El ataque de EEUU a Irán, "otra china en el zapato" para el comercio exterior de Aragón

Las empresas locales observan con cautela el nuevo foco de tensión internacional, pero temen que una posible escalada bélica altere las cadenas de suministro y dispare la inflación

Petroleros cruzan el estrecho de Ormuz, en Omán.

Petroleros cruzan el estrecho de Ormuz, en Omán. / periodico

Zaragoza

El recrudecimiento del conflicto en Oriente Medio, agravado por los recientes bombardeos de Estados Unidos sobre Irán, ha añadido una nueva capa de incertidumbre sobre el comercio internacional. Una más. Exportadores, operadores logísticos y transitarios de Aragón encaran esta nueva turbulencia con cautela, atentos a la evolución de los acontecimientos. La palabra "incertidumbre" vuelve a estar en boca de todos ellos, mientras la "resiliencia", forjada por las empresas locales tras años de sobresaltos geopolíticos, se erige como el principal antídoto frente a la imprevisibilidad de la situación.

Estas son las reflexiones compartidas por expertos y agentes económicos de la comunidad autónoma consultados por este diario, quienes analizan el impacto del nuevo foco de tensión internacional surgido en los últimos días. La escalada bélica no solo amenaza con alterar las cadenas de suministro globales, sino que también pone en jaque la estabilidad de mercados clave y podría alterar las estrategias de las empresas aragonesas.

Las relaciones comerciales de Aragón con Irán, aunque limitadas, no son desdeñables. En los primeros cuatro meses de 2025, las exportaciones al mercado persa ascendieron a 6 millones de euros, principalmente en forma de componentes y productos destinados a la industria petrolera. En 2024, esta cifra alcanzó los 11 millones de euros, lo que refleja un flujo comercial modesto pero constante.

"La afección que más preocupa no es tanto la naturaleza de la relación comercial", explica Nieves Ágreda, directora general adjunta de la Cámara de Zaragoza. El mayor temor, añade, es "una posible escalada del conflicto", lo que dañaría "un contexto más global".

Bloqueo del estrecho de Ormuz

Óscar Calvo, director general de la transitaria zaragozana JCV Shipping & Solutions, lo resume con una metáfora clara: “Es otra china en el zapato”. La imagen sirve para describir el efecto acumulativo de los distintos frentes abiertos en el tablero global, del mar Rojo a la guerra arancelaria abierta por Donald Trump, y, cómo estos van condicionando la logística internacional paso a paso, puerto a puerto.

El último foco de tensión geopolítica no apunta directamente a Aragón, pero sus consecuencias sí podrían sentirse en ciertas operaciones específicas, sobre todo en un momento del año que es clave para la campaña de exportación de alfalfa, un producto estrella de la agricultura regional. “Aunque los principales destinos no están en esa zona, sí hay ciertos flujos hacia países como Emiratos Árabes”, señala.

Si se termina bloqueando el estrecho de Ormuz y el puerto de Jebel Ali, uno de los grandes centros de transbordo del golfo pérsico, se dejaría "de operar con normalidad, los envíos pueden resentirse”, advierte el director de JCV.

“No hay que olvidar que también estamos viviendo desvíos en otras rutas", apunta, como el bloqueo en esa misma zona del estrecho de Bab El Mandeb por los ataques de los hutíes, lo que ya está retrasando los tiempos hacia destinos como Australia o Nueva Zelanda. Si ahora se suma un colapso en el golfo, "el espacio logístico seguro se reduce todavía más”, advierte Calvo.

La consecuencia directa sería un aumento de los tiempos de tránsito, posibles congestiones en otros puertos alternativos y una previsible subida de precios. “Ya hemos vivido esto en otras ocasiones: desvíos, sobrecostes, retrasos. Desde 2020 hemos aprendido a convivir con los sobresaltos”, explica Calvo, cuya empresa gestiona envíos a destinos en todos los continentes.

Sin embargo, dentro del mal panorama hay un aprendizaje que da un cierto margen. Toda la cadena logística -operadores, navieras, exportadores- se ha visto obligada en los últimos años a tener una capacidad de adaptación y flexibilidad que antes no se tenía porque "los tiempos de tránsito se cumplían a rajatabla y los precios eran muy estables". "Desde hace ya cinco años todo eso se ha perdido", afirma, pero a cambio se ha ganado en "resiliencia", un arma esencial para tiempos revueltos como los actuales.

Dos referentes aragoneses en Irán

A pesar de los escasos intercambios económicos entre ambos territorios, la comunidad aragonesa sí cuenta con dos empresas de referencia que han trabajado con profundidad este singular país. Se trata de Ringo Válvulas, que pertenece al grupo alemán Samson, y Tain Weser, que históricamente han tenido una fuerte presencia en Irán, donde han desarrollado proyectos para instalaciones energéticas.

Por su parte, Daniel Álvarez, presidente de la comisión Internacional de CEOE Aragón y director general de Industrias Pardo, observa la situación con "máxima prudencia", aunque se trata de un "asunto serio". "Es pronto para hacer presagios certeros de lo que puede de ocurrir", sostiene.

Entre los posibles escenarios, cree que podría darse alguna similitud con lo ocurrido con la amenaza de los aranceles salvajes lanzada por Trump, "salvando las distancias porque aquí hablamos de un conflicto bélico". "Del dicho al hecho hay un trecho", apunta tras recordar cómo se han suavizado al 10% los impuestos a las exportaciones europeas a EEUU tras barajarse que llegaría al 40% o 50%.

"Aunque no compramos petróleo en la zona, la subida de precios no acabaría afectando porque sería trasversal"

Daniel Álvarez

— Presidente de la Comisión Internacional de CEOE Aragón

En cualquier caso, considera que la afectación de una posible escalada bélica "no sería directa, sino indirecta". "Aunque no compramos petróleo en la zona, la subida de precios nos acabaría afectando porque sería transversal", explica, lo que provocaría un efecto en cadena sobre los costes de la energía y desembocaría en un proceso inflacionario generalizado.

Algo similar a lo vivido con la invasión de Rusia sobre Ucrania, apunta, con "la consiguiente ralentización económica a nivel mundial". "Hay que estar pendientes de los acontecimientos y ver qué se consolida. Nuestra obligación es ser flexibles para adaptarnos a lo que venga y estar preparados, pero siendo conscientes de que no tenemos ningún control sobre lo que puede suceder", asevera.

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