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El cielo de Aragón nunca duerme: más de 2.000 aviones sobrevuelan la comunidad cada día

Casi el 90% de los vuelos son internacionales y enlazan aeropuertos europeos

Un radar de aviones, en este caso de Barajas, como el que el gestor Enaire tiene instalado en Monflorite.

Un radar de aviones, en este caso de Barajas, como el que el gestor Enaire tiene instalado en Monflorite. / Rafael García Sánchez

Zaragoza

Aragón siempre ha sido un territorio de paso. Una tierra situada en el centro de todos los mapas, cruce de caminos entre el Cantábrico y el Mediterráneo, entre el norte y el sur de la península, pero también una puerta abierta hacia Europa. Un privilegiado nudo de comunicaciones por el que, desde antiguo, han pasado mercancías, viajeros y culturas. Hoy lo sigue siendo, con una ubicación geoestratégica que ha catapultado a la comunidad al liderazgo en el mundo de la logística. Pero ese tránsito no solo discurre por sus carreteras o líneas de tren, sino también por el aire.

Aragón es también un lugar de paso en el cielo. Lo saben bien en sus pueblos, donde las noches despejadas dejan ver las luces de los aviones dibujando líneas silenciosas sobre el firmamento. Son rastros fugaces que cruzan el horizonte, rumbo a otros destinos, testigos de un tráfico constante e invisible que hace del aire aragonés una autopista europea.

Mientras se escriben estas líneas, más de 20 aviones sobrevuelan la comunidad. A once mil metros de altura, un Boeing 737 procedente de Oporto y con destino Milán, operado por Ryanair, traza su estela blanca sobre el Pirineo. Por el sur, sobre la provincia de Teruel, un Airbus A320 de Tui avanza desde Bruselas hacia Alicante, mientras que, al oeste de Zaragoza, un Air China que partió de Pekín se aproxima a Madrid tras casi doce horas de vuelo. Ninguno de sus pasajeros sabe que, durante unos minutos, cruzan el corazón de Aragón.

Los cielos de Aragón son una autopista aérea invisible. Cada día, más de 2.000 aviones cruzan su espacio aéreo rumbo a destinos europeos o nacionales, según los datos facilitados por Enaire, el gestor de la navegación aérea en España. Solo en julio de este año, 67.500 vuelos sobrevolaron la comunidad, lo que equivale a una media de 2.177 operaciones diarias, un 5% más que el año anterior.

Aunque el territorio aragonés no concentra un tráfico comercial intenso en sus aeropuertos –el de Zaragoza especializado en carga; el de Teruel, centrado en almacenamiento, reparación y mantenimiento de aviones; y el de Huesca, con una actividad residual en vuelos comerciales y enfocado en aviación deportiva y formación–, su posición geográfica en el corazón del valle del Ebro lo convierte en un corredor estratégico entre el centro y el este peninsular y las principales rutas que conectan Europa con el norte de África.

Control compartido

El espacio aéreo superior de Aragón está gestionado por dos de los cinco grandes centros de control de Enaire: el de Madrid y el de Barcelona. El primero, sede de la región centro-norte, coordinó en julio 123.583 vuelos, un 4,6% más que en 2024. El segundo, correspondiente a la región este, gestionó 126.869 vuelos, con un aumento interanual del 3%.

Entre ambos centros suman más de 1,4 millones de operaciones en lo que va de año, un incremento superior al 5% respecto al mismo periodo de 2024. Una parte significativa de ese tráfico atraviesa los cielos aragoneses en dirección a los principales aeropuertos del continente.

Las 17 aerovías que cruzan Aragón transportan vuelos con procedencias y destinos tan dispares como Italia, Reino Unido, Alemania, Suiza, Portugal, Holanda o Grecia. Solo el 11% de las operaciones que pasaron sobre la comunidad fueron de carácter nacional.

Huesca, pionera por satélite

Las rutas más frecuentes son reflejo de esa red internacional: Madrid–Roma, Madrid–Múnich, Madrid–Milán, Londres–Alicante, Ámsterdam–Valencia o París–Barcelona. También hay tráfico interno, con trayectos entre Madrid y Barcelona o incluso vuelos de instrucción desde el aeropuerto de Zaragoza o el de Huesca-Pirineos, donde operan aeroclubes.

Precisamente el aeropuerto oscense ha sido el escenario del último proyecto de modernización impulsado por Enaire en Aragón. En cumplimiento de la normativa europea sobre Navegación Basada en Prestaciones (PBN), el gestor implantó a finales de 2024 nuevas maniobras de aproximación y salida basadas en navegación por satélite (GNSS).

Estas operaciones mejoran la precisión y seguridad de los vuelos, reducen el consumo de combustible y disminuyen el impacto ambiental. La gestora del espacio aéreo español planea extender este tipo de procedimientos a otros aeródromos españoles en los próximos años.

El control y vigilancia del espacio aéreo sobre Aragón depende de una red de radares, antenas y nodos de comunicación distribuidos por toda la comunidad. Enaire cuenta con radares en Monflorite (Huesca) y Inogés (Zaragoza) –este último de uso militar–, así como con estaciones ADS-B y VOR/DME en Zaragoza, Huesca, Calamocha y Maella, y NDBs en Zaragoza y Torralba de Aragón.

Estas infraestructuras se integran en Redan, la red de datos de navegación aérea de España, que transmite en tiempo real la información entre controladores y pilotos. Aragón dispone de nodos de comunicaciones en Zaragoza, Huesca, Calamocha, Maella, Torralba e Inogés, lo que garantiza cobertura y redundancia en toda la región.

El constante paso de aeronaves convierte a Aragón en una pieza clave del puzle aéreo europeo. Miles de pasajeros sobrevuelan la comunidad sin saberlo, en vuelos que cruzan la península de norte a sur o de este a oeste. La modernización tecnológica y la coordinación entre centros de control permiten que ese tráfico intenso fluya con precisión milimétrica. Los controladores gestionan cada vuelo como si fuera un eslabón de una cadena invisible, sincronizada a más de 10.000 metros de altura sobre los Monegros, el Moncayo o el Pirineo.

Y mientras los aviones cruzan sin pausa los cielos aragoneses, abajo, el paisaje permanece sereno. Solo los radares y las antenas saben que, sobre esa calma aparente, Aragón es cada día una de las rutas más transitadas de Europa.

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