A fondo | El turismo bate récords mientras busca soluciones a la falta de vivienda

El sector aporta ya el 9,8% del PIB regional y se erige de nuevo en uno de los principales motores de empleo indirecto

Numerosas personas en un mercado en la plaza de Aínsa, en una imagen de archivo.

Numerosas personas en un mercado en la plaza de Aínsa, en una imagen de archivo. / Ayuntamiento de Aínsa

Cepyme Aragón y Federación de Construcción de Ceos-Cepyme Huesca

El turismo aragonés culminó en 2023 su recuperación pos pandemia con un vigor inesperado: 3,8 millones de visitantes. Se volvieron a llenar los valles pirenaicos, la Sierra de Guara y el patrimonio mudéjar tras dos años de incertidumbre sanitaria. El sector aportó ya el 9,8 % del PIB regional y se erigió de nuevo en uno de los principales motores de empleo indirecto, dinamizando cadenas de suministro que abarcan desde la agroalimentación hasta la cultura.

El 2024 superó las cifras y España cerraba el ciclo con un 4,7% más que el año anterior que se traduce en más de cuatro millones de visitantes, en nuestra comunidad el atractivo más visitado fue el parque natural de Ordesa que acumuló mas de seiscientas mil visitas.

Y este 2025 las noticias siguen dejando muy buenas perspectivas, la Asociación de Empresas de Deportes de Aventura, en colaboración con Montaña Segura y con la Diputación Provincial de Huesca, presentaba el pasado mes de abril un estudio sobre el impacto económico y social de la actividad empresarial del turismo activo en Aragón. Las cifras hablan por si solas, de las 624 empresas de este tipo radicadas en Aragón 507 están ubicadas en la provincia de Huesca, emplean a más de cuatro mil personas, facturan 140,9 millones de euros anuales y dejan 46 millones de euros en impuestos.

Pero ese éxito descansa sobre una base inestable. Las pernoctaciones se concentran en dos ventanas muy estrechas: diciembre abril, cuando las estaciones de esquí baten récords de forfaits, y julio agosto, cuando el «verano activo» tensa al límite a campings y establecimientos de aventura. Fuera de esos picos, la ocupación cae hasta un tercio, lo que impone al territorio una respiración artificiosa que margina inversiones estables y complica la planificación pública.

La escasez de mano de obra se ha convertido en la grieta más visible de este modelo. Las empresas denuncian vacantes que no logran cubrir porque la estacionalidad extrema obliga a encadenar contratos de corta duración, sin continuidad ni perspectivas de carrera. Quien acepta desplazarse a las zonas turísticas se enfrenta, además, a alquileres que triplican la media provincial, multiplicando la brecha entre salario real y coste de vida.

La Federación provincial de la Construcción de Huesca corrobora que la presión de la demanda turística sobre el mercado del alquiler constituye el cuello de botella principal. Cada temporada, sostienen, decenas de viviendas abandonan el circuito residencial para convertirse en alojamientos vacacionales, desplazando a la población local y tensionando los precios hasta niveles difícilmente asumibles por asalariados y familias jóvenes.

Desde su perspectiva los sobrecostes de edificar en alta montaña agravan la escasez: geotecnias complicadas, pendientes pronunciadas, climatología severa y la lejanía de los centros de suministro elevan los costes de construcción y transporte hasta un 25 % respecto a proyectos en zonas llanas. Frente a esta realidad, la federación reclama una colaboración pública privada decidida, bonificaciones fiscales, cesión de suelo, avales y agilización de licencias.

Cepyme Aragón alerta de un impacto socioeconómico de largo alcance. La reducción de la oferta cultural y comercial fuera de temporada vacía las calles e imposibilita la desestacionalización; se perfila el riesgo de “pueblos escaparate”, con servicios públicos sobredimensionados en verano e infrautilizados en invierno; y crecen las emisiones asociadas a desplazamientos diarios de 60 90 km de trabajadores que no encuentran vivienda cercana. A ello se suma una brecha salarial que sigue 12 % por debajo de los destinos de costa y una persistente falta de vivienda asequible próxima al puesto de trabajo. Sin una política integral que coordine vivienda, empleo y transporte, la comunidad podría hipotecar el impulso turístico que tanto costó recuperar.

El Consejo Económico y Social de Aragón subraya la coexistencia de dos perspectivas fundamentales en materia de vivienda. Por un lado, la dimensión económica vinculada al sector de la construcción, generadora de un importante nicho de empleo; por otro, la vertiente de servicio público encargada de garantizar el derecho constitucional y estatutario de toda la ciudadanía aragonesa a disfrutar de una vivienda digna. Partiendo de esta premisa, el Consejo emitió en diciembre de 2024 un dictamen relativo al anteproyecto de ley de vivienda de Aragón. En dicho pronunciamiento, y tomando como eje la función social de la vivienda, se respaldó la conveniencia de integrar en una ley general la normativa básica .

Debemos de ser capaces, las instituciones, entidades publicas y el tejido empresarial de dar respuesta y para ello hay que construir las actuaciones a corto, medio y largo plazo. No existe barita mágica solo hay trabajo y planificación por delante.

Las entidades que figuran en este reportaje señalan entre otras, la optimización de los fondos europeos, la promoción de la rehabilitación y reforma del parque existente, y la atención específica a las necesidades de los entornos rurales y zonas turísticas. Asimismo, se considera necesario regular de forma eficaz la vivienda de uso turístico, ensayar instrumentos públicos que posibiliten una construcción ágil así como adecuar los procedimientos administrativos a la situación de colectivos con especial vulnerabilidad (jóvenes o personas extranjeras) que demandan un apoyo reforzado.

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