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Ser madre a los 40: cómo afecta la edad en la fertilidad

El doctor Antonio Urries, director de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza, aporta luz sobre cuestiones en torno a la maternidad en edades más avanzadas

El número de mujeres que desean ser madres con más de 40 años ha aumentado.

El número de mujeres que desean ser madres con más de 40 años ha aumentado. / Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza

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Zaragoza

En España, el número de mujeres que desean ser madres con más de 40 años ha aumentado de forma significativa. De este modo, el porcentaje de nacimientos con madres que superan esta edad se ha multiplicado por seis en los últimos 30 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Una realidad en la que ha influido el estilo de vida, entre otros factores.

En este contexto y teniendo en cuenta que el ser humano está biológicamente preparado para tener descendencia en el primer tercio de la vida, es importante saber que la edad influye en la capacidad reproductiva. “Hasta los 30 años la tasa de fertilidad de una mujer es del 25%. Desde este momento, disminuye a un 20% y, después de los 40, comienza a sufrir un rápido descenso hasta el 5%”, explica el doctor Antonio Urries, director de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza.

Esta drástica caída a partir de los 35 años se debe a que la reserva ovárica comienza a agotarse, generando una disminución en el número y la calidad de los óvulos que produce. Como consecuencia, la dificultad para conseguir un embarazo aumenta, junto a un incremento de abortos tempranos y un mayor riesgo de que el bebé pueda presentar alteraciones genéticas. Además, la madre tendrá más probabilidad de padecer diabetes gestacional, hipertensión o un parto prematuro.

Cuándo ir a la consulta

En general, se recomienda visitar al especialista después de 12 meses intentando un embarazo. Pero, en el caso de pacientes de más de 35 años, es aconsejable ir a los seis meses o, incluso, en el inicio de plantearse la descendencia”. “En este sentido -continúa Urries-, hay que tener en cuenta que, a partir de los 40 años, cualquier mes que pase puede ser determinante”.

El estudio de fertilidad básico para las mujeres incluye una exploración ginecológica con ecografía transvaginal y recuento de folículos antrales. A su vez, se complementa con una analítica para valorar los niveles de las hormonas reproductivas, la antimulleriana (marcador de la reserva ovárica), pruebas serológicas y un estudio de cariotipo.

Tratamientos de reproducción asistida

En función de la situación personal de cada paciente, existen diversas opciones y terapias. Para una mujer de más de 40 años que tenga problemas de fertilidad, si aún existe reserva ovárica, se recomienda realizar un ciclo de fecundación in vitro y aplicar estudios genéticos sobre los embriones obtenidos para asegurar que tienen una carga genética correcta. “En fertilidad natural la tasa de gestación por ciclo ovulatorio es de un 10%, pero un 40% de dichos embarazos finalizan en aborto”, señala el especialista. “Los resultados mejoran cuando se aplican técnicas de reproducción asistida si se obtienen embriones de calidad suficiente para poder llevar a cabo un estudio genético preimplantacional previo y estos cuentan con una carga genética adecuada. La probabilidad de embarazo puede superar entonces el 50%. No obstante, hay que tener en cuenta que, a estas edades, no siempre encontramos embriones de esas características”, añade.

En el caso de que no haya posibilidad de obtener óvulos, se aconseja recurrir a bancos de óvulos de donantes jóvenes. Para Urries, “esta opción es la más habitual”, ya que supone el 80% de los ciclos realizados en mujeres de más de 40 años debido a su mayor eficacia. En estos procesos, la tasa de gestación por ciclo supera el 50% y las de aborto se reducen a menos de un 20%.

Por otro lado, en embarazos con óvulos que no sean de donante, es imprescindible incrementar el control con el fin de disminuir los riesgos que puede conllevar. Considerando esto, el doctor indica que, “por prevención, es necesario realizar ecografías diagnósticas y estudios genéticos prenatales que permitan detectar cualquier alteración genética en el bebé originada por la baja calidad ovocitaria”.

Planificar la maternidad

Con respecto a la vitrificación de óvulos, si se tiene claro que se va a retrasar el momento de ser madre hasta edades superiores a los 40 años, puede ser una opción recomendable. En este sentido, el doctor Antonio Urries señala que “cuanto antes se lleva a cabo la preservación, mejor”. “Concretamente -continúa-, se aconseja antes de los 35 años. No obstante, es importante aclarar que no es una garantía de embarazo, ya que, hasta que no se desvitrifican los óvulos para su uso, es imposible conocer su capacidad reproductiva. Por ello, aunque sea una opción de futuro, siempre debe considerarse como una posibilidad y no como una garantía”.

Cómo influye el estilo de vida

Los hábitos de vida afectan en la fertilidad en todas las edades y, en especial, esto se hace más determinante a partir de los 35 años. Algunos factores como el tabaquismo, el abuso del alcohol, la obesidad, el bajo peso, las dietas descompensadas y la exposición a ambientes con presencia de pesticidas, disruptores endocrinos o radiaciones tienen un efecto negativo sobre la capacidad reproductora.

Por estos motivos, se recomienda dejar el tabaco y el alcohol, mantener un índice de masa corporal saludable, revisar la dieta y, si es necesario, suplementarla con complementos alimenticios, como el ácido fólico y la vitamina D.

Atención multidisciplinar

La Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Quirónsalud Zaragoza ofrece un servicio multidisciplinar con una alta especialización de los profesionales en embriología clínica, ginecología y obstetricia, andrología, psicología, endocrinología y análisis clínicos. Esto permite llevar a cabo un abordaje integral de cada caso por parte de las diversas áreas. Asimismo, el centro considera fundamental una atención personalizada, en la que las pacientes son conscientes desde el primer momento de sus opciones. Además, cuenta con una Unidad de Psicología especializada en procesos de reproducción asistida.

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