Más formadas y más emprendedoras: las mujeres del medio rural en Aragón que tienen la llave contra la despoblación
Las mujeres con nivel de estudios superior crece cada vez más en los pueblos y el sector servicios es el que más trabajo les da, pero quedan los retos de la conciliación familiar y el acceso a los servicios públicos en igualdad de condiciones

Imagen de archivo de una mujer vendimiando. / MARTIN DIVISEK / EFE

"Hay un cambio de tendencia: cada vez más mujeres se quieren quedar en el medio rural". Lo dicen los estudios que han analizado en la Cátedra de la lucha contra la despoblación de la Universidad de Zaragoza, donde en este Día de la Mujer Rural señalan los retos pendientes, como la falta de acceso a los servicios públicos en igualdad de condiciones, o los problemas de conciliación, más acentuados en pequeñas localidades sin guardería, sin comedor escolar o sin colegio, ya que las tareas de cuidados siguen recayendo, mayoritariamente, sobre la espalda de las mujeres. También en 2025.
En Aragón viven casi 99.000 mujeres en el medio rural (según los últimos datos disponibles de 2023 compartidos por el Instituto Aragonés de Estadística), con una edad media de 51 años, que se reduce a los 36 años en el caso de las mujeres extranjeras. La mayoría de ellas están ocupadas (más del 41%) y solo un 5% están en paro. Sin embargo, las estadísticas oficiales no siempre reflejan las dificultades añadidas de encontrar empleo, de compaginarlo con la vida familiar o de acceder a los servicios básicos que las mujeres enfrentan en los pueblos. Por eso, el emprendimiento se erige como uno de los caminos que siguen más mujeres en el medio rural, y el sector servicios es en el que hay más ocupadas.
Mariluz Hernández Navarro, profesora titular de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Cátedra de despoblación del campus público y la DPZ, destaca el cambio "sustancial" que se ha producido en la sociedad aragonesa respecto a "hace 30 o 40 años" y también señala la mirada nueva que se abre hacia el futuro. "Hace 30 o 40 años, las mujeres se marchaban de los pueblos. Las familias decían 'hija mía, vete'. Ahora, dicen 'hija mía, estudia', y muchas mujeres se van, estudian y regresan", explica Hernández Navarro. Obviamente no son todas las que regresan, pero es un número que va en aumento. "En las encuestas se observa que muchas mujeres regresan a sus pueblos a los 35 años, después de formarse, y cuando buscan una estabilidad en su proyecto vital", señala.
Además, no deja de subir el número de mujeres con estudios superiores. Según constatan en la Universidad de Zaragoza, en 2021 ya el 22% de las mujeres tenían estudios superiores; frente a un 50% con estudios medios y un 27% con estudios básicos.
En la Cátedra sobre despoblación de la Universidad de Zaragoza se ha analizado con detalle la vinculación entre la presencia de mujeres en los pueblos y el mantenimiento de la población. Ambos fenómenos están vinculados por dos cuestiones concretas, según indica la profesora Hernández Navarro. Por un lado, "si la mujer decide irse del pueblo con una parte de la familia, el resto suelen marcharse con ellas". Por el otro, su presencia en el medio rural, a menudo está vinculada a negocios del sector servicios, que ayudan a fijar población. "Encontrar trabajo por cuenta ajena es más complicado y, cuando se quedan, lo hacen poniendo en marcha sus propios negocios: una peluquería, una academia, una tienda... Con ello, dan vida a sus pueblos", recalca la profesora de Geografía y experta en despoblación y mujer.
Además, se observa un cambio de tendencia respecto al deseo de quedarse en los pueblos. "Ahora las madres quieren que sus hijos vivan en un pueblo grande o en una ciudad pequeña, y esto ayuda a revertir la despoblación", señala Hernández. Así se constata en uno de los informes en los que ha trabajado, en el que se entrevistó a más de 600 mujeres de todas las comarcas aragonesas. En ese mismo informe, las mujeres señalaron, como principales motivos para irse a vivir a localidades más grandes, el hecho de contar con mayor actividad asociativa y cultural (21,5%), tener mayores oportunidades laborales (21,1%) y contar con mejores servicios sanitarios y asistenciales (20,4%).
Carolina Llaquet, presidenta de Fademur, la federación de asociaciones de mujeres rurales en Aragón, insiste en que las mujeres "somos plurales y diversas y el territorio aragonés es totalmente heterogéneo", pero reconoce que hay "retos comunes" por los que luchan en la asociación. "Es más difícil encontrar empleo por cuenta ajena en los pueblos que en las ciudades o cabeceras comarcales y eso lleva a que a muchas mujeres no les quede otro remedio que el emprendimiento", señala Llaquet, que denuncia igualmente la "carencia de servicios básicos y las dificultades para conciliar" como algunas de las cuestiones por resolver para las mujeres en el medio rural.
"Las dificultades para conciliar acaban frenando la trayectoria profesional y hay muchos pueblos en Aragón en los que no hay colegio, o comedor escolar, o guardería... Y así las cosas son mucho más difíciles que en las ciudades, porque los cuidados siguen recayendo principalmente en nosotras, por tradición o por responsabilidad", lamenta Llaquet. Esa "sobrecarga" invisible que suponen los cuidados acaba "lastrando" la proyección laboral y, a pesar de ello, también en Fademur constatan que cada vez son más las mujeres que deciden quedarse en sus pueblos.
"Hay mucho Aragón más allá de la Z-40"
"Estamos cada vez más formadas, más preparadas, con más deseo de permanencia, pero a veces nos vemos obligadas a marcharnos, principalmente, por la falta de empleo", añade Llaquet, que sí que celebra ese "cambio de tendencia" de que las mujeres prefieran que sus hijos se queden a vivir en sus pueblos "por la calidad de vida y la libertad respecto a la vida en la ciudad". "El cambio de tendencia ya se está notando y, según los datos del Ministerio de Reto Demográfico, desde 2018 los municipios de menos de 5.000 habitantes han ganado población femenina en España", celebra la presidenta de Fademur.
Con todo, la lista de retos pendientes es larga. Desde Fademur animan a los partidos aragoneses a aprobar el Estatuto de las Mujeres Rurales, pendiente de recibir la luz verde del Parlamento aragonés desde la pasada legislatura, ya que consideran que marcará "un antes y un después" en el reconocimiento de sus derechos. Además, reclaman que se les escuche, que no se diseñen políticas para las mujeres del medio rural sin contar con ellas y que se tenga en cuenta la casuística rural a la hora de impulsar proyectos y formación al emprendimiento. "Hay mucho Aragón más allá de la Z40 y hay mucho desconocimiento de nuestra situación por parte de la clase política", denuncia Llaquet, que pide que se les escuche no solo cada 15 de octubre, Día de la Mujer Rural.
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