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Los tres perfiles de jóvenes en Aragón: estos son los obstáculos que encuentran para acceder a la vivienda

Casi la mitad (49%) se reconoce esperanzado de cara al futuro, mientras que un 36% es expectante

Varios jóvenes en el campus San Francisco de Zaragoza.

Varios jóvenes en el campus San Francisco de Zaragoza. / EL PERIÓDICO

Ana Lahoz

Ana Lahoz

Zaragoza

A lo largo de las 120 páginas que configuran el informe 'GenZ 2035 Futuro en construcción: retrato de la juventud aragonesa', presentado este miércoles por la Fundación Basilio Paraíso en Zaragoza, son varias las perspectivas que se analizan sobre la percepción de los jóvenes sobre el Aragón del futuro.

El estudio, elaborado por el investigador principal del Grupo de Investigación Sociedad, Creatividad e Incertidumbre (Gisci), David Pac, determina que entre la juventud aragonesa hay tres perfiles: los esperanzados, los expectantes y los desencantados. ¿Qué rostro tiene cada uno de ellos?

Según la encuesta, realizada a 900 jóvenes de entre 16 y 35 años, casi la mitad (49%) se reconoce esperanzado de cara al futuro, mientras que un 36% se declara expectante y un 14% abiertamente desencantada.

-Los esperanzados suelen ser hombres jóvenes, de 24– 25 años, procedentes de municipios medios (mayor presencia en la provincia de Teruel), estudiantes o con estudios medios; de clase social media y que todavía vive con sus progenitores o tutores legales.

-Los desencantados son, en su mayoría, mujeres, sobre los 27 años de edad, residentes en Zaragoza, con estudios universitarios, de clase social media-baja o baja y emancipada.

-Los expectantes combinan ambos géneros; rondan los 25 años; tienen estudios superiores; trabajan; pertenecen a clases altas o medias-altas y todavía no se han emancipado. Este perfil se da por igual en las tres provincias (con algo de mayor presencia en Huesca).

Son muchos los retos a los que se enfrenta la juventud. Uno de ellos, de los más importantes, es el acceso a la vivienda. El informe refleja los obstáculos que se encuentran para encontrar un lugar en el que vivir. El primero de ellos es el precio de la vivienda. "Destacan sobre los demás los precios de compra (91,7%), que se convierte en el mayor obstáculo para tener acceso a la vivienda, seguido de la falta de salarios suficientes para ser independientes (90,9%), los precios para alquilar (89,4%) y la falta de empleos estables (88,7%)", reza en el informe.

Atendiendo a los grupos de jóvenes, los esperanzados dan mayor importancia que el resto a la escasa oferta de viviendas para alquilar y la falta de ayudas públicas para acceder a una vivienda. "Casi todos coinciden en identificar los obstáculos para el acceso a la vivienda que tienen (y tendrán) como población joven en la encrucijada de sus procesos de emancipación", recalca el documento.

Respecto a comprar un piso, es considerado un problema “muy” o “bastante importante” en el futuro según la opinión del 94,3% de los encuestados de clase alta o media-alta, mientras que solo el 85,8 % de sus coetáneos de clase baja o medio-baja piensan lo mismo.

¿Cómo es el lugar ideal para vivir?

Los jóvenes, de cara a organizar su proyecto vital, también valoran otros aspectos. Los que más señala la mayoría de ellos (66,8%) es poder vivir en un sitio que disponga de espacios públicos (parques, plazas, etc.). Otros aspectos a los que les otorgan cierta importancia para encontrar su lugar ideal son, en orden de preferencia, la presencia de instalaciones deportivas (49,0%), de personas de sus mismas edades (44,4%) y de bares y cafeterías variados (43,5%), tal y como se desprende del informe.

Otros recursos señalados por los jóvenes son tener cerca centros de estudios y bibliotecas (34,1%), una buena cobertura de las redes wi-fi (30,9%), salas de cine y teatro (27,9%), una agenda cultural variada de eventos y exposiciones (26,0 %) y, en menor medida, unas iniciativas ligadas al medio ambiente (excursiones, acampadas en la naturaleza, etc.) (24,7 %).

"Todos estos datos llevan a concluir que la juventud aragonesa percibe el acceso a la vivienda como un obstáculo casi estructural, marcado por precios inasumibles, salarios bajos y empleo inestable. No hay grandes diferencias entre grupos sociales o tipos de jóvenes: todos identifican el mismo bloqueo", apunta el estudio.

"Incluso entre los de clase media o alta reconocen que la vivienda se ha convertido en un bien difícil de alcanzar, ya sea por precio o por falta de oferta. Aun así, los datos muestran que los jóvenes no solo piensan en tener casa, sino en dónde y cómo vivir: buscan entornos con espacios públicos, vida comunitaria y servicios básicos, más que ocio o consumo", añade.

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