Malas prácticas en el alojamiento de temporeros en Aragón: "La situación de indefensión se repite todos los años"
El desalojo de un hotel masificado en Candasnos, todavía en investigación, y la presencia de trabajadores durmiendo al raso en Fraga evidencian los retos del sector

Temporeros y sus pertenencias en el entorno de la estación de Fraga, este martes. / El Periódico de Aragón

El inicio de la campaña de recogida de la fruta vuelve a dejar imágenes de temporeros durmiendo al raso en los alrededores de la estación de autobuses de Fraga. Una dura realidad que en el Bajo Cinca se ve reforzada tras el desalojo en la noche del lunes de un hotel masificado en Candasnos, todavía en investigación, y otras operaciones policiales recientes contra la explotación laboral que operaban en toda la comunidad. "Hemos dado la voz de alarma, pero nadie nos quiere escuchar, pues la situación de indefensión se repite todos los años", asegura el presidente de la comunidad islámica de Fraga, Belkacem Lite.
La entidad, que junto a otras oenegés de la capital bajocinqueña trata de atender a las personas que se ven obligadas a pernoctar al aire libre, critica que el albergue municipal habilitado hace dos años no está dando respuesta a un problema que se extiende también por fincas y campos cercanos a la población. "Muchas personas tienen contrato de trabajo pero no pueden acceder a una vivienda", lamenta.
El secretario provincial de UAGA en el Altoaragón y responsable del sector de fruta, Óscar Moret, reconoce que esta situación preocupa tras unos años de buenas prácticas. "Llevamos años apostando por la contratación ordenada y por garantizar una vivienda, pero vemos que se están dando casos en los que las cosas no son así", ha indicado. En la comarca son las grandes fincas las que están acumulando más incumplimientos, algo que también se traslada a la comarca de Valdejalón y a la zona de Caspe.
El pasado año, desde CCOO trabajaron en un informe en el que se alertaba al final de la campaña sobre las irregularidades detectadas en sus visitas a las zonas agrarias. "Es urgente la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores migrantes del sector", denuncia el documento coordinado por el responsable del sector agrario, Rachid El Jazouli.
La entidad ha detectado "fraudes y abusos" que se repiten en todas las campañas. Y aunque muchos de ellos tienen que ver con la vivienda y los alojamientos precarios, también se denuncia la falta del control de horas de trabajo y el pago de jornadas por debajo del salario mínimo.
En este contexto, la Guardia Civil sigue desarrollando su investigación tras el desalojo del hotel abandonado de Candasnos, donde dormía un centenar de temporeros en condiciones insalubres. La operación, que todavía encuentra bajo secreto judicial, trasladó a un centenar al pabellón municipal, en el que siguen habilitadas camas para acoger a las víctimas de ambos sexos y procedentes de diferentes países hasta que se resuelva el alojamiento de los mismos. Los agentes han seguido durante este martes con los registros del edificio clausurado tras interrogar a uno de los arrestados, el propietario del inmueble.
Los servicios sociales de la comarca, en colaboración con Protección Civil, se han encargado de proporcionales alimentos y agua. Las personas que se hacinaban en el hotel pagaban unos 140 euros a pesar de que es el empleador la parte que está obligada a ofrecer un espacio para pernoctar a los trabajadores que no residen en la localidad. En su mayoría estaban empleadas en un almacén de fruta de Fraga.
El secretario general de La Sindical, Patricio Barquin, denuncia que la transformación de la agricultura en el "agronegocio" está haciendo aparecer de nuevo prácticas que se creían controladas. "Las empresas están obligadas a ofrecer alojamiento, pero estamos viendo que impera la ley del 'sálvese quien pueda' cuando ellas mismas no tienen plazas para atender toda la mano de obra que necesitan las grandes explotaciones", ha criticado.
El sindicato cree que el cambio de modelo económico está obligando a los servicios sociales, sean los municipales o los comarcales, a hacerse cargo de las personas que duermen al raso en la estación de autobuses. Y eso a pesar de que cuenten con un contrato de trabajo, pues en la actualidad con la falta de vivienda y el aumento de los precios eso no es una garantía de acceder a un alojamiento digno.
Además, Barquin manifiesta que lo que antiguamente era un problema puntual que se producía durante los meses de verano, ahora está convirtiéndose en una "precarización continua" debido a que el gran tamaño de las fincas está transformando la temporalidad de las tareas del campo.
Por el momento, entidades como la que preside Lite tratan de ofrecer "comida y ropa" a las personas que malviven en el entorno de la estación porque no se les proporciona alojamiento. "Les vienen a recoger por la mañana desde las fincas y luego por las tardes vuelven a quedar a su suerte", explica.
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