El rescate virtual de las pinturas murales de Sijena

El proyecto Sigena Mágica trabaja desde hace años en la divulgación de los bienes de Sijena y de todo lo que rodea al monasterio oscense

Juan Naya, en un fotograma del documental sobre Sijena.

Juan Naya, en un fotograma del documental sobre Sijena. / EL PERIÓDICO

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Zaragoza

Las pinturas murales de Sijena se fueron del monasterio oscense a mediados de los años 30, en plena Guerra Civil Española. Casi un siglo después, están más cerca que nunca gracias a la sentencia del Supremo que obliga al regreso de los bienes a Aragón. Antes, hace casi un lustro, el proyecto Sigena Mágica que comanda Juan Naya consiguió que el patrimonio regresase, con la realidad virtual, a los arcos del monasterio.

«El proyecto sigue adelante y queremos seguir difundiendo la película (Sigena Mágica. El sueño hecho realidad) para poner en valor el patrimonio del monasterio», resume Naya a este diario, que defiende que su película «glorifica el espacio» en el que los frescos deberán ser colocados. Para él, el título del documental lo es todo porque significa el trabajo conseguido: «Era un sueño imposible, dar vida a una sala que es un espacio maravilloso entonces arruinado». Lo consiguió con «una aventura gigantesca», que rozó «la epopeya de lograr algo imposible».

Naya y el equipo del proyecto llevan tiempo difundiendo el patrimonio de Sijena. Su cénit puede que sea la representación con realidad virtual de las pinturas murales, pero ya han financiado la elaboración en madera de cinco techos y mantienen tareas de divulgación, con publicaciones culturales. El equipo que componen más de diez personas aspira a «reproducir todo» y ya ha logrado tener en formato digital todas las obras, lo que es «una auténtica proeza».

Sobre la realidad virtual, Naya explica que la visita a la sala capitular logra transportar al turista hasta la situación original. «Te pones las gafas y ves todo cómo era», afirma el filántropo, que argumenta que «no se ha visto nada igual» en exposiciones similares.

«Sijena tiene una dimensión global que falta conocer un poco porque nos hemos quedado con la destrucción y el posterior lío político», lamenta Naya, que aspira a que la sociedad quiera «recuperar la historia y estudiar sus personajes y el patrimonio que se tiene». Mostrando siempre un discurso esperanzado, ahora que se aborda el regreso de los bienes a Aragón, Naya anima a «no quedarse en la destrucción» y condicionar el final: «Somos responsables de cómo acabe todo y debemos buscar un final positivo que represente todo lo que puede llegar a ser».

«Todo el conjunto es una obra espectacular y hay que buscar colaboración para convertir Sijena en un lugar emblemático», insiste Naya, que también cree que el monasterio oscense puede cambiar su percepción externa y dar una nueva imagen con el regreso de los bienes. Del conflicto a «un lugar de hermandad», con el final de la disputa y la consecución de «una actuación que sea ejemplo para todos».

El conflicto institucional

Aunque no le guste, Naya no es ajeno a la situación política que ha enfrentado a Cataluña y Aragón está cerca de resolverse. «Vi las pinturas en el MNAC, faltan algunas partes y algo de color, pero se siente incompleta porque no te lleva a la grandeza del espacio», reflexiona el oscense, para el que observar las piezas en el museo catalán es «observar unas ruinas y pensar en lo bonito que tuvo que llegar a ser en el pasado».

Una contemplación que será mejor en el Monasterio de Sijena. «Adecuar todo el edificio ha sido un reto enorme, pero se ha hecho una gran labor y todo el monasterio está más saneado que nunca», celebra Naya, que pide que el peso de la transición patrimonial lo tengan «las decisiones de los técnicos» y que el hipotético traslado se haga «en las mejores condiciones posibles».

«No quiero que todo el trabajo hecho hasta ahora se mezcle con el conflicto», reflexiona el líder de Sigena Mágica, que defiende que «las pinturas pertenecen a su lugar de origen» y espera que «todos los implicados actúen de buena fe». «Tienen que creer en la justicia», comenta Naya, que confía en que «Aragón y Cataluña hagan las cosas bien para que las pinturas no sufran ningún daño». Lamenta, eso sí, que el conflicto «ha durado muchos años» y espera que la aplicación de la sentencia, si se da, tenga «impacto positivo y sirva para normalizar la situación».

La intención de Naya y su equipo es editar un libro en los próximos tiempos para seguir recopilando información patrimonial sobre el Monasterio de Sijena. También, estrechar la colaboración con las instituciones, en especial con el Gobierno de Aragón, para mejorar las labores de difusión del monasterio y su patrimonio.

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