COLABORACIÓN

Salud mental y realidad

MANUELA NAVARRO CATIVIELA

Trabajadora Social Recursos de Salud Mental Cinco Villas. ARCADIA-Fundación Agustín Serrate

Los problemas de salud mental son más comunes de lo que imaginamos. Las enfermedades mentales, al igual que las enfermedades físicas, pueden afectar a cualquier persona.

Todos somos diferentes, únicos y especiales; sin embargo, a veces a algunas personas se les excluye por su raza, género, orientación sexual, discapacidad… Esta exclusión conlleva sentimientos negativos que condicionan a no buscar ayuda y alejarse todavía más de los demás.

Cuando nos referimos a determinadas realidades como es el caso de la salud mental, estas actitudes negativas, nos llevan a ignorarlos fomentando el estigma y la exclusión social, contribuyendo a la reducción de esa persona a un estereotipo.

El lenguaje es muy importante. Palabras como: «psicótico», «perturbado», «loco» o «demente» reducen a la persona a términos tan simples y dañinos, que en la sociedad se construyen barreras para separarnos a los «cuerdos» de los «locos». Es importante cuidar las expresiones que utilizamos al hablar o en las redes sociales, porque pueden marcar la diferencia entre la aceptación o no del otro. Por este motivo hace tiempo que utilizamos el término de «trastorno mental» en vez de hablar de «loco», porque nadie se define sólo por su condición de salud, el ser humano es mucho más.

Al utilizar un lenguaje claro y al exponer los hechos más ajustados con la realidad que estamos contando estamos contribuyendo a evitar la estigmatización.

Otro aspecto que nos lleva al mantenimiento de los estereotipos y la estigmatización es la asociación de la enfermedad mental con los actos delictivos. Solo entre un 3 y un 5 por ciento de los actos violentos que ocurren en la comunidad son atribuibles a enfermedades mentales (según un estudio publicado en el Harvard Review of Psychiatry en la que se aborda la relación de la violencia y las enfermedades mentales). La mayoría de las personas que cometen delitos o agresiones graves contra objetos o contra otras personas no padecen un trastorno mental. Muchas veces establecemos una relación directa entre psicopatología y agresividad porque en los propios diagnósticos que realizan los profesionales se especifica la existencia de comportamientos violentos o agresivos. Pero la realidad es que en la mayoría de los casos las personas con trastorno mental son más víctimas que agresores.

Todo esto viene a corroborar lo desconocido que son los trastornos mentales aún hoy en día y lo alejados que estamos de la realidad. Desmontar estas creencias erróneas ayuda a romper el estigma y abre la puerta a solicitar ayuda cuando alguien lo necesite.

Tracking Pixel Contents