Daniela, una empleada doméstica que ha sufrido explotación laboral en Aragón: "Denuncié por mi salud, no porque quisiese"
Más de 80 personas han sido identificadas como víctimas de maltrato en el trabajo este año en Aragón

Limpiadora organizando ropa / David Revenga
Daniela (nombre ficticio) es una de las 85 personas que este año ha conseguido alzar la voz y denunciar su caso de explotación laboral en Aragón, según ha informado este jueves UGT Aragón. Ella tenía un puesto en el ámbito sociosanitario en su país de origen, en América, hasta que por unos motivos o por otros tuvo que dejar allí a sus dos hijos y venirse a España. "Algunos venimos huyendo por la vida, no por necesidad económica", comenta la joven.
Su única opción laboral fue de cuidadora, en el sector doméstico, y no empezó con buen pie. "A los 15 días de empezar me lesioné. A partir de entonces, cada 15 iba para que me atendieran", comenta Daniela. Resultó que la familia para la que trabajaba no le dieron la atención "deseada" y le dijeron que tenía que seguir yendo a hacer su jornada, algo que le acabó afectando.
Conozco más casos de varias compañeras mías que llevan trabajando así aún más que yo, pero no quieren denunciarlo
"De tanto medicarme acabé desarrollando una gastritis. Hubo una vez que una vecina me encontró vomitando en el portal y tuvo que llamar a urgencias", a lo que añade que toda su medicación es "comprada", ya que "no tiene documentación española". Fue entonces cuando dice que le hablaron de UGT y decidió denunciar su situación, no porque "se atreviera sino por salud".
Ocho meses sin trabajar, pero con ayudas
Ya va a hacer casi un año desde que dejara su trabajo de empleada doméstica, en el cual "no le pagaron el último mes", hecho que le perjudicó en lo económico. "Yo ya había comprado dos billetes de avión para traer a mis hijos. Cuando dejé mi trabajo acabé en la calle sin nada, pero no podía devolver los billetes, el dinero no lo podía recuperar", explica Daniela.
La joven tuvo que ir llamando casa por casa de alguna de sus compañeras para "quedarse por unos días" y no dormir en la calle, algo que hizo por un tiempo. Fue más tarde cuando acudió al ayuntamiento para solicitar una ayuda para la vivienda, apoyo que se le concedió hace dos meses y en el cual se refugia ahora "mientras sigue buscando trabajo". "Yo no puedo trabajar de lo mío ahora mismo, estoy gestionando toda la documentación y homologación para volver a hacerlo", concluye.
Un perfil de víctima concreto
Estas querellas han llegado en la mayoría de casos de mujeres migrantes de América, que trabajaban en el sector doméstico o de cuidados y que se encontraban en una situación irregular, es decir, no tenían permiso de residencia en España. Antonio Ranera, de UGT, ha señalado que ante estas situaciones de necesidad muchos de los jefes o contratantes se aprovechan de ello, ya que "no les queda otra opción".
Entre otras condiciones que enumera Ranera están la ausencia de contratos, los horarios irregulares, la ausencia o escasa normativa de un protocolo de prevención de riesgos o plan de higiene y un salario menor al correspondido o retraso en los pagos.
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