La increíble historia de los dos hombres que sobrevivieron a la riada en silla de ruedas: "Esto sonaba como el mar. Estaba todo oscuro"

Unas bolsas de ropa se hincharon e hicieron flotar el colchón sobre el que dormía el padre de Erik Salvador, en Azuara, salvando su vida hasta que fue rescatado por cuatro vecinos. Samuel Sánchez, 'Bureta', hizo lo propio con su progenitor en Letux

Antonio Sánchez y Mariluz Artigas, junto a su sobrina María y un vecino, este martes en Letux.

Antonio Sánchez y Mariluz Artigas, junto a su sobrina María y un vecino, este martes en Letux. / Miguel Ángel Gracia

Azuara | Letux

Fueron ocho, diez minutos como mucho. El nivel del agua subió de forma súbita y se metió en la casa familiar de Erik Salvador en Azuara. «Mi padre, que sufre de tetraplejia, estaba en la cama, tumbado. Nada pudo hacer mi madre, que se quedó encajonada en el baño por la ola mientras veía cómo se inundaba la habitación», cuenta el joven, que terminaba entonces su turno de trabajo en Zaragoza. Y de repente, un milagro. La diosa Fortuna, si lo prefieren los paganos. Unas bolsas de ropa que guardaban en el canapé se hincharon sin salirse del bajo del mueble y el colchón, en lugar de empaparse, flotó. El hombre flotó con el improvisado salvavidas, y se quedó así, suspendido, hasta que cuatro vecinos del pueblo accedieron por la ventana de atrás para rescatarlo con una camilla.

No sonaba el Nessum Dorma con el que Javier Bardem volaba en Mar Adentro. La banda sonora era mucho más tétrica. «Cuando llegué, esto sonaba como el mar. Estaba todo oscuro, las farolas estaban tiradas, y solo con la linterna pude ver que el muro de mi casa estaba caído. Pensé... pensé... pues pensé que no estaban ya», recuerda el joven.

Erik Salvador, en una de las calles de Azuara, ayudaba este martes a limpiar las casas cercanas a la suya.

Erik Salvador, en una de las calles de Azuara, ayudaba este martes a limpiar las casas cercanas a la suya. / Miguel Ángel Gracia

«Mis padres habían venido al pueblo después de comer y yo tenía que trabajar. Cuando salí, sobre las diez de la noche, me llamó un amigo diciendo que bajaba mucha agua por el barranco de la Val. Llamé a mi madre y me dijo que no fuera, que no pasaba nada. Y poco después llegó la ola de tres metros», relata a este diario Salvador, que, junto a su hermano, colabora en las labores de recuperación y limpieza del entorno. Pasado el susto, sus padres están bien, afirma. 

Otro rescate 'in extremis' en Letux

El rescate de personas con movilidad reducida es una prioridad en situaciones de emergencias. Sin embargo, cuando el desastre acontece de forma tan sobrevenida como lo hizo en la noche del pasado viernes el margen de actuación es mínimo. Es lo que le sucedió a una familia de Letux, donde el agua se metió a empellones en el bajo de la casa de Mariluz Artigas y Antonio Sánchez. "Mi marido, que va en silla de ruedas porque apenas puede moverse, estaba en la cama. Yo tampoco podía apenas moverme. Es lamentable ver cómo se nos llevaba el agua sin que pudiéramos hacer nada", dice la mujer, resignada a que "nadie se podía haber imaginado algo así".

En ese momento llegó su hijo Samuel, conocido como Bureta, en honor al borjano pueblo de su padre, desde Lécera. "Vino a toda prisa con la furgoneta y nos sacó. A su padre lo cogió con la silla y de un empujón lo subió a la 'pickup'", relata la madre, que hace recuento de daños mientras espera a la sombra junto a su sobrina María, que llegó el lunes en el AVE desde Sevilla, en cuanto pudo, "preocupadísima" por los vídeos que estaba viendo de su pueblo. "¡Y aún le dio tiempo a coger al perro!", subraya Artigas.

La cama asistida, necesaria para la vida cotidiana de Antonio, era una de las mayores preocupaciones de Mariluz, dado su alto coste económico. Como viven en una calle con cuesta, la cota del agua no alcanzó el nivel de otras zonas del casco urbano. "Hemos salvado bastante. Aunque el barro llegaba por las rodillas y tenemos enseres para tirar, lo valioso lo hemos salvado", dice Artigas, aludiendo a una cuna, de esas en las que habitan los niños de toda la familia según van llegando al mundo, que se ha convertido en escombros en esta zona de Aragón.

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