Los nuevos criterios dejan en el aire la llegada de tres universidades privadas a Aragón: ¿Qué pasará ahora?

Las tres universidades privadas que tienen intención de instalarse en Aragón en los próximos años (The Power University, Uniar y NCI Aragón) deberán cumplir con una serie de requisitos que, ahora ya sí de forma oficial, tras la aprobación este martes en el Consejo de Ministros, serán más duros. No lo tendrán fácil porque los futuros campus universitarios (sean públicos, privados, presenciales y virtuales) deberán ajustarse a un real decreto que entrará en vigor a finales de este mes. Si no lo cumplen, no podrán echar a andar.

Y a decisión no ha sentado bien en el Gobierno de Aragón, como ya era de esperar, que en boca de la consejera de Universidades, Claudia Pérez Forniés, ha mostrado su rechazo a la regulación. «Va en contra de la prosperidad que vive Aragón», ha dicho, al tiempo que reiteró su «disconformidad» con las modificaciones al considerar que cambian «las reglas del juego establecidas» en el decreto aprobado hace cuatro años.

Por partes. A partir de ahora, el reconocimiento de cualquier nueva universidad seguirá dependiendo de la autoridad competente: la comunidad autónoma. Eso sí, la iniciativa deberá estar respaldada por un informe favorable y vinculante de las agencias de evaluación y acreditación (Aneca). Si es desfavorable, el proyecto será rechazado y no saldrá adelante.

El Ejecutivo insiste en que el real decreto no va contra la red privada, sino contra los campus «malos». Es decir, «academias y chiringuitos» que no tienen calidad docente e investigadora para ser una institución de educación superior. El objetivo del Gobierno es mantener el actual modelo universitario: generalista, con pedigrí y con dominio de la pública. La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, aseguró que las privadas han vivido un «crecimiento sin precedentes». En 20 años, se han levantado 24 nuevas y ninguna pública. El alumnado de la pública ha crecido solo un 2% y el de las privadas, un 129%.

Morant criticó también ayer la «falta de financiación autonómica» que reciben los campus públicos, que de esta manera no son capaces de sacar más plazas para los estudiantes y absorber la demanda. A pesar de tener notas excelentes en Bachillerato y la Selectividad, muchos alumnos se quedan fuera y tienen que ir a la privada (en caso de que se la puedan costear). «Estamos muy preocupados por un futuro en el que se podrá estudiar o no dependiendo de si tu familia te lo puede pagar», dijo Morant tras dejar claro que el estudiantado de las privadas supone ya el 30% de los universitarios, porcentaje que hace diez años era el 15%.

En los últimos años, algunas privadas han abierto sus puertas, incluso, a pesar de tener un informe negativo por parte de la Conferencia General de Política Universitaria, el organismo que reúne a las autonomías y al ministerio.

¿Cuáles son los requisitos?

Ahora mismo, la cartera que dirige Morant tiene encima de la mesa ocho proyectos de creación de una nueva universidad (tres de ellas en Aragón) y, para que no suceda lo de años anteriores, la principal novedad del real decreto es la obligación de todos los campus nuevos de contar con un informe positivo por parte de la Aneca (agencia nacional de evaluación y acreditación), ya sea la nacional o una de las diez autonómicas.

Este informe, al contrario de lo que sucede ahora, será preceptivo y vinculante. Es decir, si los técnicos de Aneca no dan el visto bueno al proyecto porque carece de calidad académica o el profesorado no está a la altura o no tienen instalaciones suficientes o no disponen de proyectos de investigación, el campus no verá la luz.

Por otro lado, los campus deberán contar con un número mínimo de estudiantes y de docentes. Los primeros deberán ser 4.500 (en un plazo de seis años). Los segundos no están especificados, pero podrán rondar entre los 380 y los 500. La mitad de los profesores y profesoras deberán ser doctores y de ellos, el 60% tienen que tener un sexenio de investigación.

Por su parte, las instalaciones deberán abarcar tres ramas de conocimiento y ofrecer un mínimo de 10 titulaciones de grado, seis de máster (un terreno en el que las privadas empiezan a ganar a las públicas) y tres de doctorado. No solo impartirán docencia, sino que a la investigación dedicarán el 5% de su presupuesto.

Además, entre otras cosas, los tres promotores que quieren crear un campus nuevo en Aragón no deberán tener experiencia en gestión universitaria, pero a su equipo directivo sí se le exigirá. Asimismo, la empresa o sociedad deberá presentar un aval económico equivalente al presupuesto de la universidad en su tercer año.

El Gobierno de Aragón ya dio luz verde, el pasado mes de abril, a que las tres futuras universidades privadas dieran pasos para su constitución en la comunidad. ¿Qué pasará ahora? Pérez Forniés indicó ayer que «en este momento todavía no somos conocedores del contenido del decreto, cuando lo hagamos valoraremos cómo afecta a los tres proyectos», ha dicho.

Respecto a los proyectos, lo último que se sabe es que The Power University, de la empresa Power MBA, es el más avanzado. De hecho, en agosto el Consejo de Administración de Expo Zaragoza Empresarial aprobó sacar a concurso la redacción del proyecto de reconversión del uno de los cacahuetes (el denominado como Ebro 4) en un centro de formación universitaria para ser sede de The Power, que aspira a invertir 30 millones de euros en poner a punto el edificio con el objetivo de impartir clases desde el curso 2028-2029.

La universidad Niccolo Cusano (NCI Aragón) mantiene su ojo puesto en Calatayud, donde de inicio pretendía acoger a unos 3.000 alumnos, pero este dato ahora queda fuera de los parámetros del Gobierno de España.

Por último, Uniar se configuraría como universidad on line y tras ella están impulsores del centro del grupo Magister.