Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Ahmed Younoussi, el menor migrante que se convirtió en actor llega a Zaragoza: "No creo que a España le venga grande acoger a 1.000 menores"

El actor, de 34 años, participa este jueves en un acto sobre infancia migrante con la ministra de Infancia, Sira Rego, en la facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza

Ahmed Younoussi, actor hispano marroquí que llegó a España como menor no acompañado a los 9 años

Ahmed Younoussi, actor hispano marroquí que llegó a España como menor no acompañado a los 9 años / El Periódico de Aragón

Laura Carnicero

Laura Carnicero

ZaragozaPart

Ahmed Younoussi (Marruecos, 1990) fue uno de esos menores migrantes no acompañados que llegó a España huyendo de una situación de violencia y dolor en su casa, en Marruecos. Atravesó la frontera española cuando tenía "ocho o nueve años" y, más de dos décadas después, tiene su vida hecha en España, con un hijo que ahora tiene la edad que él tenía cuando llegó a suelo español.

Después de triunfar cono actor en conocidas series de televisión como El Príncipe y contar su historia en las tablas del teatro de la mano de Sergio Peris-Mencheta en la obra 14.4, este jueves compartirá su historia de la mano de la ministra de Infancia, Sira Rego, en un acto organizado en la facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza de la mano de la Diputación Provincial de Zaragoza.

"Veo muy importante hablar de quiénes somos los menas, porque estamos pasando por una época complicada por los bulos que estamos viendo en las redes y eso llega de primera mano a la juventud de nuestro país. Creo que es importante participar en este tipo de espacios donde podamos hacer entender a la sociedad quiénes son estos chicos y chicas no acompañadas que vienen a nuestro país", explica, al otro lado del teléfono, anticipando los objetivos de la conversación que mantendrá esta tarde, a las 18.00 horas, bajo el título 'Hablemos de infancia migrante no acompañada', en el salón de actos de la facultad de Educación.

Su historia es la de otros muchos, aunque como en todos los casos, con un sello personal. "Por fortuna o por desgracia, entré en España con 8 o 9 años. Tuve una infancia conflictiva, desagradable, me tuve que ir muy pronto de mi casa y así se me presentó la vida. Mi intención solo era salir de ahí y tirar para adelante y para adelante", confiesa, reconociendo que su "sueño inicial" no era llegar a España, sino escapar de una situación de violencia que le atenazaba.

Escapando de ese drama, le tocó "malvivir un año en la calle en Tánger". "Eso también me sirvió para aprender muchas cosas de otros niños como yo, y conocerme", reconoce.

Aunque en su trayectoria asegura que no ha recibido "rechazo por parte de la sociedad española", pero asegura que "una minoría de este país infravalora a estos chicos". "Eso sí, también hay una red muy grande de personas que se vuelcan y dan todo su amor y su apoyo a estos niños", afirma.

Este fue su caso. Fue acogido por parte de su tutor, Borja, y pudo estudiar y forjarse una carrera también como actor. "Mi caso es extraordinario, pero conozco a muchos chicos que llegaron como yo, que hemos sido acogidos y ahora trabajamos, cotizamos y aportamos a nuestro país. Hay muchos que están trabajando y no tienen mi altavoz. Hay muchos más chicos rehabilitados que dando problemas en la calle", defiende.

Frente a los discursos de odio que claman, desde Vox, por "devolver a los menores con sus padres", asegura que "es muy fácil de decir, pero la devolución hay que hacerla atendiendo a la situación de la familia. Y hay veces que se han devuelto, y han vuelto a salir porque su situación era terrible. Eso solo consigue aumentar los traumas de los niños", añade.

Frente a quienes defienden que "no hay recursos" para acoger a más menores migrantes en lugares como Aragón, Ahmed Younoussi asegura que es "un discurso barato que interesa a Vox y a partidos similares". "No creo que a España le venga grande acoger a 1.000 o 2.000 menores migrantes. Es un país con un sistema de protección de la infancia muy consolidado", considera. Y avisa: "los relatos de odio tienen un hueco y me parece un acto inmoral utilizar a menores para ganar votos". "No es la realidad que todos sean delincuentes, me parece una estrategia política sucia y pobre intentar generar odio entre su propio pueblo: es muy triste", insiste.

A sus 35 años, con un hijo de 9, ve con perspectiva la que fue su infancia. "Mi hijo tiene ahora la edad que yo tenía cuando vine solo a España, y yo a mi hijo no le dejo ni cruzar solo la calle (sonríe). Los niños y niñas de todo el mundo se merecen una infancia bonita y se merecen que cuiden de ellos. A esta vida no se puede venir a sufrir", concluye, a pocas horas de compartir su experiencia con el auditorio de la facultad de Educación.

Tracking Pixel Contents