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Contracrónica

El PP aragonés celebra su Halloween particular: los fantasmas de Vox y el trasvase se cuelan en su día grande

Los afiliados de la comunidad hacen piña en el Parque de Atracciones en una jornada en la que Feijóo y Azcón marcaron posiciones frente al PSOE y la ultraderecha

Feijóo y Azcón, este sábado en Zaragoza.

Feijóo y Azcón, este sábado en Zaragoza. / Jaime Galindo

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Zaragoza

No era un sábado cualquiera en el Parque de Atracciones de Zaragoza. El complejo, desde la entrada, estaba decorado con las habituales calabazas de Halloween. Los empleados, disfrazados, daban pequeños sustos a las familias que desafiaban al mal tiempo y se acercaban a pasar un día en familia. Aunque la familia más numerosa que había en las instalaciones se reunió en la carpa, donde el PP aragonés tuvo que celebrar su Día del Afiliado, incluyendo los discursos, la longaniza y la paella, ante el riesgo de tormenta.

La lluvia, eso sí, no aguó una fiesta en la que este año, a pocos días de Halloween, se les colaron dos fantasmas: Vox y el trasvase. Incluso algún concejal de la ultraderecha estaba de cuerpo presente, aunque en este caso lo hacía por motivos puramente de ocio, ajenos a la gran fiesta del PP. Ya en el acto, tanto Alberto Núñez Feijóo, el invitado estrella, como Jorge Azcón, intentaron espantar ambos entes, de forma más o menos explícita y cada uno en su estilo.

"Hemos puesto a los de Vox en la entrada o qué", se escuchaba decir a alguno de los militantes presentes, en tono jocoso tras la particular semana vivida en el Pignatelli. Porque, más allá de que el blanco principal de las críticas fuese Pedro Sánchez -no en vano, era el día grande del PP-, a nadie se le escapaban los últimos acontecimientos. La ultraderecha se ha marcado un órdago desde Aragón, renunciando siquiera a sentarse con su exsocio para negociar las cuentas, y desde Madrid, con Abascal anticipando futuribles cada vez más cercanos y señalando directamente a su viejo amigo Azcón, compañero de Nuevas Generaciones cuando el líder ultraderechista todavía vivía por y para el Partido Popular.

Y, en línea de las palabras lanzadas desde que el martes obligase a Vox a cesar al asesor de las proclamas fascistas -este, sin disfraz-, el presidente volvía a la carga al final de su discurso. Delante de Feijóo, quien le ha dado carta blanca para decidir si pulsa el botón electoral, Azcón reiteró que va a presentar los presupuestos y que, además, lo va a hacer ya. "Los mejores de la historia", según el barón aragonés. El recado a Vox, llegó justo después: "¿A qué juegan? Este es el Vox que quiere Pedro Sánchez", esgrimió, para después ser aún más claro, rehuyendo de la etiqueta de la derechita cobarde tan venerada por los de Abascal: "Gobernar es de valientes. Lo que es de cobardes es salir corriendo de un Gobierno".

Feijóo, mucho más suave en un discurso que no quería desviar de su principal objetivo, la Moncloa, no pronunció ni una sola vez la palabra Vox. Simplemente, dijo que él no se iba a equivocar de adversario. Y que cada cual que interprete lo que considere. Donde sí fue explícito fue en renegar del renacer del trasvase del Ebro, por cierto reivindicado por la formación ultra una y otra vez. En alguna ocasión, incluso desde Zaragoza.

Aunque, dentro del PP nacional, también hay voces en ese sentido, como la de la exjefa de Abascal, Esperanza Aguirre. "Para que quede claro, en Aragón no sobra agua", aclaró Feijóo, como anticipo de una promesa electoral que llegará en los futuros mítines electorales, para así desligarse de todo el revuelo generado por sus palabras en Murcia hace unas semanas, aplaudidas entonces por Azcón, gesto afeado por sus rivales políticos en el territorio. Porque el gallego se ha comprometido, desde Zaragoza, a no mentir a sus votantes. "Antes de dar mi palabra lo pienso bien. Si no, no la doy", había expresado minutos antes. Ahí queda, pues, la promesa de no resucitar el trasvase.

Y como la fiesta iba de invitados de fantasía, no podía faltar el que más hizo soñar a todos los zaragozanos, Nayim, con esa anécdota del humorista Javier Segarra, aplaudido cicerone y confundido con la leyenda ceutí por Pilar Alegría un día antes, en un encuentro casual que tuvieron en la capital aragonesa. Más lejos quedaba Teruel, esa "ciudad del amor" que Joaquín Juste usó para, en este caso, invocar al fantasma de Ábalos. "No se lo explicaron bien", lanzó, ante los aplausos y las carcajadas de los presentes.

En definitiva, la visita de Feijóo a Zaragoza, tierra que asegura "admirar" y de cuyas lindes destaca especialmente el Pilar y el Tubo en su cuenta de TikTok, sirvió para marcar posiciones. El líder nacional se llevó los elogios de Azcón y aprovechó para recordar que él será el candidato a las generales. El barón aragonés igualó en el tablero al PSOE de Alegría y a los de Nolasco, criticando su ya célebre "pinza" contra él. Y la alcaldesa, Natalia Chueca, metió el dedo en la llaga de los socialistas de la ciudad y se puso a disposición de Feijóo: "Querido presidente, cuando tú nos llames, estaremos preparados para pasar a la acción".

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