50 años de la central nuclear que amenazó con instalarse en Aragón

Los pueblos de la comarca afectada lanzaron un grito unánime contra el macroproyecto a orillas del Cinca en los últimos meses del franquismo

Protesta contra la central nuclear del Cinca.

Protesta contra la central nuclear del Cinca. / M. J. A.

David Chic

David Chic

Zaragoza

Aún no había muerto el dictador Francisco Franco cuando los vecinos del Bajo Cinca protagonizaron una de las primeras manifestaciones multitudinarias de Aragón. “Aquello, cuando se planteó, parecía una cosa loca: lo de hacer protestas parecía una cosa reservada a los estudiantes de Madrid”, recuerda la periodista María José Arellano, autora de una libro en el que recuerda los 50 años de aquellas marchas contra la central nuclear que en los estertores de la dictadura se planeó levantar en Chalamera, en el valle del Cinca.

La obra recupera un episodio “casi olvidado” en un momento de tensión energética tras lo vivido por el apagón y la aparición de algunas voces que han pedido recuperar el proyecto con el objetivo de garantizar la soberanía energética. “No tiene sentido que ahora se hable de la nuclear como algo verde, pues el uranio es un combustible como el carbón y el petróleo, y además genera unos residuos que duran miles de años”, asegura Arellano, que este domingo explicará cómo se fraguaron las marchan contrarias a la central en la propia localidad de Chalamera.

Los vecinos de la comarca descubrieron en los periódicos el 8 de abril de 1975 un inquietante titular: ¿Una central nuclear en Chalamera? Ese apunte se confirmó el día 16 entre la estupefacción de toda la población. “Jamás tuvieron en cuenta el territorio, donde todo se vivió con inquietud y muchas dudas”, recuerda la autora.

Los testimonios de la época dejan clara la desorientación de gran parte de la población en un primer momento. “No sé qué es una central nuclear, estos días he hablado bastante y veo que según quién me habla va de un lado a otro. Hay señores que dicen: eso irá muy bien, porque todo el mundo va a eso. Sin embargo, hay otro sector que dice: no, que es muy malo, que hay mucha radioactividad, es muy peligroso. No sé a qué atenerme”, recoge Arellano tras una entrevista en Radio Fraga realizada con el alcalde de Chalamera, Joaquín Forcada, en aquella época.

Las voces críticas del Bajo Cinca se articularon con rapidez. Tras tímidos llamamientos que estuvieron amparados por la propia Arellano en Radio Fraga, se fraguó una rápida reacción de los pueblos de la ribera que el día 8 de mayo se concretó en una dificultosa marcha (tanto por lo organizativo como por lo administrativo) hacia Huesca a bordo de más 200 coches y vehículos para celebrar una gran concentración ante el Gobierno Civil, en las que estuvieron presentes vecinos, alcaldes de diferentes orientaciones y dirigentes agrarios. Era lo nunca visto. El responsable franquista de la época no los recibió con demasiado entusiasmo. “Me alegro de que hayáis venido con coches y no con burros como hubiera sucedido hace unos años”, afirmó con suficiencia Víctor Fragoso del Toro.

Manifestación por las calle de Huesca contra la central de Chalamera.

Manifestación por las calle de Huesca contra la central de Chalamera. / El noticiero

El descontento por la central nuclear quedó reflejado en una popular canción compuesta por Joaquín Carbonell. “En Chalamera, con Chalamera, ya es hora de gritar / en Chalamera, con Chalamera: ¡no queremos central”, se coreó con insistencia, recogiendo también referencias a Fuenteovejuna.

En vistas de lo sucedido en el Bajo Cinca, el recién nacido movimiento ecologista recogió el descontento con la creación de una asociación de afectados que con el nombre de COACINCA amparó nuevas acciones de protesta, algunas de las cuales tuvieron como escenario la romería a la ermita románica de la localidad. Y poco a poco la semilla del descontento plantada en Chalamera fue creciendo también contra los pantanos o las primeras amenazas de trasvases, ya en el turbulento marco político tras la muerte de Franco.

Cincuenta años después todo el episodio sigue produciendo quebraderos de cabeza sobre el terreno. El actual alcalde del municipio, Santiago Villas, reconoce no saber, con el paso del tiempo, si aquello «hubiera sido bueno o malo» para Chalamera. «Lo único que es seguro es que todo sería distinto con una central nuclear», asevera al tiempo que como vecino reconoce que no ve necesario «un pueblo de tres o cuatro mil habitantes» frente a la actual realidad del centenar de vecinos.

La preocupación por el destino de los residuos radioactivos y su propio impacto medioambiental estuvieron presentes en aquellas semanas. «Creo que si se hubiera levantado para garantizar el empleo de varias generaciones se habría hipotecado el pueblo para muchísimos más años, especialmente en su paisaje», considera Villas.

El proyecto estaba amparado por las empresas ENHER y ENDESA según constaba en el Ministerio de Industria y nunca llegó a disponer de autorización administrativa. Muchos todavía dudan de que hubiera una base sólida detrás, puesto que no se inició ningún proceso de expropiación. El llamado Plan Energético Nacional de 1975 proponía la construcción de 25 centrales nucleares con un total de 38 reactores, de los que solo llegaron a funcional diez en siete centrales. En Aragón se contemplaba también levantar instalaciones en Escatrón y Sástago. 

El libro, con el título ... y el Bajo Cinca ¡¡Se manifestó!! busca, según la autora "dejar en la memoria de las bibliotecas una página muy importante" de la movilización del tejido social. La obra se ha presentado recientemente en el salón social de Chalamera.

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