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El autobús de Zaragoza pone fecha al adiós definitivo de la tarjeta bus de Avanza tras 21 años de servicio

La nueva contrata fija para 2030 su desaparición en tres años que serán de transición, casi los mismos que tuvo esta en 2004, cuando se implantó, y que sirvió para que en septiembre de 2006 desapareciera el bonobús de cartón tras 23 años activo en la ciudad.

David López

David López

Zaragoza

La nueva contrata del autobús urbano de Zaragoza tiene previsto un paso histórico en la historia del transporte público en la ciudad. La tarjeta bus de Avanza va a decir adiós tras más de dos décadas de servicio a los usuarios y ya tiene fecha para su sustitución: el año 2030. Así figura en los pliegos de condiciones del contrato que está ahora en licitación pública, al igual que el coste de su sustitución, 500.000 euros, pero después de muchos intentos fallidos en el pasado, esta adjudicación parece que supondrá su despedida definitiva a una tarjeta que marcó un antes y un después en la explotación del servicio público y que quizá muchos hoy no recuerden cómo se implantó, cómo se hizo y para qué. Pero este paso supone el final a su existencia cuando vaya a cumplir 26 años operativa.

La historia de la tarjeta bus se remonta a julio de 2004, cuando el entonces alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y su teniente de alcalde de Servicios Públicos, Carmen Dueso, hoy diputada en las Cortes por el PSOE, lanzaron la puesta en funcionamiento de esta tarjeta bus que iba a sustituir al tradicional bonobús de cartón. Este ponía rumbo a su adiós entonces, que no llegaría hasta el 15 de septiembre de 2006 de forma definitiva, después de estar funcionando otras más de dos décadas en el autobús de la ciudad. Concretamente se puso en marcha en 1983 y desapareció 23 años después con la implantación definitiva de esta tarjeta bus que expedía TUZSA, actualmente rebautizada como Avanza Zaragoza.

Y es que el objetivo principal de la llegada de aquella nueva tarjeta bus era el de potenciar los transbordos. Con ella, se le ofrecía al usuario la oportunidad de hacer transbordos. Concretamente, todos los que quisiera el viajero con la única limitación de tener que hacerlo en el plazo máximo de 60 minutos. Y no le salió mal la jugada al Ayuntamiento de Zaragoza, ya que en el primer año aumentó el número de usos del autobús en 6 millones de desplazamientos más. Era un año en el que con menos líneas que ahora se movían cada año 117 millones de viajeros. Antes de la llegada de la tarjeta bus eran 111 millones, así que se incrementó en un 5,4% cuando ya era el 90% de los pasajeros los que recurrían a este nuevo dispositivo.

La tarjeta bus sustituyó al bonobús de cartón, creado en 1983 y que desapareció en septiembre de 2006.

La tarjeta bus sustituyó al bonobús de cartón, creado en 1983 y que desapareció en septiembre de 2006. / Avanza Zaragoza

Tampoco recordarán muchos zaragozanos que aquella transición del bonobús de cartón a la tarjeta bus tardó más de dos años en realizarse. En julio de 2004 se anunciaba su puesta en funcionamiento, con una primera implantación en la margen izquierda del Ebro, concretamente en aquella lanzadera C-2 que conectaba el Arrabal con Parque Goya. Solo siete líneas podían hacer transbordo con ella: la 20, 23, 29, 35, 42, 43 y 44, y para sus usuarios fue toda una revolución su aparición.

Nueva mentalidad

Acostumbrados a una forma de validar en la que las máquinas engullían un trozo del bonobús de cartón e imprimían en tinta los detallas del viaje realizado cada vez que subían a un autobús, se pasó a usar una tarjeta que solo había que acercar a una máquina para que marcara el inicio del viaje, que además no le cobraba un segundo desplazamiento si al bajar cogían otro bus si había pasado menos de una hora respecto de la anterior validación. Era una novedad que poco a poco fue transformando la mentalidad de los usuarios, que abrazaron el cambio sin rechistar y condenaron al viejo bonobús de cartón a convertirse en una pieza de coleccionista. Solo en una semana se vendieron más de 1.600 tarjetas bus, hoy son varios millones de tarjetas las que se han expedido en Zaragoza.

Primero en el Actur, Arrabal y Picarral en ese verano de 2004 para que en febrero de 2005 se extendiera a toda la ciudad y el resto de líneas. Hasta que el 3 de septiembre de 2006 se dejaron de vender en los quioscos los tradicionales bonobuses de cartón y el 15 de septiembre, doce días después, ya no se podía subir al autobús usando este. Esta forma de pago que durante 23 años había habitado en los bolsillos y bolsos de los zaragozanos y aragoneses que venían a la capital, con fundas de plástico a la medida o diseños curiosos y llamativos relacionados con el transporte público, la ciudad y sus barrios, desaparecía del servicio.

¿Y cómo se hizo la transición? Pues el ayuntamiento y TUZSA instaron a los usuarios a acudir a las oficinas de la empresa en el Centro Comercial Independencia, más conocido como El Caracol, para que portaran sus viejos bonobuses aún con viajes sin gastar y así se les recargaran en la nueva tarjeta bus que le sustituía. Largas filas se registraron para hacerlo, sobre todo cuando su validez en el servicio tocaba a su fin e incluso después. Todos abocados a una tarjeta plastificada que ahora se iba a poder recargar en máquinas, con una recarga mínima de 5 euros entonces y hasta un máximo de 60.

Funcionaba como una tarjeta monedero de las que llevan más de dos décadas implantadas en este y otros servicios, con posibilidad de transbordo y más duraderas. Pero con un coste adicional que se les prometía que sería retornable y que ahora, con el adiós de la tarjeta bus de Avanza, habrá que ver cómo se gestiona esa devolución. Porque la tecnología actual permite fácilmente recargar las nuevas tarjetas ya existentes y en servicio que no son de Avanza, la Tarjeta Ciudadana de Zaragoza o la Lazo creada por el Consorcio de Transportes de Zaragoza (CTAZ) fácilmente, pero esto de devolver esos dos euros con las miles de tarjetas que hay expedidas y en vigor en la ciudad... Toda una incógnita por resolver, porque tendrá un coste elevado afrontar ese retorno después de más de dos décadas expidiendo tarjetas en la ciudad.

Haciendo un análisis más en profundidad de las similitudes de aquella transición y la actual, se da la circunstancia de que 21 años después de su implantación, resulta que el precio por viaje de la de 2004 y el que tiene ahora en 2025 es prácticamente el mismo. Aunque tiene truco. Entonces se puso en marcha con una tarifa de 46,5 céntimos de euro por desplazamiento con transbordos ilimitados, igual que tenía el bonobús de cartón con solo diez viajes y sin posibilidad de transbordar. Hoy cuesta casi lo mismo en el autobús actual. Pero es que el precio actual está bonificado, por el Ministerio de Transportes y el Ayuntamiento de Zaragoza, que son los que costean una subvención del 50% sobre el precio real. Así que se podría decir que se ha duplicado en realidad, aunque a efectos prácticos sea el mismo para el usuario. Ya se verá si la actual bonificación se mantiene en 2030 cuando la tarjeta bus de Avanza desaparezca.

También se produjo un cambio de mentalidad histórico con la puesta en marcha de los transbordos. En solo un año se detectó que el 10% del total de viajes mensuales, 1,2 millones en enero de 2006, ya correspondían a trayectos que se hacían usando esta fórmula que no implicaba un precio adicional en el coste del billete. Hoy este indicador se ha multiplicado.

Pero si atendemos a los resultados actuales, es todavía llamativo que la tarjeta bus sigue siendo la más utilizada por los usuarios del transporte público, ya no solo del bus, sino también del tranvía, un medio de transporte que a partir de 2011 empezó a restar viajeros al bus, aunque juntos suman cifras históricas año tras año en Zaragoza, y que ha adaptado este medio de pago, al igual que todas las tarjetas operativas, a los dos servicios. Pero es que en el bus la tarjeta de Avanza aún hoy, casi 20 años después de que se implantara definitivamente, sigue siendo la más usada.

Lo demuestran las cifras oficiales. En 2024, último año del que hay datos completos, registró 61.942.026 validaciones hechas con esta tarjeta bus de Avanza, sobre un total de 94.450.219 que se dieron en esos doce meses. Y de ellas, hasta 11.213.035 pertenecían a transbordos gratuitos, es decir, diez veces más que en el primer año de su implantación definitiva, en 2006. Y si nos atenemos a la demanda de este medio de pago, la concesionaria expide cada año unas 90.000 tarjetas nuevas y solo en 2024 se realizaron un total de 2.447.564 recargas. Es decir, su desaparición se asemejará a la que tuvo en su día el bonobús de cartón, que salió de los hogares siendo un artículo de primera necesidad para convertirse en pieza de coleccionista.

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