este «debe estar en Logroño». «Es su segunda residencia, como la nuestra», aclara, y explica que la solidaridad en seguida movió a los vecinos del pueblo, que en cuanto vieron que se estaba inundando su vivienda se pusieron a trabajar para evitar daños mayores. «Él no está, pero todos nos movilizamos para sacar el agua que le entró», dice.

Limpiar el barro

Guerrero habla desde el pasillo de su casa, y lleva en la mano la linterna que le alumbró durante la noche del viernes. «Ahora la voy a limpiar, porque está llena de barro», comenta. Momentos más tarde, por su calle sube otra vecina de Herrera, que se dirige a la peluquería para tratar de evadirse un momento de aquella tarde de tormentas que «fue horrorosa». «Vinieron dos dotaciones de bomberos, pero bueno… Ahora hemos estado toda la mañana limpiando», cuenta mientras sigue su camino.

En la puerta de su casa están unos vecinos que acaban de llegar de Zaragoza para comprobar cómo está su vivienda. También llegan de pueblos cercanos, aunque el paso de unos a otros no es sencillo porque las carreteras están en mal estado y el puente de Vinaceite a Belchite, partido.

Es precisamente este, que se retomen las comunicaciones, el reclamo que hacen desde Villar de los Navarros. Lo explica el alcalde del pueblo, Miguel Ángel García Abuelo, y también una de las vecinas, Olga: «No tenemos agua y no tenemos accesos al pueblo. Si hay una emergencia no podemos movernos. Con nuestra edad necesitamos coche para movernos».

De hecho, la panadera no ha podido entregar las barras encargadas a los pueblos vecinos. «Está todo destrozado», afirma María. Según explica, en Villar, jóvenes, adultos y mayores trabajan desde las 7.00 horas. Por eso, no necesitan «manos», sino recursos, dice. Mientras, varios adolescentes apartan el barro con escobas y los adultos cargan en remolques las lavadoras y neveras que la tormenta destrozó.

Como señala Antonio Encinas, «cada uno aporta lo que puede». Él, por ejemplo, se ha encargado de llevar cervezas frías para que nadie pierda las fuerzas. «Los mayores que estamos jodidos ayudamos como podemos. Aquí se ve lo que es un pueblo», comenta con una sonrisa. Es unir fuerzas en un momento complicado para vecinos como Rosser Frago, que tiene su coche destrozado, o Javier Abuelo, al que tuvieron que rescatar los vecinos. «Estaba en la planta de arriba de mi casa y como se metió agua al patio, no podía abrir la puerta de la cocina. Entonces eché unas llaves a los vecinos desde la ventana de arriba y entre dos o tres personas me abrieron la puerta de metal y pude salir con mi perrita», recuerda ya con cierto alivio.

Los efectos de la tormentas también llegaron a Almonacid de la Cuba, donde partes de la carretera están destrozadas y, su famosa presa romana, desbordada. Desde Azuara ha ido un vecino a verla, que entre suspiros comenta: «Si no fuera por la presa, estaría todo más destrozado».

A última hora de la mañana, continuaba el miedo en Azuara. También en Villar de los Navarros, en Herrera y en Almonacid de la Cuba. Miedo a las tormentas previstas para la tarde del sábado y también a no recuperar lo que siempre fue suyo: su hogar. 

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