Aqualia lidera la revolución digital del agua
La Inteligencia Artificial, contadores inteligentes y la gestión centrada en el cliente son algunos de los catalizadores del cambio impulsado por la empresa que abastece a Zaragoza y su entorno

Dos
En un entorno donde el cambio climático, la escasez de recursos y las expectativas ciudadanas marcan el rumbo, Aqualia ha apostado por una transformación digital integral para asegurar una gestión más eficiente, inteligente y cercana del ciclo urbano del agua. Esta evolución tecnológica se despliega con un enfoque claro: mejorar la experiencia del cliente, optimizar la eficiencia operativa y garantizar la sostenibilidad del recurso. Para lograrlo, la compañía ha incorporado inteligencia artificial, big data, tecnologías satelitales y una red de contadores inteligentes conectados en tiempo real.
La instalación masiva de contadores de agua inteligentes ha marcado un antes y un después en la relación entre el cliente y su consumo. Gracias a estos dispositivos —equipados con módulos de telelectura—, el usuario puede seguir su consumo diario a través de la app Aqualia Contact, disponible en Android e iOS, sin necesidad de desplazamientos ni esperas.
Este nuevo modelo aporta no solo transparencia y comodidad, sino también herramientas proactivas de ahorro. El cliente puede programar alertas personalizadas ante situaciones inusuales, como la ausencia de consumo, consumos inesperados en segundas viviendas o la superación de umbrales definidos. Estas notificaciones se envían mediante la app y, si el usuario lo autoriza, también por SMS.
Además, Aqualia implementa alertas automáticas cuando detecta patrones que pueden indicar una fuga oculta —por ejemplo, más de 50 litros por hora durante 48 horas—, ayudando al usuario a actuar antes de que el problema se agrave.
Más allá del contador: inteligencia artificial y análisis predictivo
Pero la digitalización de Aqualia no se limita al cliente final. La compañía ha desarrollado una infraestructura tecnológica que conecta todos los puntos del ciclo del agua, desde la captación hasta la facturación, pasando por el mantenimiento, la distribución y el control de calidad.
Uno de los ejes de esta transformación es el uso intensivo de algoritmos de inteligencia artificial diseñados por el propio equipo de Aqualia. Estos algoritmos permiten detectar desviaciones en los patrones de consumo mediante técnicas de machine learning, y analizar imágenes satelitales con deep learning para localizar piscinas o zonas ajardinadas no registradas que suponen un consumo adicional no declarado.
Este enfoque ha permitido mejoras significativas en la reducción del Agua No Registrada (ANR), estimando aumentos de consumo estacional de entre un 8% y un 12% en verano. En algunos municipios, se ha detectado hasta un 25% de piscinas sin declarar, y el análisis por teledetección puede cubrir más de 200 hectáreas en tan solo dos minutos.
Centro de Operaciones Integrado: el cerebro de la red digital
Toda esta inteligencia se articula a través del Centro de Operaciones Integrado (COI) de Aqualia, una plataforma capaz de gestionar y visualizar en tiempo real millones de datos provenientes de sensores, SCADA, SIG y otras plataformas internas. Desde el COI se pueden:
- Priorizar incidencias mediante criterios de eficiencia, no geográficos.
- Ejecutar modelos hidráulicos predictivos.
- Simular escenarios de presión y consumo en distintos sectores.
- Activar mantenimientos preventivos antes de que ocurran averías.
Este modelo permite que un único centro gestione varios municipios a cientos de kilómetros de distancia, logrando una eficiencia antes impensable en un sector tradicionalmente fragmentado.
Facturación precisa, redes más robustas y mayor sostenibilidad
Otro frente en el que Aqualia ha aplicado la digitalización es en la optimización de la facturación y el control de activos. Mediante el análisis de reclamaciones y el envejecimiento de contadores, se identifican errores de medición y se anticipa la renovación de dispositivos antes de que fallen. En paralelo, gracias a modelos matemáticos avanzados, se monitoriza la presión de red para detectar sobrepresiones que puedan causar fugas estructurales.
La sectorización inteligente —pasando de zonas amplias a microsectores altamente detallados— ha permitido reducir fugas invisibles que antes escapaban al control operativo. Todo ello se traduce no solo en ahorros para la empresa y los clientes, sino también en un uso más responsable del agua.
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