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A fondo | El relevo generacional, un desafío y una oportunidad

El comercio local no es solo una fuente de ingresos, sino también un elemento de identidad que favorece las relaciones

La calle Delicias de Zaragoza en una imagen de archivo.

La calle Delicias de Zaragoza en una imagen de archivo. / RUBÉN RUIZ

Vicente Gracía Forcén

ZARAGOZA

Nuestra bimilenaria ciudad de Zaragoza ha sido desde su fundación una ciudad eminentemente comercial, favorecida por su ubicación en las principales vías de comunicación de la península. A lo largo del tiempo, el comercio se ha extendido acompañando su crecimiento y expansión, gracias a la iniciativa de miles de comerciantes de diverso origen y procedencia que eligieron Zaragoza como lugar para establecerse. Este hecho contribuyó a que se desarrollase una ciudad de tipo mediterráneo, caracterizada por un extraordinario continuo comercial que da vida a sus calles.

Sin embargo, diferentes factores han puesto en riesgo esa continuidad comercial y, por ende, la existencia misma del comercio zaragozano. En primer lugar, la normativa legal —tanto autonómica, que ha favorecido la proliferación de grandes superficies, como municipal, que no ha contemplado en los nuevos desarrollos urbanos la tipología edificatoria con bajo comercial— ha dificultado la implantación del modelo tradicional de comercio de proximidad. A ello se suman la crisis económica de 2008, que provocó entre 2011 y 2015 el cierre de más de dos mil locales en los principales ejes comerciales, y la pandemia de 2020, que supuso la eclosión del comercio electrónico y la transformación de los hábitos de consumo. Todo ello ha dejado un panorama de locales vacíos, calles con menos vida y un sector cada vez más tensionado por las exigencias fiscales, laborales y administrativas.

Una consecuencia directa de esta situación es la dificultad de encontrar relevo generacional. Muchos comerciantes que durante décadas han levantado su negocio con esfuerzo y dedicación no encuentran quien continúe su labor. Los hijos, con frecuencia, optan por otras profesiones o se marchan fuera, lo que deja tras de sí un vacío económico y social. El comercio local no es solo una fuente de ingresos, sino también un elemento esencial en la identidad y el tejido urbano de la ciudad: da seguridad, crea comunidad y favorece las relaciones humanas.

Frente a esta realidad, emerge una nueva oportunidad: la llegada de comerciantes procedentes de otros lugares, muchas veces inmigrantes, que han visto en Zaragoza una ciudad abierta y acogedora para emprender. Estos nuevos empresarios no solo mantienen vivos los locales que de otro modo permanecerían cerrados, sino que aportan dinamismo, diversidad y nuevas formas de entender el comercio. En muchos casos, recuperan negocios tradicionales y los actualizan, introduciendo productos y servicios adaptados a los tiempos actuales, sin perder la esencia del trato cercano.

En un mundo que tiende a la uniformización, las ciudades que consigan preservar un tejido comercial diverso, con proyectos individuales y personales, serán las más atractivas tanto para el visitante como para el residente. El pequeño comercio representa autenticidad, sostenibilidad y cercanía. Poder realizar las compras diarias sin necesidad de grandes desplazamientos no solo ahorra tiempo, sino que también contribuye a la reducción de emisiones y al fortalecimiento de la vida de barrio.

Desde ECOS llevamos años trabajando para que Zaragoza siga siendo una ciudad viva y comercialmente activa. Uno de los programas más destacados es NILSA (Ningún Local Sin Actividad), que actualiza periódicamente el censo de locales vacíos y analiza el índice de actividad económica y el mix comercial de las diferentes zonas. A través de este programa, ofrecemos información, asesoramiento técnico y apoyo a empresarios que desean ampliar su actividad o a emprendedores que buscan su primera oportunidad. Nuestro objetivo es claro: reducir el número de locales vacíos y fomentar la creación de nuevas empresas.

Relevo generacional

Otro ámbito de actuación fundamental es el relevo generacional, en el que acompañamos, asesoramos y apoyamos técnicamente a las familias y empresarios que buscan garantizar la continuidad de sus negocios. No se trata solo de un trámite económico o legal, sino de preservar una historia, una tradición y un servicio al ciudadano. Cada comercio que logra mantener su actividad es una pequeña victoria colectiva frente al anonimato de la globalización.

Zaragoza tiene ante sí un reto, pero también una oportunidad. Si somos capaces de combinar los conocimientos de los comerciantes experimentados con la energía emprendedora de quienes llegan, podremos construir un modelo comercial más resistente, innovador y humano. La ciudad necesita de todos para seguir siendo ese espacio de encuentro, cercanía y vida que siempre ha caracterizado a sus calles.

Ahora bien, afrontar la falta de relevo generacional requiere una respuesta coordinada. No basta con la buena voluntad de los empresarios o las asociaciones. Es necesario que las administraciones públicas reconozcan el valor estratégico del comercio local e impulsen políticas activas de apoyo al emprendimiento comercial. Esto implica incentivos fiscales, ayudas a la digitalización, reducción de trámites burocráticos y formación específica en gestión y sucesión empresarial.

Por otro lado, sería deseable que desde los centros educativos y de formación profesional se fomentara la cultura emprendedora vinculada al comercio. El sector ofrece un amplio abanico de oportunidades para jóvenes con talento, creatividad y capacidad de relación. Convertir el comercio en una opción atractiva para las nuevas generaciones pasa por mostrarlo como un espacio de innovación y progreso, no como un modelo del pasado.

También la sociedad desempeña un papel clave. Cada compra en el pequeño comercio es un acto de apoyo al barrio, al empleo y a la economía local. La responsabilidad compartida de consumidores, empresarios y administraciones puede marcar la diferencia entre una ciudad con vida en sus calles o una urbe uniformada, sin alma ni identidad.

El futuro del comercio zaragozano, como el de muchas ciudades europeas, dependerá de nuestra capacidad para adaptarnos sin perder la esencia. Apostar por el relevo generacional, por la integración de nuevos comerciantes y por la modernización sin renunciar a la proximidad, es apostar por una Zaragoza más humana, más sostenible y más viva.

Vicente Gracía Forcén, Secretario General ECOS

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